Nota informativa
La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible en el mundo post pandemia del coronavirus (COVID-19) nos exige más cooperación e integración regional, más multilateralismo, nuevos sectores estratégicos y mayor integración productiva, además de un régimen de protección social universal con un ingreso básico, afirmó hoy Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La alta representante de las Naciones Unidas encabezó una reunión virtual extraordinaria de la Comunidad de Práctica de los países de la región que en 2020 presentan sus informes nacionales voluntarios ante el Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que se celebra en el mes de julio. En el encuentro participaron altos representantes de Argentina, Costa Rica, Ecuador, Honduras, Panamá y Perú, así como los puntos focales nacionales de la Agenda 2030, sus equipos técnicos, coordinadores residentes y expertos de la CEPAL y del sistema ONU.
Durante su intervención, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL advirtió que la integralidad de la Agenda 2030 está en riesgo por el dispar avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), particularmente ante la pandemia.
“A diez años del cumplimiento de la meta fijada por la comunidad internacional para el 2030, hay señales de alerta para el cumplimiento de los ODS. Hemos analizado el avance de 72 series estadísticas de los indicadores de los 17 ODS para la región: 4 alcanzaron la meta; 15 van en la tendencia correcta; 8 necesitan más intervención de políticas públicas; 13 requieren una fuerte intervención de políticas públicas; 27 están estancadas y 5 en retroceso”, puntualizó.
Alicia Bárcena precisó que antes de la pandemia América Latina y el Caribe registraba siete años de lento crecimiento con tasas crecientes de pobreza, pobreza extrema y desigualdad, espacio limitado de política fiscal y conflictos sociales crecientes.
Recordó que las estimaciones señalan que los efectos de la pandemia generarán la recesión más grande que ha sufrido la región desde 1914 y 1930, con un crecimiento proyectado de -5,3%, un importante deterioro de los indicadores laborales en 2020 que generaría casi 12 millones más de desempleados en la región y un aumento de casi 30 millones de pobres.
Destacó que América Latina y el Caribe es una región muy comprometida con la Agenda 2030, por lo que llamó a los países a incluir los nuevos desafíos que impone la pandemia en la elaboración de sus informes nacionales voluntarios y en la implementación de la agenda en general. Los instó también a identificar cómo esta afecta a los grupos más vulnerables, así como las estrategias y políticas para no dejar a nadie atrás.
La máxima representante de la CEPAL resaltó que las políticas para implementar la Agenda 2030 son más imprescindibles que nunca y que evaluar los impactos de esas políticas es crucial.
Para apoyar el seguimiento y monitoreo de avances a mediano y largo plazo, precisó, la CEPAL ha puesto en marcha el Observatorio COVID-19, un esfuerzo coordinado por la comisión regional con el apoyo de los coordinadores residentes de las Naciones Unidas, que presenta información actualizada sobre los anuncios de política de cada país y otros materiales de interés. Además, se encuentra implementando el Portal de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Alicia Bárcena subrayó que es urgente avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo que se oriente a más bienestar y sostenibilidad ambiental, y una gobernanza internacional inclusiva y sostenible con base en la Agenda 2030.
“Solo con un nuevo modelo de desarrollo evitaremos volver a transitar por los caminos que condujeron a una situación en la que los efectos de la pandemia pueden no solo ser devastadores en el corto plazo, sino también deteriorar las condiciones de la recuperación y el desarrollo”, expresó.
Finalmente, llamó a pensar el futuro de la región en la nueva geografía económica para depender menos de manufacturas importadas e imaginar cadenas de valor regionales. En ese sentido, subrayó la importancia de implementar políticas industriales que permitan a la región fortalecer capacidades productivas y generar nuevos sectores estratégicos.
“Para incidir en la nueva economía mundial, la región debe avanzar hacia una mayor integración productiva, comercial y tecnológica. Un mercado integrado de 650 millones de habitantes constituiría un importante seguro frente a perturbaciones generadas fuera de la región”, concluyó.