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Intervención de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en la inauguración del Seminario de Alto Nivel "Caminos hacia la igualdad y el desarrollo: diálogo entre América Latina y Noruega"
Santiago, 30 de marzo de 2015
Sala Raúl Prebisch
CEPAL
Estimada señora Kjersti Rodsmoen, Directora General de América Latina del Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega,
Querida Embajadora Hege Araldsen,
Estimadas autoridades y representantes de los países de la región,
Amigas y amigos:
Reciban nuestra más cordial bienvenida a la CEPAL, en ocasión del Seminario sobre la igualdad y el desarrollo, organizado conjuntamente con el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, con el objetivo de intercambiar experiencias que nos ayuden a construir un mejor futuro.
Quisiera comenzar con un saludo solidario al Gobierno y al pueblo de Chile por la catástrofe que están enfrentando en el norte del país. Sé que algunas autoridades hubieran querido acompañarnos, pero dada la situación les ha resultado imposible.
Mi gratitud a todas y todos los panelistas e invitados.
Un saludo en especial a Kjersti Rodsmoen, Directora General de América Latina del Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, y a Karl Ove Moene, de la Universidad de Oslo, cuya contribución al modelo social de Noruega es internacionalmente reconocida.
Tendremos oportunidad de aproximarnos al singular proyecto de sociedad que los noruegos han edificado y compartir con nuestros amigos nórdicos las rutas que los latinoamericanos y caribeños proponemos para nuestro propio desarrollo.
Estoy convencida de que, pese a la distancia geográfica, nos encontramos cercanos en una comunidad de ideas, de comunes aspiraciones de construir sociedades justas y libres.
Históricamente Noruega ha estado muy presente en la búsqueda de la paz en nuestra región, con un gran compromiso por apoyar los derechos humanos, y por ello me complace que en esta ocasión se estrechen nuestros lazos en el tema de la igualdad y el desarrollo.
Noruega ha construido una trama social fundamentada en un acceso universal a los derechos, asegurando el bienestar de su población, donde el interés colectivo prima por encima de la lógica del mercado.
Hoy, cuando contemplamos el retrato contemporáneo de nuestra región y los caminos que nos empeñamos en abrir para torcer el sino de desigualdad que nos distingue, reconforta comprobar que, pese a las dificultades y problemas que también encara Noruega, existe allí una comunidad nacional vibrante y vigorosa donde, en contraste con los tiempos que corren, la premisa aún sigue siendo “socializar las ganancias” y no las pérdidas.
Para la CEPAL, que ha hecho de la igualdad el norte de su labor, un horizonte que reconoce en el cambio estructural su camino y en la política su herramienta, es un orgullo estrechar vínculos con un país como Noruega.
Es para esta Comisión motivo de satisfacción y alegría el que en enero pasado Noruega haya presentado su solicitud para ser admitida como miembro pleno de nuestra Organización, moción que ha sido aprobada por el Comité Plenario de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe el 20 de marzo pasado.
Permítanme aquí brindar mi testimonio de profunda gratitud por la trascendental colaboración que desde el año 2013 ha permitido, gracias al apoyo del Gobierno de Noruega, impulsar un amplio y multisectorial proyecto de trabajo conjunto para la promoción de la igualdad en nuestra región.
Quiero reconocer el papel protagónico que ha tenido en el fortalecimiento de esta relación la Universidad de Oslo y señalar que hace apenas una semana contamos con la grata visita del Rector Ole Petter Ottersen. Nos acompañan hoy académicos de este centro de ideas, donde se forjaron nuevas fronteras para el conocimiento y el desarrollo de Noruega, para enfrentar la dependencia tecnológica, las limitaciones de su geografía y la inercia en la explotación de sus recursos naturales.
Amigas y amigos, estamos persuadidos de que la clave de un proyecto de igualdad y desarrollo en el futuro, como ha propuesto en sus documentos centrales la CEPAL, estriba en reconocer la importancia de igualar para crecer y al mismo tiempo crecer para igualar, así como lograr una transformación profunda de la trama productiva que incorpore la innovación y el conocimiento con políticas industriales activas, con gobernanza de nuestros recursos naturales para construir una economía diversificada que contribuya a una mayor productividad, de mayor valor agregado y con empleo digno, que transforme el potencial inclusivo del mundo del trabajo. Se trata de lograr un mejor equilibrio entre la provisión de servicios públicos y la dinámica del consumo privado, en consonancia con la sostenibilidad ambiental, y la construcción de una fiscalidad tributaria y de gasto público socialmente sostenible, para lograr un alto impacto redistributivo y una expansión del desarrollo de capacidades hacia el conjunto de la sociedad.
Esto sin duda requiere una nueva ecuación entre el Estado, el mercado y la sociedad, que redunde en una articulación virtuosa entre instituciones, agentes públicos y privados. Para ello es preciso contar con grandes acuerdos políticos, con visión y horizonte estratégico, de mediano y largo plazo, que involucren a una amplia gama de actores que garanticen su continuidad y dinamicen el ejercicio de la ciudadanía. Solo una dialéctica virtuosa entre el cambio institucional y el cambio de las estructuras con la participación de los actores centrales del desarrollo permitirá potenciar el desarrollo sostenible hacia la igualdad que nuestros pueblos exigen.
Al contemplar estas tareas pendientes, esta agenda ambiciosa pero urgente para nuestra región, el caso noruego se devela como oportuna fuente de experiencia.
Amigas y amigos, abrimos dos días de trabajo intenso y apasionante. Presentaremos los resultados de las actividades y estudios que se desarrollaron a partir de una fructífera cooperación en el marco del proyecto con Noruega. Abordaremos los desafíos de una mejor gobernanza de los recursos naturales en nuestra región, así como los enormes retos de la desigualdad y la informalidad.
Esta tarde presentaremos el libro Desigualdad e informalidad: un análisis de cinco economías latinoamericanas, fruto de la labor conjunta de la CEPAL y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega. Este trabajo analiza los vínculos entre la caída de la desigualdad del ingreso y el proceso de formalización laboral que ha tenido lugar en diversos países de la región.
Mañana abriremos los trabajos orientando nuestra atención a los sistemas de protección social. Y no es casual, ya que el sistema de protección social noruego es uno de los más desarrollados a escala global y se complementa con pactos de compresión salarial, siendo la combinación de ambos pilares lo que probablemente lleva a una distribución del ingreso y de los riesgos ejemplar en el mundo. Esta dimensión también ha ocupado un papel relevante en el programa de cooperación con el Gobierno de Noruega.
La apuesta de la CEPAL es poner igualdad y protección social en ambos lados de una ecuación virtuosa.
Mañana también abordaremos la igualdad de género como un elemento central de una agenda de desarrollo, una prioridad compartida con Noruega.
Las actividades desarrolladas durante el proyecto conjunto han permitido profundizar el análisis de las inequidades, especialmente en materia de autonomía económica de las mujeres, incluido el debate sobre la agenda para el desarrollo después de 2015, impulsando la transversalización de esta perspectiva en todos los objetivos de desarrollo sostenible.
No es posible pensar en desarrollo sin la participación y contribución plena de las mujeres.
Por último, un tema pendiente, que esperamos abordar en conjunto, es que es imposible pensar en un futuro con mayor igualdad sin incorporar la formación educativa como eje del debate. Ese será el tema central en que se orienta el panel final de nuestro Seminario.
En nuestra región, para sostener los avances económicos y sociales logrados y responder a los desafíos que se presentan, es fundamental construir capacidades. El futuro requiere incrementos de productividad rápidos y significativos, así como una diversificación productiva que permita ir más allá de la especialización en productos básicos. Estos incrementos no se producirán espontáneamente. La inversión en educación básica y superior, en ciencia y tecnología y en capacidades técnicas para la producción es imprescindible para hacer realidad una nueva etapa de crecimiento con mayor igualdad en América Latina y el Caribe. La diversificación productiva y la incorporación de capacidades deben ir de la mano de un esfuerzo más intenso y equitativo por extender la educación a sectores hasta hoy marginados. Esos recursos urgentes pueden encontrarse justamente en la gestión, con vocación intergeneracional, de las regalías de los recursos naturales. Hemos de convertir las riquezas inevitablemente agotables de nuestro territorio en el fundamento de una nueva perdurable riqueza: el incremento sostenido de las capacidades de nuestro capital humano.
En esta tarea trascendental, la ayuda e intercambio de experiencias con Noruega puede tener un papel decisivo.
No quisiera concluir estas palabras sin reparar en el dato de que Noruega copreside el proceso hacia la Conferencia sobre la Financiación para el Desarrollo, que se celebrará este año como pieza fundamental de la agenda para el desarrollo después de 2015, que deberá ser aprobada por los 194 países de las Naciones Unidas. Allí se aprobarán los objetivos de desarrollo sostenible, que contienen muchos de los temas que se debatirán en este encuentro.
Espero que estas jornadas sean fecundas y nos brinden la oportunidad de lograr vínculos más sólidos y estrechos entre nuestra región y Noruega.
Sean una vez más muy bienvenidos.
Muchas gracias.