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(29 de agosto, 2012) La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) propuso hoy un enfoque alternativo y complementario al criterio de ingreso per cápita para la asignación de financiamiento para el desarrollo. El análisis implica incorporar explícitamente en la agenda de cooperación la evaluación de las brechas estructurales que no están reflejadas en los indicadores de ingresos por habitante.
La propuesta de la CEPAL fue presentada por el Secretario Ejecutivo Adjunto del organismo, Antonio Prado, durante la sesión del Comité de Cooperación Sur-Sur en el marco trigésimo cuarto período de sesiones que la institución celebra desde el lunes 27 hasta el viernes 31 de agosto en El Salvador.
Prado explicó que entre las brechas estructurales que limitan el desarrollo con igualdad de los países, y que son consideradas en este nuevo enfoque, figuran el ingreso por habitante, la desigualdad, la pobreza, la inversión y el ahorro, la productividad y la innovación, la infraestructura, la educación, la salud, la fiscalidad, el género y el medio ambiente.
La CEPAL argumenta en el documento Los países de renta media: un nuevo enfoque basado en brechas estructurales que la asignación de la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) sobre la base del ingreso per cápita adolece de dos problemas centrales.
"En primer lugar, la superación de la desigualdad es a la vez causa y efecto del proceso de desarrollo, que es multifacético y requiere que los países cierren importantes brechas estructurales que limitan o impiden procesos de desarrollo inclusivos mediante los cuales sea posible abordar los problemas de pobreza y desigualdad", explica la publicación prologada por la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena.
"En segundo lugar, el criterio de ingreso per cápita presupone que en las categorías de países de renta media, baja o alta están agrupados países relativamente homogéneos en sus necesidades económicas y sociales, lo que dista mucho de la realidad", agrega el documento.
De acuerdo con este criterio, América Latina y el Caribe es una región predominantemente de renta media: solo cinco de los 33 países de la región no son clasificados de renta media, siendo uno de renta baja y cuatro de renta alta. Esto ha implicado que la asistencia oficial al desarrollo que recibe la región ha ido en franco descenso, tanto en términos relativos al ingreso nacional bruto regional como en comparación con otras regiones en desarrollo.
Durante la década de 1960 la región recibía en promedio cerca de 14% del total de la AOD destinada a los países en desarrollo, mientras que en la actualidad la cifra ronda 8%. En términos de ingreso nacional bruto regional, la AOD dirigida a América Latina y el Caribe pasó de representar más de 1% en la década de 1960 a 0,4% en la década de 1990 y 0,22% hoy. Los sectores de infraestructura y servicios sociales son los que han recibido mayor volumen de AOD.
Actualmente, los países de renta media son el hogar de más de 70% de la población mundial en condiciones de pobreza. Se trata de un grupo de países muy heterogéneo en términos de pobreza, desigualdad y capacidad productiva, institucional y financiera.
A modo de ejemplo, el ingreso per cápita de los países de la región clasificados como de renta media-baja oscila entre un mínimo de 2.329 dólares y un máximo de 6.250 dólares, mientras que el intervalo es aún más amplio para los clasificados como de renta media-alta, con un mínimo de 6.077 dólares y un máximo de 16.407 dólares.
"Para que las brechas estructurales permitan establecer criterios que guíen la distribución de recursos del sistema de cooperación internacional es preciso crear nuevas instancias de diálogo para debatir una agenda de desarrollo global", dice la CEPAL en el documento. A esto se agrega la necesidad de generar instrumentos innovadores para financiar el desarrollo.
El organismo propone ampliar el diálogo político en tres niveles: global, regional y nacional.
En primer lugar, se requiere la definición por parte de la comunidad internacional del marco general de una agenda de desarrollo incluyente, que lejos de uniformizar los problemas del desarrollo de los países recoja su diversidad y especificidades concretas. Esto incluye ampliar el diálogo multilateral respecto a las fuentes de recursos y los criterios de asignación.
En segundo lugar, la CEPAL plantea profundizar la integración regional y lograr una mayor participación de América Latina y el Caribe en la gobernanza global para generar acuerdos en esta materia.
Finalmente, los países que reciben la cooperación deberían definir las brechas a las que pretendan dar prioridad y a partir de ellas elaborar propuestas concretas de política en el marco de un diálogo inclusivo con actores de la sociedad civil y el sector privado, concluye el organismo.
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