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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe(CEPAL) propone la adopción de un pacto de cohesión social para superar la vulnerabilidad en que vive la mayoría de la población de América Latina y el Caribe. Así lo indica el documento Desarrollo productivo en economías abiertas que este organismo de Naciones Unidas presenta a los gobiernos de la región en su Trigésimo período de sesiones, en San Juan, Puerto Rico.
El pacto de cohesión social debe incorporar políticas activas sobre el mercado de trabajo que incluyan componentes de solidaridad para el financiamiento de los servicios de protección social. Para lograr avances a largo plazo en competitividad, la CEPAL recomienda también medidas destinadas a mejorar los servicios de educación y su financiamiento, así como el fortalecimiento de la capacidad de absorber tecnología.
El pacto de cohesión social propuesto por la CEPAL debe incorporar al menos cuatro componentes:
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la consistencia de las políticas fiscales y de precios e ingresos
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el explícito reconocimiento de la necesidad de políticas activas de empleo y de apoyo al sector informal
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un generoso pero financieramente viable programa de protección social
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un marcado énfasis en la educación y capacitación.
A la flexibilidad laboral alcanzada tras las reformas económicas debe sumársele una mayor protección social, postula la CEPAL. Ahora hay que desarrollar un sistema de bienestar de tipo solidario capaz de proteger a los ciudadanos de los nuevos riesgos e incertidumbres surgidos con el cambio de la estructura productiva.
En la última década América Latina registró un dramático agravamiento de los problemas de empleo. La tasa de desempleo se elevó con altibajos en los últimos trece años a cifras sin precedentes: del 6,9% en 1990 a un 8,6% en 1997, un 10% en 2000 y un 10,6% en 2003.
La región creció durante ese período sólo un 2,6%, lo que fue insuficiente para generar empleos productivos para una fuerza de trabajo que se expande a un ritmo del 2,5% anual. Dado que el crecimiento fue volátil y bajo, la tasa de ocupación registró más descensos que aumentos.
Los ingresos del empleo son la fuente principal de recursos para atender las necesidades básicas de las familias de la región. Por eso el pronunciado aumento del desempleo registrado en América Latina y el Caribe entre 1990 y 2003 agravó los problemas de equidad. Desde el punto de vista del bienestar social y del crecimiento, no se lograron avances importantes a partir de 1990.
Debido a la nueva relación entre competitividad y trabajo, los procesos de apertura trajeron nuevos riesgos sociales. Disminuyó la estabilidad laboral y aumentó la incertidumbre vinculada al empleo. Si bien la desregulación del despido y de la estabilidad en el empleo facilitaron la rápida adaptación de las empresas a las nuevas condiciones económicas, a la larga la falta de empleo y su precarización transformaron la debilidad de la economía en vulnerabilidad social.
Muchos trabajadores perdieron empleos con contratos y protección social en el sector formal, y debieron aceptar contratos legales con menos garantías, previstos para incentivar la ocupación temporal y ocasional. Además, con los contratos diferenciados, se debilitaron los esquemas de solidaridad entre los trabajadores.
Educación para enfrentar desafíos de mayor competitividad
En cuanto al papel de la educación, la CEPAL considera relevante reconocer la permanente necesidad de adaptar el sistema educacional a los desafíos de la competitividad. Esto exige, entre otras cosas, el incremento de la tasa de graduación en la educación secundaria, la adaptación del sistema a las demandas del mercado de trabajo y la reducción de la brecha internacional y social en el uso de la informática.
La CEPAL señala que, si bien disminuyeron las tasas de repetición en la educación pública primaria y aumentaron las de matrículas en la educación secundaria, éstas son inferiores a las mejoras de otras regiones del mundo en esos mismos indicadores. Otra limitante para el desarrollo productivo y la competitividad que debe corregirse es la baja productividad de la educación destinada a los sectores más pobres debido a la mala distribución de los recursos.
Ver cuadro: Indicadores de ajuste del mercado de trabajo y pobreza