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“El multilateralismo y la cooperación regional pueden hacer una gran diferencia en alcanzar el modelo de desarrollo productivo inclusivo y sostenible que deseamos, al crear normas y marcos para la cooperación internacional”, señaló José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante un evento de alto nivel que se realiza en San José, Costa Rica.
El alto funcionario de las Naciones Unidas participó en la presentación del documento “Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe (2023-2024)”, elaborado conjuntamente por la CEPAL, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), presentado hoy en el marco de la Vigésima Segunda Reunión Ordinaria de la Junta Interamericana de Agricultura (JIA) que se realiza en conjunto con la Conferencia de Ministros de Agricultura de las Américas 2023 en la capital del país centroamericano.
En la ocasión, el Secretario Ejecutivo de la CEPAL presentó las principales conclusiones del informe, en una exposición en la que también participaron Mario Lubetkin, Subdirector General de la FAO (vía video) y el Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, y Manuel Otero, Director General del IICA.
“La cooperación regional y el multilateralismo son indispensables para enfrentar los desafíos de la humanidad -especialmente el cambio climático- y para fomentar nuevas políticas de desarrollo productivo que permitan que los países América Latina y el Caribe desarrollen sus capacidades tecnológicas y de innovación”, declaró José Manuel Salazar-Xirinachs.
En su intervención, el Secretario Ejecutivo de la CEPAL comentó sobre el actual contexto económico regional y mundial, caracterizado por un lento crecimiento promedio estimado para América Latina y el Caribe en 2023 (1,7%) y 2024 (1,5%). “El bajo crecimiento no es causado por la cascada de choques sufridos desde el 2020, sino que es un problema de más largo plazo: La tasa de crecimiento promedio de la región en la última década 2014-2023 ha sido de solo el 0,8%, un crecimiento peor que el 2% al que la región creció durante la ‘década perdida’ de los años ochenta. No se trata solo de un mal ciclo económico; es una trampa estructural de bajo crecimiento”, declaró.
Agregó que si un país crece al 1,5% por año, le tomaría 140 años duplicar su ingreso por habitante. Por lo tanto, a 0,8% nos tomará 300 años duplicar el ingreso por habitante, a 2% se duplica cada 70 años, y a 5% cada 18 años. “Estamos enfermos de bajo crecimiento y esto nada menos que en la era de la globalización, del cambio tecnológico acelerado, de la revolución digital y ahora de la Inteligencia Artificial”, advirtió.
Salazar-Xirinachs señaló que, tal como se observa en el informe presentado hoy por la CEPAL, la FAO y el IICA, lo que ocurre en el entorno internacional también afecta directamente al crecimiento de los países y su espacio fiscal.
Enfatizó también que el bajo crecimiento estructural regional se puede ver agravado por los efectos negativos de los choques climáticos. “Nuestro último informe anual Estudio Económico de América Latina y el Caribe, 2023, contiene un ejercicio de modelaje que estima que el impacto de los choques climáticos variará según país entre el 8% y el 12% del PIB de aquí al 2050. Una parte importante de esos choques afectará a los sectores agrícolas y zonas rurales. En 2022, el valor agregado agropecuario regional se redujo tras un fuerte impacto de las sequías y el tercer año consecutivo de La Niña. En 2023 y 2024, El Niño podría aumentar las temperaturas promedio y la incidencia de eventos climáticos extremos. Se necesitan innovaciones que permitan a la agricultura producir más alimentos con menos recursos, con mayor resiliencia a los choques climáticos y emitiendo menos gases de efecto invernadero (GEI)”, insistió.
Tal como se muestra en el informe CEPAL-FAO-IICA, explicó que en América Latina y el Caribe la agricultura tiene un peso en las emisiones de GEI 2,5 veces superior a su peso en las emisiones globales. “Eso significa que en la región el sector debe también ser una parte mucho más importante de la solución, y debe incluirse ampliamente en las políticas de adaptación y mitigación del cambio climático”, dijo.
Por eso, para cumplir los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, los sistemas alimentarios deben invertir más en tecnologías climáticamente inteligentes. Si bien esas tecnologías tienen el potencial de reducir las emisiones de GEI, se invierte poco en ellas, indicó el Secretario Ejecutivo de la CEPAL.
“En el informe destacamos que América Latina y el Caribe es la principal región exportadora de alimentos del mundo y es rica en agrobiodiversidad. Pero el cambio climático, la inseguridad hídrica, la pobreza y la desigualdad amenazan a la producción regional de alimentos. Para que América Latina y el Caribe siga desempeñando su papel en la seguridad alimentaria mundial y al mismo tiempo contribuya a la acción climática, es vital priorizar sistemas alimentarios resilientes y prácticas agrícolas climáticamente inteligentes respaldadas por las nuevas tecnologías, como la digitalización y la biotecnología, así como un financiamiento adecuado”, señaló.
Asimismo, Salazar-Xirinachs indicó que salir de la trampa de bajo crecimiento requiere escalar los esfuerzos en materia de políticas de desarrollo productivo de nueva generación, y como parte de estas políticas, hacer apuestas a sectores impulsores, dinamizadores y transformadores, como la transición energética, la electromovilidad, la economía circular, la bioeconomía, la seguridad alimentaria, y otros sectores con gran potencial transformador e impulsor.
“Recordemos que alcanzar un desarrollo productivo, inclusivo y sostenible de los sistemas alimentarios será indispensable para cumplir no solo con el ODS 2 (el de Hambre Cero), sino para avanzar en prácticamente todas las metas de la Agenda 2030. Avanzar hacia un modelo de desarrollo productivo, inclusivo y sostenible no es algo gradual, es una gran transformación que requiere también un crecimiento alto y sostenido. Esta transformación requiere ser gobernada, gestionada, orientada e inducida. El mercado solo no lo va a lograr, ni el sector privado solo ni el Estado. Se requiere la colaboración de todos los sectores”, insistió el Secretario Ejecutivo de la CEPAL.