Discurso
Palabras de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en ocasión de la visita de Li Keqiang, Primer Ministro de la República Popular China
Santiago, 25 de mayo de 2015
CEPAL
Excelentísimo Li Keqiang, Primer Ministro del Consejo de Estado de la República Popular China,
Excelentísima Michelle Bachelet, Presidenta de Chile,
Profesora Cheng Hong,
Wang Yi, Ministro de Relaciones Exteriores de China,
Heraldo Muñoz, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile,
Xu Shaoshi, Ministro de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma,
Gao Hucheng, Ministro de Comercio,
Xiao Jie, Primer Subsecretario General del Consejo de Estado,
Ning Jizhe, Ministro de la Oficina de Estudios del Consejo de Estado,
Li Baorong, Embajador de China en Chile,
Wang Chao, Viceministro de Relaciones Exteriores,
Shi Gang, Jefe de Gabinete del Primer Ministro Li Keqiang,
Estimadas y estimados integrantes de la delegación de la República Popular China,
Representantes del cuerpo diplomático,
Autoridades de gobierno,
Parlamentarios,
Colegas del sistema de las Naciones Unidas y de la CEPAL,
Amigas y amigos:
Distinguida Presidenta Michelle Bachelet, gracias por honrarnos con su presencia en este evento tan relevante para la región.
Después de Cuba, Chile fue pionero en establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China hace 45 años y luego fue el primer país en firmar un acuerdo de libre comercio con ella.
Gracias nuevamente, Presidenta, por el compromiso con el que su gobierno ha impulsado una relación constructiva, complementaria y dinámica entre América Latina y el Caribe y Asia y el Pacífico en general, y con China en particular, y gracias también por el empeño permanente de su liderazgo en la lucha por consolidar una sociedad de derechos, de igualdad y justicia.
Excelentísimo Primer Ministro Li Keqiang, quisiera brindarle la más cordial bienvenida a esta casa de las Naciones Unidas. Desde su creación en 1948, la CEPAL ha sido la expresión viva de las aspiraciones de desarrollo de los pueblos latinoamericanos y caribeños, aspiraciones que sabemos son compartidas por el gobierno y el pueblo chino.
Nos sentimos profundamente honrados de que haya elegido a la CEPAL para compartir su visión sobre esta nueva etapa en las relaciones entre China y nuestra región. Su visita marca un hito en la profundización de las relaciones económicas, políticas y de cooperación que ha tenido lugar en los últimos años, un proceso del cual la CEPAL ha sido un testigo privilegiado. Su visita expresa un cambio de rumbo en las relaciones entre China y la región, donde, como usted mismo lo ha expresado, “es menester profundizar enérgicamente la cooperación en materia de capacidad productiva (…) cuyo objetivo es hacer de los ciudadanos (co) beneficiarios de los frutos del desarrollo”, esto es, sin dudas, una rápida respuesta a los compromisos acordados en enero de este año en Beijing entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la República Popular China.
En 2011 y 2012 tuvimos el inmenso privilegio de recibir en esta misma sala al entonces Vicepresidente y actual Presidente de China, Xi Jinping, y al entonces Primer Ministro, Wen Jiabao, respectivamente, en cuyos mensajes identificamos claramente la propuesta visionaria de China de establecer una relación estratégica con esta región.
En la última década, la CEPAL ha seguido con gran interés la impresionante evolución de la economía china, subrayando los desafíos y oportunidades que esto plantea para nuestra región. Desde 2007, hemos participado en eventos conjuntos tales como las Cumbres Empresariales y los Foros de
Think-Tanks China-América Latina y el Caribe.
Es admirable la capacidad que ha demostrado China de transformarse, en apenas tres décadas y media, en la mayor economía del mundo, con acelerados procesos de industrialización y urbanización, incluida la experiencia más exitosa de reducción de la pobreza que ha conocido la historia moderna, al pasar de un 69,4% en 1984 a un 6,2% en 2011 según el Banco Mundial.
Desde la CEPAL hemos seguido con gran atención el complejo proceso de reformas por el que atraviesa China para avanzar hacia un modelo de desarrollo inclusivo marcado por una mayor sostenibilidad ambiental.
En la región observamos también con gran interés cómo China adquiere creciente protagonismo en la gobernanza de la economía mundial, con ambiciosas iniciativas como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, el Nuevo Banco de Desarrollo y el proyecto conocido como la nueva Ruta Terrestre y Marítima de la Seda.
Hoy, con motivo de su distinguida visita, la CEPAL presenta el documento América Latina y el Caribe y China: hacia una nueva era de cooperación económica.
En él destacamos que en los últimos 15 años (entre 2000 y 2014), el comercio, especialmente el intercambio de bienes, entre América Latina y el Caribe y China se ha multiplicado 22 veces. Tanto es así que hoy China ya es el segundo socio comercial de la región y el primero de Chile y el Brasil. No cabe duda de que esto tuvo lugar en un contexto en el que la economía china creció sobre el 10% anual entre 2000 y 2011, contribuyendo a un “súper ciclo” de altos precios de las materias primas que benefició en particular a los países de América del Sur.
Las relaciones financieras lideradas por el Nuevo Banco de Desarrollo de China también han visto un incremento significativo en los últimos años, alcanzando más de 100.000 millones de dólares entre 2005 y 2015 en créditos e inversiones hacia la región. La expansión y profundización de las relaciones financieras y de inversión en particular en los ámbitos de infraestructura y energía traería aparejados importantes beneficios comunes
Estamos en otro momento del ciclo, pues desde 2012 se observa una desaceleración del crecimiento tanto en China y el mundo como en nuestra región. Entendemos que China busca crecer a un ritmo compatible con el ambicioso plan de reformas en que se encuentra inserta, procurando evitar que ese menor dinamismo impacte negativamente en la generación de empleo, esto es en un rango de entre un 6% y un 7% durante el resto de la presente década.
Tanto el Presidente Xi Jinping como usted, Primer Ministro, han señalado que los motores que alimentaron el notable crecimiento de China en las últimas décadas ya no resultan suficientes y que en adelante el aumento de la productividad tendrá un rol clave para mantener un crecimiento alto y sostenible. A partir de este diagnóstico, las reformas en curso buscan insertar mejor a China en la economía del conocimiento, mediante un gran esfuerzo de inversión en capacidades, ciencia, tecnología e innovación.
Por eso escuchar su mensaje el día de hoy es tan relevante para toda la región, ya que contribuye a comprender mejor sus estrategias de corto y mediano plazos.
En nuestra región, el crecimiento se ha desacelerado rápidamente, alcanzando un magro 1,1% en 2014, con previsiones de menos del 1% para 2015. Entre los factores internos se cuenta el estancamiento de la inversión y el debilitamiento del consumo, mientras que de los factores externos destaca una fuerte desaceleración de la demanda externa y la caída de los precios de las materias primas, que ha golpeado sobremanera las exportaciones regionales. Así, nuestras exportaciones, que crecían en 2010 a un ritmo del 26%, en 2014 cayeron un 2%.
Hoy en día tan solo cinco productos, todos ellos primarios, representaron el 80% del valor de los envíos regionales a China en 2013. Por otro lado, la inversión extranjera directa proveniente de China ha reforzado este patrón, ya que casi el 90% de esta entre 2010 y 2013 se dirigió a actividades extractivas, en particular la minería y los hidrocarburos.
Creemos que la relación entre China y América Latina y el Caribe ha alcanzado ya la suficiente madurez para dar un salto de calidad y avanzar hacia un vínculo estratégico que proporcione beneficios mutuos.
Los países de la región deberían redoblar sus esfuerzos por diversificar sus ventas a China -incorporándoles más valor y conocimiento-, estimular alianzas empresariales, comerciales y tecnológicas con sus pares en ese país, y promover inversiones latinoamericanas en Asia y el Pacífico que faciliten una mayor presencia regional en las cadenas de valor asiáticas, estructuradas en torno a China. Desde la perspectiva de nuestra región, la diversificación productiva constituye la principal asignatura pendiente. A la región le urge superar este modelo de inserción internacional.
Enfrentamos además el reto de la desigualdad caracterizado por la heterogeneidad estructural, donde las grandes empresas generan el valor agregado pero muy poco empleo de calidad, y un conjunto enorme de pequeñas y medianas empresas generan empleo y poca productividad.
Sin perjuicio de las obvias diferencias, América Latina y el Caribe enfrenta un reto similar. Para avanzar hacia sociedades más prósperas y menos desiguales, los países de la región requieren superar un modelo de inserción en la economía mundial caracterizado por la exportación de materias primas y de manufacturas de ensamblaje con escasa adición local de valor.
Por ello resulta tan pertinente reflexionar sobre los desafíos que enfrentan las relaciones entre China y América Latina y el Caribe.
El Plan de Cooperación CELAC-China 2015-2019, acordado en enero en Beijing, contiene ambiciosas metas de expansión del comercio y la inversión entre ambas partes durante la próxima década. Esto bajo la premisa elaborada por el presidente Xi de una alianza con América Latina sobre la base de un objetivo común de prosperidad compartida, con tres motores (comercio, inversión y cooperación financiera) y seis ejes fundamentales: energía, recursos naturales, infraestructura, agricultura, manufactura, innovación tecnológica y tecnología informática. Se propuso la meta de alcanzar inversiones chinas en nuestra región por 250.000 millones de dólares durante los próximos 10 años, y donde se inscriben los acuerdos que por 53.000 millones de dólares se han firmado hace solo días con el Brasil. Estas metas son bienvenidas, así como el planteamiento que usted ha expresado en el Brasil hace solo días, proponiendo un nuevo modelo de cooperación en capacidad productiva entre China y esta región, el modelo “3x3”, que aborda áreas críticas: conectividad, financiamiento y asociatividad de empresas, sociedad y gobierno.
Se trata sin duda de expandir dichos flujos en términos absolutos pero también de desarrollar acciones que apunten a avanzar en la prosperidad integral de nuestras sociedades.
Esta es, obviamente, una responsabilidad compartida.
Por una parte, nuestra región, que tiene una dotación privilegiada de recursos naturales renovables y no renovables, debe propiciar una producción sostenible con políticas industriales activas que le permitan diversificar su oferta exportadora. Por su parte, China podría colaborar en ese esfuerzo promoviendo activamente la importación de una mayor gama de productos latinoamericanos y caribeños.
Los notables excedentes de ahorro de China la convierten en un inversionista potencial de primer orden en América Latina y el Caribe. La inversión china hará una mayor contribución al desarrollo de nuestra región si se incrementa y se orienta no solo a los tradicionales sectores de hidrocarburos y minería, sino que se diversifica hacia las manufacturas, los servicios y el desarrollo de una mejor infraestructura de transporte, energía y logística. Todo ello, con grados crecientes de responsabilidad social y ambiental. En esta línea se insertaría, por ejemplo, el proyecto de construir una vía férrea entre el Brasil y el Perú, uniendo las costas atlántica y pacífica de América del Sur.
En la medida en que los flujos de inversión china aumenten y se diversifiquen en los próximos años, ello podría no solo redefinir drásticamente la relación económico-financiero-comercial entre ambas partes, sino incluso promover la integración productiva al interior de la propia región. Se trata de promover por ejemplo una mayor presencia de empresas chinas en industrias como la automotriz, la agroindustria o la electrónica, articuladas con empresas proveedoras locales, lo que podría fortalecer las cadenas de valor regionales, ayudando a elevar los reducidos niveles de comercio intrarregional que caracterizan a América Latina y el Caribe.
Asimismo, en la medida en que la cooperación con China ayude a cerrar las brechas que presenta la región en materia de infraestructura, logística y conectividad, ello estimularía también el comercio intrarregional y la gestación de cadenas regionales de valor.
Por su parte, la rica experiencia acumulada por nuestra región en materia de políticas sociales innovadoras, urbanización, protección ambiental y tantos otros ámbitos puede enriquecer las políticas a fin de que permitan abordar los grandes desafíos que China enfrenta en su camino al desarrollo.
Existe también un amplio espacio para promover el diálogo de alto nivel y el acercamiento de posiciones entre China y la región en temas claves de la agenda global, en particular la agenda para el desarrollo después de 2015 y el futuro régimen multilateral de cambio climático, así como la reforma del sistema monetario internacional.
Estamos asistiendo a un cambio de época: el orden de posguerra surgido en Bretton Woods ya no refleja las nuevas realidades económicas y políticas. Los países en desarrollo representan más de la mitad del producto mundial. Este nuevo escenario requiere un rediseño de los foros que albergarán los grandes debates económicos de las próximas décadas. Iniciativas recientes de China como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el Nuevo Banco de Desarrollo son un reflejo de esta nueva gobernanza que surge, con un importante componente Sur-Sur. El acercamiento estratégico entre China y América Latina y el Caribe es también parte de ese necesario reforzamiento de la cooperación entre los países del Sur.
El Plan de Cooperación CELAC-China 2015-2019 proporciona un marco institucional apropiado para avanzar en todas estas áreas. Corresponde ahora a ambas partes convenir acciones de mutuo beneficio para dar contenido concreto a esa cooperación.
Primer ministro, en estas tierras, una patria común que aún no logra librarse del yugo de la desigualdad, nacieron gigantes de la inteligencia y la palabra. Uno de ellos eligió por nombre Pablo Neruda, y fue su mano lúcida la que escribió estas letras ("Para ti, las Espigas" (1954)) que hoy me atrevo a parafrasear:
“De mar a mar, de tierra a nieve, todos los hombres te contemplan, China.
Qué poderosa hermana joven nos ha nacido!
El hombre en las Américas….., te mira, China Popular, te saluda
y conmigo te envía este abrazo.”
Su Excelencia, estamos atentos a las reflexiones que usted nos presentará sobre cómo construir una relación aún más estrecha y mutuamente beneficiosa entre China y nuestra región en los próximos años.
Desde ya, puede contar con el compromiso permanente de la CEPAL en esta tarea.
Muchas gracias (Xie Xie), sea usted muy bienvenido.