Descripción
Los países de América Latina y el Caribe han realizado grandes avances en materia de igualdad de género y autonomía de las mujeres durante los últimos años, especialmente en el ámbito normativo e institucional. Si bien dichos avances son indiscutibles, y en todos los países se han puesto en marcha iniciativas vinculadas al tema, las desigualdades de género continúan siendo un rasgo estructural de la región y aún existen importantes desafíos que obstaculizan el logro de la igualdad sustantiva.
Dada la persistencia de la desigualdad y su fuerte vinculación con la insostenibilidad del estilo de desarrollo dominante, la CEPAL ha acompañado a los Gobiernos de América Latina y el Caribe para ayudarlos a superar los obstáculos, tanto conceptuales como de políticas públicas, que dificultan la promoción de un desarrollo sostenible basado en la igualdad de género y la autonomía de las mujeres. Como parte de este proceso, los Gobiernos de la región reconocieron cuatro nudos estructurales constitutivos de las relaciones desiguales de género, como se consigna en la Estrategia de Montevideo para la Implementación de la Agenda Regional de Género en el Marco del Desarrollo Sostenible hacia 2030: la desigualdad socioeconómica y la persistencia de la pobreza en el marco de un crecimiento excluyente; los patrones culturales patriarcales, discriminatorios y violentos y el predominio de la cultura del privilegio; la división sexual del trabajo y la injusta organización social del cuidado, y la concentración del poder y las relaciones de jerarquía en el ámbito público. Estos nudos estructurales son consecuencia de la combinación de factores externos y rasgos endógenos que forman parte de las estructuras socioeconómicas y culturales de los países de América Latina y el Caribe.
Dado que estos nudos se refuerzan mutuamente y generan complejos sistemas socioeconómicos, culturales y de creencias, van obstaculizando y reduciendo el alcance de las políticas para la igualdad de género y la autonomía de las mujeres, por lo que es fundamental abordarlos para avanzar hacia la igualdad sustantiva en la región. La Estrategia de Montevideo se ha propuesto explícitamente erosionar estos nudos estructurales de la desigualdad de género.