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La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, reforzó hoy su llamando a promover un cambio estructural para la igualdad y la sostenibilidad ambiental en la región e instó a generar nuevos pactos sociales y a revisar la conversación entre el Estado, el mercado y la sociedad.
La alta funcionaria de las Naciones Unidas y Doctora Honoris Causa de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dictó hoy una conferencia magistral en la Facultad de Economía de esa casa de estudios, titulada “Cambio de época y nuevo modelo de desarrollo: la interpretación estructuralista”, en la que afirmó que el desencanto, el enojo en la región, presenta un punto de quiebre respecto a la continuidad de un modelo que se asocia a tres décadas de concentración de la riqueza y deterioro ambiental con insuficiente crecimiento.
“No somos la región más pobre, pero sí la más desigual. Nuestra estructura productiva es la gran fábrica de la desigualdad. Las desigualdades han erosionado el contrato social y la democracia. Necesitamos pactos entre el Estado, el mercado y la sociedad”, planteó.
Recordó que América Latina y el Caribe es una región que se caracteriza por una cultura del privilegio, que es herencia de nuestros vestigios coloniales, y que naturaliza jerarquías sociales y enormes asimetrías de acceso a los frutos del progreso, la deliberación política y los activos productivos.
“La cultura del privilegio naturaliza las desigualdades, la discriminación y aborda la equidad y no la igualdad con un enfoque asistencialista y no de empoderamiento”, expresó Alicia Bárcena.
Afirmó que, por una década, la CEPAL ha posicionado a la igualdad como fundamento del desarrollo, como un principio ético irreductible, centrado en un enfoque de derechos.
Asimismo, subrayó que el viejo paradigma del desarrollo es insuficiente: no alcanza con solo crecer, se debe crecer para igualar e igualar para crecer, precisó.
Durante su intervención, la Secretaria Ejecutiva de la comisión regional de las Naciones Unidas señaló que, además de su valor intrínseco, la igualdad tiene un papel instrumental como impulsora del desarrollo sostenible, contribuyendo a la innovación, al aumento de la productividad y a la sostenibilidad ambiental.
Añadió que la igualdad no es solo un resultado del sistema económico, sino también una variable explicativa de su eficiencia en el largo plazo. Igualdad, productividad y democracia son bienes complementarios estratégicos (y no sustitutos), más aún en un mundo con fuertes tensiones económicas, políticas y ambientales, explicó.
Alicia Bárcena añadió que la comunidad internacional ha pasado por un proceso de aprendizaje y ha llegado al consenso de que el nuevo paradigma del desarrollo no sólo debe apuntar a la convergencia de ingresos, sino al cierre de la brecha social con un enfoque de derechos. Además, debe respetar los límites del planeta y ser consciente de los peligros que encierra la destrucción del ambiente como consecuencia de la actividad humana.
“Si la destrucción del ambiente es la principal amenaza física a la continuidad del desarrollo, la desigualdad es su principal obstáculo o amenaza política”, subrayó.
Agregó que el cambio climático es la mayor falla del mercado de todos los tiempos, pero tenemos que abordarla, y tenemos que hacerlo hoy. “Tenemos que llevar nuestra economía hacia un gran impulso en favor de la sostenibilidad”, expresó.
Asimismo, destacó que la región enfrenta tres brechas: la de equilibrio externo, la de equilibrio social y la de equilibrio ambiental.
“Para cerrarlas y lograr convergencia entre sus tasas de crecimiento se requiere una nueva economía política y un pacto global”, puntualizó.