Descripción
Este artículo retoma la tradición ricardiana de entender la distribución del ingreso como la articulación de un conflicto “antagónico”, con multiplicidad de agentes y luchas, en que la historia, la política y las instituciones importan tanto como los “fundamentos” económicos. Por pertenecer a “lo político”, en este conflicto no hay soluciones meramente lógicas, sino opciones en un escenario de equilibrios múltiples. En mercados desregulados este conflicto favorecería la supremacía de las rentas no productivas (en especial las de “ineficiencia”), en desmedro de las utilidades operativas, afectando la inversión y el crecimiento de la productividad. Además, las instituciones disfuncionales tendrían “capacidad para persistir”, transformando el régimen de dominación en un “proceso estacionario”: los impactos desestabilizadores solo tendrían efectos temporales. Para esto, cuando en democracia la oligarquía latinoamericana limita el cambio y debilita al Estado imponiendo amarres constitucionales buchanianos, rediseña sus estrategias distributivas y absorbe elementos de ideologías opuestas para mantener la hegemonía de la suya.