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Un bloque común con un marco normativo e institucional uniforme apoyaría significativamente los esfuerzos regionales de expansión de la economía digital, la cual abarca distintos ámbitos, desde la infraestructura de telecomunicaciones (redes de banda ancha fijas y móviles) hasta las industrias de tecnologías de la información y las comunicaciones (hardware, software y servicios TIC), incluyendo la apropiación de estas tecnologías por parte de los usuarios.
Es por ello que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el documento La nueva revolución digital: de la Internet del consumo a la Internet de la producción propone avanzar hacia un mercado único digital regional que permita aprovechar economías de escala y de red para competir en un mundo de plataformas globales.
Luego de más de una década de esfuerzos de inversión, incorporación de progreso técnico y políticas digitales, América Latina y el Caribe ha avanzado en el acceso a servicios de telecomunicaciones, uso de aplicaciones y redes sociales y en la implementación de programas digitales en las áreas de educación, salud y gobierno, plantea el estudio de la CEPAL que se presentará oficialmente durante la quinta Conferencia Ministerial sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe, que se realiza del 5 al 7 de agosto en Ciudad de México.
Los países de la región avanzan a diferentes velocidades y con fuertes rezagos en relación con las economías desarrolladas, añade el informe, que describe la revolución digital en curso en el mundo, analiza las fortalezas y debilidades del acceso y consumo digitales en la región, y revisa los principales debates en materia de regulación, neutralidad de red y gobernanza de Internet, entre otros temas.
En la conferencia ministerial, los países definirán una nueva agenda digital hacia 2018, actualizando el Plan de Acción Regional sobre la Sociedad de la Información y del Conocimiento de América Latina y el Caribe (eLAC), cuya Secretaría Técnica es ejercida por la CEPAL. Dicho documento, que será analizado por autoridades y especialistas en seis paneles de trabajo, advierte especialmente acerca del creciente impacto de las tecnologías digitales sobre los patrones de crecimiento económico, inclusión social y sostenibilidad ambiental.
Según el estudio La nueva revolución digital: de la Internet del consumo a la Internet de la producción, el desarrollo digital de la región enfrenta problemas debido al carácter exógeno del progreso de las tecnologías y el hecho de que estas se vinculan a la estructura económica casi únicamente a través del consumo privado. Es decir, “las capacidades de producción de equipos, software y aplicaciones son muy débiles en comparación con las economías avanzadas y se concentran en dos o tres países de la región”.
Esta realidad se inscribe en un mundo que transita desde una Internet centrada en el consumo a una Internet basada en el consumo y la producción. “Los países desarrollados están tratando de mejorar su industria manufacturera mediante las nuevas tecnologías y la robótica avanzada”, explica el informe.
La región avanza en el acceso a Internet, aunque con muchas diferencias entre países y al interior de cada uno. Entre 2006 y 2014, el porcentaje de usuarios de Internet pasó de 20,7% a 50,1% de la población, cifra todavía muy inferior al promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que alcanzó 81,8%.
El aprovechamiento de las nuevas tecnologías implica mejorar sensiblemente las condiciones de acceso, en particular la velocidad y la latencia. La mayoría de las aplicaciones avanzadas requieren anchos de banda de entre 38 y 74 Mbps, aunque algunos usos son menos exigentes, entre ellos, los vinculados a tareas como la preparación para emergencias y la seguridad.
Los usos más demandantes son los que implican video interactivo en 3D, por ejemplo, en proyectos científicos o educativos con actualización en tiempo real. El rezago de la región en materia de conexiones móviles 4G y despliegue de fibra óptica dificulta el aprovechamiento de las tecnologías avanzadas. Superar este problema implica esfuerzos de inversión y coordinación que podrían ser potenciados mediante un mercado digital regional único.
Las acciones relativas a las tecnologías digitales que se implementen hoy en el ámbito de la producción definirán las condiciones de competitividad y, por ende, de generación de empleos en la próxima década en la región, remarca la CEPAL. “No acoplarse a la revolución digital conduce a un rezago en el crecimiento económico y en el desarrollo social”, concluye el organismo de las Naciones Unidas.