Nota informativa
El viejo paradigma del desarrollo es insuficiente y está obsoleto. No alcanza con crecer, necesitamos un nuevo paradigma que no sólo apunte a la convergencia de ingresos, sino también al cierre de la brecha social con un enfoque de derechos, y que respete los límites del planeta, afirmó hoy Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La alta funcionaria de las Naciones Unidas participó en el evento Revolución Sostenible: diálogos para la recuperación, la resiliencia y la equidad organizado por la sede en México del Instituto de Recursos Mundiales (WRI México, por sus siglas en inglés), en conjunto con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable en México (GIZ), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Iniciativa Climática de México (ICM), y la CEPAL.
Alicia Bárcena expuso en el panel de alto nivel "Revolución Sostenible: el reto global para la atención de la crisis económica, social y ambiental", junto a Martha Delgado, Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de México; Manish Bapna, Vicepresidente Ejecutivo del WRI, y Graham Watkins, Jefe de la División de Cambio Climático del BID. Como moderadora participó Adriana Lobo, Directora Ejecutiva del WRI México.
Durante su intervención, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL afirmó que, si la destrucción del ambiente es la principal amenaza física a la continuidad del desarrollo, la desigualdad es su principal obstáculo o amenaza política.
Destacó que un nuevo modelo de desarrollo debe tener en su centro a los tres equilibrios: económico, social y ambiental, y advirtió que es urgente la transformación para una recuperación mejor con economías resilientes, inclusivas y sostenibles.
La máxima representante de la CEPAL recordó que el mundo cuenta con la Agenda 2030, una hoja de ruta “histórica, transformadora, que posee metas universales, integrales e indivisibles, que es participativa y tiene una visión de futuro con la igualdad y la sostenibilidad en el centro”, subrayó.
Añadió que la recuperación económica post pandemia debe centrarse en los sectores de bajo carbono y que generen al mismo tiempo empleos y resiliencia ambiental. Para ello, los países deben priorizar sectores para avanzar hacia el gran impulso para la sostenibilidad que defiende la CEPAL, un enfoque basado en la coordinación de políticas para movilizar y acelerar inversiones sostenibles, que promuevan un nuevo ciclo virtuoso de crecimiento económico, con generación de empleos e ingresos y reducción de desigualdades y brechas estructurales, mientras se mantiene y regenera la base de recursos naturales de la que depende el desarrollo.
Alicia Bárcena recordó que el COVID-19 visibilizó los problemas estructurales del modelo económico, por lo que es urgente replantear la seguridad social y el bienestar (sistemas de protección social) y asegurar servicios sociales de calidad para todos. En la región, un 48% de personas no tiene salud ni protección social y existe una informalidad laboral del 54%, advirtió.
Asimismo, América Latina y el Caribe debe reducir las brechas tecnológicas y la heterogeneidad productiva con políticas industriales activas y aumentar la productividad, así como redirigir la inversión para fomentar la transformación ecológica y garantizar la resiliencia de los países ante eventos ambientales extremos.
“La región también debe mejorar la calidad del sistema institucional. Debemos abordar la corrupción e incrementar la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas. Tenemos que poner fin a la cultura de los privilegios. El Acuerdo De Escazú, el primer tratado en el mundo entero que protege los derechos humanos de los activistas ambientales, va en esa dirección”, afirmó.
La alta funcionaria llamó a concretar pactos para la recuperación más sostenible o verde a través de una nueva ecuación producción-sociedad-ambiente, un estado del bienestar más fuerte con protección social universal y con ingresos ciudadanos con vocación de universalidad, y una mejor gobernanza internacional que incluya la dimensión económica en el marco multilateral y métricas para calcular la calidad del desarrollo y no sólo dinamismo económico.
“Lo que queremos es un new green deal (nuevo pacto verde), pero yo no le quiero llamar verde, porque debería ser un pacto multicolor que incluya a las mujeres y también al financiamiento”, subrayó.