Comunicado de prensa
La Directora de la División de Asuntos de Género de la CEPAL enfatizó la necesidad de pensar, diseñar e implementar políticas públicas y estrategias que reviertan la desigualdad en la región y protejan a las defensoras ambientales y al planeta. Lo hizo en su intervención en la presentación de la “Iniciativa ‘Despertemos Humanidad’ - Berta Cáceres. Los Derechos Ambientales en la Política Exterior Feminista”, realizada en el marco de la Segunda reunión de la Conferencia de las Partes del Acuerdo de Escazú (COP 2).
“Las defensoras ambientales constituyen uno de los grupos más afectados en la región por la defensa de los derechos humanos y la protección ambiental. Por ello, la protección de estas defensoras y la del planeta es un tema urgente que nos convoca a pensar, diseñar e implementar políticas públicas y estrategias que reviertan la desigualdad y que prevengan las formas múltiples e interrelacionadas de discriminación y violencia que enfrentan”, expresó Ana Güezmes, Directora de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Estos fueron algunos de los conceptos y llamados a la acción formulados durante su participación en la presentación de la “Iniciativa ‘Despertemos Humanidad’ - Berta Cáceres. Los Derechos Ambientales en la Política Exterior Feminista”. Se trató de un evento organizado por el Gobierno de Argentina en el marco de la Segunda reunión de la Conferencia de las Partes del Acuerdo de Escazú (COP 2).
Durante su intervención, Ana Güezmes enfatizó que la región atraviesa una crisis del desarrollo que exige actuar con sentido de urgencia y elevar el nivel de ambición y la escala en los esfuerzos de recuperación. “No es un momento para cambios graduales y tímidos, sino para políticas transformadoras y audaces. En este contexto buscamos, una transformación profunda y un aporte feminista a la cooperación al desarrollo y multilateralismo para el Siglo XXI. Desde la transición justa, la respuesta al cambio climático o la arquitectura financiera internacional, o las reformas a los sistemas de protección social, aplicar la perspectiva de género y feminista es fundamental para que el cambio ocurra”.
El evento fue moderado y contó con la intervención de Marita Perceval, Representante Especial para la Política Exterior Feminista por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y de Culto del Gobierno de la República Argentina. También participaron Cecilia Nicolini, Secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la República Argentina, el Ministro Gabriel Terrés, jefe de Cancillería de la Embajada de México en Argentina; Claudia Mojica, Coordinadora Residente del sistema de las Naciones Unidas del Gobierno de la República Argentina; Juan Bello, Director Regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA); Lorena Lamas, especialista en finanzas sostenibles y empoderamiento económico de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres); y Luis Yáñez, Secretario de la Comisión de CEPAL. Participó a través de un mensaje en video Martha Delgado, Subsecretaria de la Cancillería de México, Embajadora para la Política Exterior Feminista.
Ana Güezmes recordó que las organizaciones no gubernamentales, en particular las organizaciones y movimientos de mujeres y feministas, así como las defensoras de derechos humanos y ambientales, enfrentan formas múltiples de discriminación y violencia en particular las que se dedican a cuestiones relacionadas con el medio ambiente, la tierra, el territorio y los recursos naturales. Sumado a eso, las mujeres, adolescentes y niñas enfrentan riesgos e impactos diferenciados en las políticas ambientales, de adaptación al cambio climático y de reducción del riesgo de desastres. Ante este panorama, se torna urgente implementar medidas que protejan a las defensoras ambientales y fortalezcan la resiliencia de las mujeres, las adolescentes y las niñas afectadas por los impactos adversos del cambio climático y los desastres.
Para ello, mencionó la funcionaria de la CEPAL, la región cuenta con instrumentos que indican el camino para transitar hacia un nuevo estilo de desarrollo que ponga la sostenibilidad de la vida en el centro. Uno de ellos es la Agenda Regional de Género, una hoja de ruta profunda, ambiciosa e integral que ofrece contexto, pautas y guías para construir colectivamente un nuevo estilo de desarrollo que tenga la igualdad, particularmente la igualdad de género, y la sostenibilidad del planeta como ejes centrales. La Agenda se nutre de los compromisos firmados por los Estados miembros en cada Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que se vienen realizando desde hace 45 años. En este sentido, el acuerdo más reciente, el Compromiso de Buenos Aires, sostiene la importancia de integrar las perspectivas de género, interseccionalidad e interculturalidad en la creación de un ambiente seguro para la defensa de los derechos humanos, prevenir todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres defensoras de derechos humanos, especialmente aquellas relacionadas con el medio ambiente, la tierra, el territorio y los recursos naturales.
Otro instrumento es el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe (Acuerdo de Escazú), que potencia la Agenda Regional de Género y se potencia con ella. El Acuerdo de Escazú y la Agenda Regional de Género constituyen y acumulan acuerdos fundamentales y complementarios para el desarrollo sostenible, la justicia ambiental y la igualdad de género en América Latina y el Caribe. Se entrelazan en un esfuerzo conjunto para proteger y promover los derechos humanos de las defensoras ambientales y la justicia ambiental en la región, y lograr un desarrollo sostenible que respete el medio ambiente y los derechos humanos. Asimismo, ambos acuerdos se alinean con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y buscan establecer medidas para prevenir y sancionar la violencia e intimidación en contra de las defensoras ambientales, quienes enfrentan múltiples formas de discriminación y violencia en la región. Igualmente, promueven la cooperación regional para abordar los desafíos que enfrenta la región en el cuidado del planeta. “La protección y promoción de los derechos humanos de las defensoras ambientales y la igualdad de género son fundamentales para lograr un desarrollo sostenible y garantizar la justicia ambiental en la región”.
Recordó la Directora de la División de Asuntos de Género que desde la CEPAL se ha elaborado la Guía de implementación del Acuerdo de Escazú como un documento de apoyo a los Gobiernos. En esa Guía se enfatiza la necesidad de prestar especial atención a los riesgos y desafíos que afrontan las defensoras y los activistas que promueven los derechos de las mujeres o las cuestiones de género, y recomienda prácticas de protección para las defensoras, con enfoque de género y centrado en la seguridad de las defensoras ambientales con un enfoque holístico: seguridad económica, seguridad política, seguridad ambiental, seguridad digital y bienestar psicosocial.
Finalmente, y a modo de cierre, Ana Güezmes remarcó: “Además de tener estos poderosos recursos, contamos con la creatividad, la fuerza y la energía de los movimientos de mujeres y feministas de la región, en su diversidad, de los pueblos indígenas, de las personas afrodescendientes, de la gente joven, y cada vez más con Estados comprometidos con la igualdad de género, y el desarrollo sostenible en su dimensión social, económica y ambiental. La Campaña ‘Despertemos Humanidad – Berta Cáceres’ es un paso importante en esta dirección. El cuidado y la protección colectiva son esenciales para la sostenibilidad del trabajo de las Defensoras de Derechos humanos. Con esta iniciativa estamos trabajando para la creación de entornos protectores y favorables desde una mirada holística, que permitan un entorno digno que reivindique la labor de las defensoras y sus organizaciones”.
Por su parte, el Secretario de Comisión de la CEPAL, Luis Yáñez, hizo hincapié en la la importancia de las políticas exteriores feministas para reducir las brechas de la desigualdad. Asimismo, señaló la necesidad de aplicar las perspectivas de género “sistemáticamente en todos los ámbitos de las relaciones internacionales, a nivel regional, global y a nivel transversal en todos los esfuerzos diplomáticos” y recordó el artículo 9 del Acuerdo de Escazú, que indica compromisos y pautas para la protección de defensoras y defensores ambientales e insta a los Estados a garantizar “un entorno seguro y propicio en el que las personas, grupos y organizaciones que promueven y defienden los derechos humanos en asuntos ambientales puedan actuar sin amenazas, restricciones e inseguridad”.
Durante su intervención, Claudia Mojica reiteró el compromiso de Naciones Unidas con la protección de las defensoras ambientales y el “reconocimiento del derecho humano a un medio ambiente sano y sostenible. Nuestro compromiso es impulsado por las personas defensoras de derechos humanos medio ambiente”, dijo, y destacó el legado de Berta Cáceres y de tantas otras personas defensoras. Por eso, agregó, el Acuerdo Escazú marca un hito al estar centrada en la defensa de defensores”.
Por su parte, Juan Bello también se refirió al legado de Berta Cáceres en la región, gracias a su trabajo de defensa del medio ambiente y de los derechos de los pueblos indígenas. “Todas las Berta Cáceres que están en los territorios tienen que ser protegidas, acogidas y su voz escuchada. El rol de participación y liderazgo que cumplen las defensoras ambientales es fundamental para superar las brechas que tenemos a todos los niveles”.
A su turno, Gabriel Terrés mencionó la importancia que México le otorga a las defensoras e hizo un llamado a privilegiar la perspectiva de género en las políticas ambientales, así como tomar en cuenta los aportes de mujeres y niñas en la protección ambiental. “En el marco de nuestra política exterior feminista seguiremos fomentando espacios de colaboración conjunta, en los que los derechos de las mujeres, especialmente de las defensoras ambientales, sean considerados centrales”.
Desde ONU Mujeres Lorena Lamas se refirió a la importancia de fortalecer las capacidades de cada país para avanzar en soluciones colectivas que permitan proteger tanto a las defensoras como al planeta. “El Acuerdo de Escazú es un instrumento que fortalece el acceso a la justicia y al desarrollo sostenible, por eso apoyamos el llamado a los países a sumarse y firmar el Acuerdo”.
Finalmente, y a modo de cierre, Marita Perceval hizo mención a los desafíos que enfrenta la región en términos ambientales. “Necesitamos hacer que toda la región sea una zona comprometida con los derechos ambientales en clave de derechos humanos, y ambos en clave de igualdad de género, con enfoque feminista y emancipador”. Para sumar a este cambio, agregó, es necesario “aprender en conjunto sobre la relación virtuosa entre el enfoque ambiental, de derechos y con perspectiva feminista. Es importante, para ello, sumar a todos los sectores para construir conocimiento sobre esta interrelación, para difundir estos conocimientos, para que la igualdad esté en el centro de la agenda de todas las decisiones”. En ese sentido, concluyó, el Acuerdo de Escazú es otro camino para lograrlo.