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La liberalización y la desregulación financiera han hecho que el mundo esté cada vez más interconectado, interdependiente, pero también más rico y mucho más desigual, afirmó hoy Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el foro sobre Nuevas formas de fraternidad solidaria, de inclusión, integración e innovación, organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, en Ciudad del Vaticano.
La alta funcionaria de las Naciones Unidas participó en el panel de alto nivel Transformando las reglas de la arquitectura financiera internacional: estabilidad económica y financiera, junto a Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía; Kristalina Georgieva, Directora del Fondo Monetario Internacional, y Jeffrey Sachs, Director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, además de otros líderes financieros y especialistas económicos del mundo.
En el panel también intervinieron los ministros de Economía y Finanzas de Argentina, Martín Guzmán; México, Arturo Herrera; Paraguay, Benigno López; El Salvador, María Luisa Hayem, y de Francia, Bruno Le Maire. Participó también la Vicepresidenta y Ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital de España, Nadia Calviño.
El principal orador del evento fue el Papa Francisco, quien en su discurso llamó abatir la globalización de la indiferencia, propiciando mecanismos socioeconómicos humanizantes para toda la sociedad.
Durante su intervención, Alicia Bárcena señaló que la inestabilidad financiera se ha vuelto más frecuente, sistémica y con mayor responsabilidad de los países desarrollados.
“Es decir, la actual situación económica refleja el proceso de globalización de las últimas tres décadas, y por eso todos nos sentimos muy frustrados”, expresó.
Como ejemplo, precisó que en 1980 el valor de los activos financieros mundiales y el PIB eran similares (13 y 11,1 billones de dólares), mientras que, en 2016, el valor de los activos mundiales era aproximadamente 14 veces el del PIB (1.102 y 78 billones de dólares, respectivamente).
“Tenemos un problema de desacoplamiento del sistema financiero en relación con la economía real”, alertó la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.
Puntualizó que el impacto de la integración de los países en el sistema financiero internacional se ha segmentado, en el sentido de que se ha hecho según el nivel de riesgo y el tamaño del mercado, por lo tanto, quienes han salido perjudicados son los países del centro y la periferia.
Añadió que, desde la crisis de 2008, los esfuerzos por reactivar las economías avanzadas no han tenido el impacto esperado y hoy en día, el mundo se enfrenta a una caída en el comercio, a una desaceleración del crecimiento de la inversión y a una baja de la productividad.
Alicia Bárcena advirtió que la concentración del poder económico ha acentuado las asimetrías existentes respecto a la autonomía de los distintos actores para formular políticas.
“Los países en desarrollo han abierto sus economías, abrimos nuestras economías a las instituciones financieras para tratar de atraer capital y experiencia técnica, pero nuestras economías son bastante más pequeñas que las de los países avanzados, y nos hemos vuelto más vulnerables a las pequeñas decisiones de cartera en los países avanzados”, afirmó.
Precisó que esta asimetría implica que las políticas contracíclicas siempre son una política disponible.
El problema es que, para los países en desarrollo, que son deudores o prestatarios, el ajuste es obligatorio, sin embargo, para los prestamistas o para los países desarrollados, el ajuste es voluntario. Esa es una gran asimetría, explicó.
“Tenemos que reformar el capitalismo, definitivamente. Necesitamos el multilateralismo. Tenemos las instituciones, el liderazgo, necesitamos las coaliciones. Estas nuevas formas de solidaridad son lo que necesitamos en el mundo, para pensar, para estar juntos, para formar coaliciones”, concluyó.
En el marco del evento, intervino también el Secretario Ejecutivo Adjunto de la CEPAL, Mario Cimoli, quien se refirió a cómo reconstruir el puente entre la economía financiera y la economía real, y cuál es el espacio para las políticas industriales inclusivas.