En este documento se analizan los aportes de los marcos nacionales de financiación integrados en la región. Se destaca su potencial para viabilizar el financiamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y otras prioridades nacionales, lo que facilita la movilización de recursos y la alineación de las políticas públicas. Algunos ejemplos regionales incluyen países como Colombia, que implementó un etiquetado presupuestario y creó herramientas para promover la participación del sector privado; Costa Rica, que apoyó la elaboración de un marco de referencia para la emisión de bonos soberanos sostenibles, y la República Dominicana, que ha procurado detectar brechas financieras y diseñar herramientas innovadoras para poner en marcha su Estrategia Nacional de Desarrollo. Asimismo, se resalta el potencial de los marcos mencionados en los gobiernos subnacionales, que desempeñan un papel crucial en la provisión de servicios públicos y podrían beneficiarse de alternativas de financiamiento innovadoras y alianzas público-privadas. Finalmente, se exploran los principales problemas que enfrenta el mercado laboral de la región, como la informalidad laboral, las brechas de género y el desempleo juvenil, así como la manera en que los marcos podrían contribuir a la creación de trabajo decente.