Nota informativa
(8 de enero, 2015) Las reformas económicas en curso en China representan una oportunidad histórica para que la región dé un salto cualitativo y cuantitativo en su relación económica y comercial con la potencia asiática y así abordar sus desafíos de infraestructura, innovación y recursos humanos, elevar sus niveles de productividad y competitividad y diversificar sus exportaciones, según un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El documento Primer Foro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China: Explorando espacios de cooperación en comercio e inversión fue entregado hoy por la Secretaria Ejecutiva del organismo de las Naciones Unidas, Alicia Bárcena, como una contribución de la CEPAL al Primer Foro de la CELAC y China, que se realiza del 8 al 9 de enero en Beijing, China.
La CELAC es la instancia más apropiada para que la región aborde los nuevos desafíos que se perfilan porque las iniciativas nacionales, aunque necesarias, resultan claramente insuficientes para lograr el objetivo de ser un socio económico y comercial relevante para China, resalta la publicación.
Entre 2000 y 2013, China pasó de ser un socio menor de América Latina y el Caribe a ser un actor central. Así, el comercio de bienes entre ambas partes se multiplicó por 22, pasando de poco más de 12.000 millones de dólares a casi 275.000 millones de dólares. A modo de comparación, en igual período, el comercio de la región con el mundo se multiplicó solo por tres.
Pero desde 2012, el ritmo de expansión de la economía china se ha moderado. Con sus reformas, el país asiático evoluciona hacia un modelo de desarrollo que da mayor peso al consumo de los hogares y menos a las exportaciones y la inversión doméstica.
El exceso de capacidad que presentan varias industrias, el aumento de los costos laborales y la búsqueda de oportunidades seguras y rentables para colocar sus excedentes de ahorro debieran inducir una mayor salida de capitales chinos al exterior, en consonancia con las orientaciones impartidas por sus autoridades, según el documento.
Al fin de romper con el persistente y creciente déficit comercial con China, América Latina y el Caribe podría atraer esta nueva inversión extranjera directa (IED) hacia sectores distintos de las industrias extractivas, donde se concentra hoy casi 90 % de la IED china estimada entre 2010 y 2013, como por ejemplo las manufacturas, los servicios, la infraestructura, la energía, el transporte y la logística.
América Latina y el Caribe ofrece de hecho interesantes oportunidades para dichos capitales, entre ellas, su creciente mercado de consumo, la cercanía y acceso preferencial de algunas de sus economías a Estados Unidos y su abundancia de recursos naturales. Los sectores agrícola y agroalimentario tienen por ejemplo gran potencial. La región podría jugar un rol estratégico para la seguridad alimentaria de China, que con 7 % de las tierras cultivables y 6 % de los recursos hídricos del mundo debe alimentar 22% de la población del planeta. El desafío para los gobiernos consiste en definir una cartera consensuada de proyectos donde la inversión china sea más útil.
La IED aún incipiente desde la región hacia China podría ir a nuevos nichos de mercado, que se van abriendo con la evolución de la sociedad china, en áreas como la agroindustria y una variada gama de servicios: turismo, entretenimiento, arquitectura, planificación urbana, gestión ambiental, y en general los servicios orientados a los adultos mayores.
El gran desafío de los países de América Latina y el Caribe es establecer mayor correspondencia entre el vínculo con China, y con Asia más en general, y las políticas domésticas de innovación, competitividad, ciencia y tecnología, infraestructura, facilitación del comercio e internacionalización de empresas, remarca el informe.