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Inauguración de la quinta reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible

7 de marzo de 2022|Discurso

Palabras de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.

Palabras de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en la inauguración de la quinta reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible

Lunes 7 de marzo, 2022

 

Excelentísimo señor Carlos Alvarado, presidente de la República de Costa Rica,

Querida Amina Mohammed, Vicesecretaria General de las Naciones Unidas,

Estimado Rodolfo Solano, ministro de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica,

Señoras y señores cancilleres y vicecancilleres,

Estimadas autoridades de los Estados miembros de la CEPAL,

Representantes del cuerpo diplomático,

Colegas de las Agencias Fondos y Programas de Naciones Unidas presentes en America Latina y el Caribe y de organismos internacionales,

Queridos coordinadores residentes de las Naciones Unidas en la región, 

Saludo a los representantes de las organizaciones de la sociedad civil,

Queridas y queridos colegas de la CEPAL,

Amigas y amigos,

Reciban mi más fraternal bienvenida a esta quinta reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible. Después de estos años complejos, nos reencontramos físicamente hoy, aun en medio de la crisis sin precedentes provocada por la pandemia del COVID-19 y sus impactos, que siguen golpeando al mundo, y en especial a nuestra región, con profundos efectos sanitarios, sociales, ambientales, económicos y políticos.

Esta cita tiene una historia fecunda, hace casi seis años, ustedes, los Estados Miembros, en Ciudad de México, nos encargaron la desafiante tarea de articular un espacio de intercambio regional donde plasmar de cara a la Agenda 2030, los acentos y singularidades de América Latina y el Caribe.

Hoy, en medio de la incertidumbre global, reivindicamos este Foro como espacio de encuentro indispensable para abordar la urgencia de un multilateralismo efectivo que apoye la integración y la cooperación regional.

La principal motivación de la CEPAL de este quinto encuentro es clara, escuchar de ustedes, nuestros mandantes, los énfasis, aprendizajes, los desafíos que han enfrentado durante la pandemia y sus reflexiones para respecto la recuperación y a la urgencia de implementar la Agenda 2030 en esta Década de Acción. Prepararnos como región para los debates del Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible que se celebrará en julio.

Escuchar las voces de la sociedad civil, de las mujeres, de los jóvenes, del sector privado, que con su compromiso y voluntad de participar dan forma tangible a una década de acción y de recuperación transformadora en esta hora compleja e incierta.

Querido presidente Carlos Alvarado, permítame expresarle mi profundo agradecimiento a usted y al pueblo de Costa Rica por el compromiso demostrado con esta Comisión durante los dos años como Presidente de CEPAL, su tremendo liderazgo y en especial con la realización de esta quinta reunión del Foro.

Cultivo por esta tierra Tica un afecto profundo. Este San José que hoy nos acoge hace 30 años de convirtió en mi hogar en un trayecto importante de mi vida. En estas tierras forjé familia, amigos y una trinchera de quehacer, desde la sociedad civil, en la promoción de los Acuerdos de Rio 92 sobre desarrollo sostenible. 

A Costa Rica la siento mi casa y usted Presidente, la vicepresidenta Campbell, el Canciller Solano y todo su maravilloso equipo de trabajo, nos ha brindado la fraterna complicidad indispensable para el éxito de nuestros empeños. Permítanme agradecer de manera especial la dedicación del Canciller Solano y al magnifico equipo de mujeres y hombres y me refiero a Christian Guillermet, Adriana Solano, Rodrigo Carazo y Adriana Murillo.

Saludo también al Canciller Santiago Cafiero de la Argentina, país que presidirá la CEPAL a partir de Septiembre y que, estamos convencidos, imprimirá su vocación integradora y latinoamericanista en este Foro regional. Es una muy feliz coincidencia que sea también esta nación la que encabece durante este periodo a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. En estos difíciles tiempos, el camino es más integración regional y subregional. Para ello, CELAC y CEPAL están llamados a demostrar con hechos los beneficios que la integración tiene para la gente. En tiempos de nacionalismos debemos vencer el impulso de liderazgos aislados y optar por la suma de voluntades colectivas. Solo así América Latina y el Caribe tendrá una voz propia y gravitante en los asuntos globales.

Agradezco en especial la presencia de la Vicesecretaria General de Naciones Unidas, Amina Mohammed, una querida amiga que ha desplegado siempre un fuerte compromiso con nuestra región y su lucha por un multilateralismo más equitativo.

Querida Amina, estamos muy conscientes del conflicto en Europa del Este y las tremendas dificultades globales que hoy desafían a las Naciones Unidas. Que en esta coyuntura nos acompañes en persona, escuches la voz de los países, las esperanzas y dificultades en la ruta de su desarrollo es un gesto que valoramos profundamente.

Reconozco con gusto la participación en este foro de los y las responsables del Sistema de las Naciones Unidas en nuestra región y de los Coordinadores Residentes.

Saludo a los representantes de la sociedad civil, la academia y el sector privado cuya participación permite que este Foro sea una efectiva plataforma de carácter multiactor y participativa.

Amigas y amigos, estamos ante un verdadero cambio de época donde se conjugan problemas estructurales con graves situaciones coyunturales. Nuestra región ha sido la más golpeada por la pandemia del mundo en desarrollo con impactos diferenciados e interseccionales. Con apenas el 8,4% del total de la población consignamos alrededor de 31% de mortalidad global. Se han magnificado las profundas desigualdades frente al derecho a la salud, a la concentración del ingreso, a las brechas territoriales y al acceso a bienes públicos.

Las asimetrías globales entre países desarrollados y en vías de desarrollo se han profundizado afectando a las naciones de ingreso medio que incluye a la mayoría de los países de nuestra región. Se agudizan brechas en acceso a vacunas, a recursos financieros, en capacidades para implementar iniciativas para la recuperación económica.

Así, por ejemplo, entre enero y septiembre de 2021 los países avanzados anunciaron nuevas medidas del orden de los 2,5 billones dólares versus los 330 mil millones en los mercados emergentes.

El acceso a vacunas nos mostró las más feroces tendencias nacionalistas. Nuestra región se vio afectada por proteccionismos comerciales de medicamentos, equipos y vacunas que han llevado a considerar un plan de autosuficiencia sanitaria con mirada regional al que me referiré más adelante. El promedio regional de vacunación total es alto y alcanza al 62,6% de la población, pero el Caribe -con excepción de Cuba y República Dominicana- solo ha podido cubrir al 14,7% de su población con esquema completo de vacunación. Hoy se cierne otro grave riesgo y es que los recursos financieros de países de Europa se destinarán a fines de seguridad militar. El desarrollo será el gran perdedor. Esto refuerza la urgencia de la década de acción para avanzar en la Agenda 2030.

En 2020, la región enfrentó su peor recesión económica en 120 años con una profunda contracción del PIB de -6,8% y una reducción en el número de ocupados de 8,8%. La informalidad laboral fue el espacio más impactado donde la mayoría son mujeres y jóvenes.

Se produjo una contundente salida de las mujeres del mercado laboral con niveles de participación equivalentes a los registrados en 2002. Un retroceso de casi 20 años. La sobrecarga de tareas de cuidado aumentó y en especial el trabajo doméstico no remunerado. Los datos desalentadores no sólo ocurren en el ámbito de la autonomía económica. Debemos visibilizar la pandemia en la sombra. El feminicidio y otras violencias de género continúan afectando a las mujeres y niñas de la región. De acuerdo con el Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL, al menos 4.091 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 26 países de la región en el año 2020 y una de cada cuatro niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe contrajo matrimonio por primera vez o mantenía una unión temprana antes de cumplir los 18 años; una práctica nociva y una violación de derechos humanos que no ha variado en los últimos 25 años.

Adicionalmente, América Latina y el Caribe es una de las regiones del mundo que lleva más tiempo de interrupción de clases presenciales, en promedio cerca de 56 semanas de interrupción total o parcial, lo que ha generado brechas en el desarrollo de habilidades cognitivas, la pérdida de oportunidades de aprendizaje y el riesgo de aumento del abandono escolar. Asimismo, el cierre escolar ha potenciado la sobrecarga de las tareas de cuidado de las mujeres. Por ello, el retorno seguro a clases presenciales es urgente en 2022. Hoy es más claro que nunca que apoyar la economía del cuidado debe ser una prioridad; más aún, debemos migrar hacia una sociedad del cuidado.

El desempleo juvenil es el doble del resto de los trabajadores llegando a 23%, mientras que la informalidad afecta al 68,5% de los jóvenes que carecen de algún tipo de seguridad social.

En 2021, más de un tercio de la población latinoamericana vivía en la pobreza, es decir, el 32,1% que representa a 201 millones de personas. La pobreza extrema, en tanto, golpea al 13,8% de la población afectando a 86 millones de personas. Esto significa un retroceso de 27 años.

Por su parte, la desigualdad aumentó entre 2019 y 2020 en 0,7 puntos porcentuales (Coeficiente de Gini), con lo que se quebró una tendencia decreciente que venía observándose desde 2002.

Vivimos una efímera euforia en 2021, con un crecimiento del 6,2% que no logró superar la caída de 2020 que fue de 6,8%. Un respiro temporal que se explica por la baja base de comparación, una demanda externa e interna mayor, impulsada por el consumo y mayores precios de productos básicos. En 2022 se desacelera el PIB hasta un 2,1%.

Esto ocurre en un marco en el que confluyen menores recursos fiscales a la mano con la persistencia de presiones inflacionarias y subas de tasas de interés que encarecerán los créditos, y mayor volatilidad e incertidumbre monetaria y financiera.

Nuestra región, además, acumula problemas estructurales de baja inversión, baja productividad, alta informalidad, desigualdad y pobreza en un contexto de exclusión y prevalencia de la cultura del privilegio.

La pandemia, que condicionó la posibilidad de seguir trabajando y estudiando a la conectividad digital, encontró a la región con solo el 66,7% de sus habitantes con conexión a Internet. El tercio restante tenía acceso limitado o nulo a las tecnologías digitales debido a su situación económica y social, en particular su edad y ubicación. Dicho de otro modo, alrededor de 53 millones de hogares no tienen conexión a internet.

Amigas y amigos, al concluir la inauguración les presentaré el documento denominado Una década de acción para un cambio de época en el cual evaluamos la situación de la región respecto al cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Evaluamos 111 metas y el 68% de ellas continúa en una tendencia insuficiente y casi un tercio presentan graves retrocesos.

Esto indica la urgencia de implementar inversiones públicas y privadas para ir del 19% del PIB actual a por lo menos 26% del PIB con acciones de recuperación transformadora, concentrando esfuerzos en sectores estratégicos que pueden detonar avances transversales.

Sectores que promuevan la innovación, consoliden inversiones públicas y privadas, generen empleo, disminuyan la huella ambiental y transformen transversalmente el modelo de desarrollo.  Tal es el caso de la inclusión digital con una canasta digital cuyo costo sería de 1% del PIB, la economía del cuidado, la transición hacia energías renovables con un costo que hemos calculado de 1,3% anual, que son más baratas por megavatio y más intensivas en empleo y de menor huella ambiental; la restauración de servicios urbanos como la electromovilidad y el acceso a agua potable y saneamiento con importante efecto en la salud; soluciones basadas en la naturaleza que apuntalen la agroecología, la agroforestería y la acuicultura sostenible, que fortalezcan la seguridad alimentaria y protejan la integridad de los ecosistemas. Nuestro informe sobre la Agenda 2030 confirma la importancia de trascender mediciones basadas solamente en el PIB para capturar factores críticos como lo son el trabajo no remunerado, el capital natural y los servicios que ofrece y la informalidad laboral.

Por último, a nuestra región le urge potenciar la industria manufacturera de la salud con una visión de integración regional con una visión pragmática.

En esta dirección, los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) aprobaron por unanimidad el Plan de autosuficiencia en materia de salud preparado por CEPAL que consiste en una hoja de ruta para fortalecer la producción y distribución de medicamentos, especialmente vacunas, otorgando a CEPAL y a la OPS el mandato de impulsar acciones para su efectiva implementación.

Esta hoja de ruta tiene tres objetivos específicos: primero, lograr una convergencia regulatoria regional a partir de las 6 entidades regulatorias de nivel 4 reconocidas por la OPS aprendiendo de la experiencia de la EMA de Europa. Segundo, crear consorcios públicos-privados para producir vacunas y medicamentos complementando capacidades entre países que producen insumos como Costa Rica y Republica Dominicana con países que pueden ya producir vacunas como Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Chile y México. Tercero, poner en marcha un mecanismo de compras conjuntas de vacunas para cerrar las asimetrías de acceso en nuestra región y proporcionar un mercado estable con escala regional que dé señales claras y certeza para que las empresas inviertan y apoyar la producción local y la integración en cadenas productivas regionales.

Será necesario ser cautelosos con relación a apresurar ajustes fiscales y monetarios que puedan llevar a un crecimiento recesivo. Y sobre todo es esencial que los países tengan espacio internacional para complementar sus recursos internos con un mayor acceso a la liquidez internacional. Se necesita un nuevo pacto multilateral de financiamiento para el desarrollo, que incluya un componente de deuda, la reasignación de liquidez e instrumentos innovadores como cláusulas de huracán incluidas en las negociaciones de deuda de los países afectados por tales fenómenos. Ampliar la caja de herramientas de instrumentos innovadores puede contribuir a mejorar el acceso a la financiación. Es fundamental incluir a los países de ingresos medianos en las iniciativas que implican el alivio de la deuda y el acceso a liquidez en condiciones favorables. De ahí la importancia de crear fondos multilaterales como el Fondo para Aliviar la Economía COVID-19 (FACE) propuesto por Costa Rica y el alivio de deuda por acción climática para los países del Caribe.

Esto requerirá de la solidaridad internacional para cerrar las asimetrías globales y del fortalecimiento de los bancos regionales para facilitar el acceso a recursos financieros disponibles. De esto se hablará esta tarde en el panel organizado por el Canciller Solano.

El compromiso político es clave para transitar a un nuevo multilateralismo que permita reestructurar las relaciones de poder económicas y sociales internacionales, en que los temas del desarrollo ganen espacio frente al énfasis exclusivo y excesivo en la liberalización de los mercados.

La voz unida de nuestra región es hoy más relevante que nunca para insistir en lo gravitante del multilateralismo eficaz y la cooperación en diversos frentes para lograr la provisión de bienes públicos globales como la seguridad climática, la salud universal (vacunas) y la paz.

Amigas y amigos,

Este tiempo singular debe redoblar la común vocación latinoamericana y caribeña de cercanía, de integración y de hermandad y ser la base para un cambio en el estilo de desarrollo.

Nuestra región enfrenta hoy grandes desafíos, pero también posee múltiples oportunidades para concretar el anhelado desarrollo con una mirada centrada en la igualdad, la justicia social, la sostenibilidad, la democracia y la paz.

Estoy convencida de que es posible que la región levante una voz común frente a los desafíos históricos que esta hora crucial nos llama a asumir.

Pandemia, conflictos bélicos, aumento en la pobreza extrema y la desigualdad, magro crecimiento. Sé muy bien que el contexto de nuestro presente no parece alentador. Que corremos el riesgo de aspirar a un horizonte de futuro justo cuya viabilidad es desmentida por cada nuevo titular del periódico.

Sin embargo, creo indispensable redoblar nuestra audacia y tierna rebeldía. Contemplen el calendario de revueltas sociales que ha vivido nuestra región en los últimos años. ¿No son acaso señales evidentes de que lo que realmente es insostenible es un estatus quo de privilegio y desigualdad?

Tantas veces nos han dicho que los cambios no son viables, que lo sensato es rendirse a los designios de quienes ganan siempre. Yo prefiero evocar las palabras de Bertolt Brecht: “No. No acepten lo habitual como cosa natural, pues en tiempos de desorden sangriento, de confusión organizada, de arbitrariedad conciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar”. 

MUCHAS GRACIAS