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(publicado originalmente en el sitio web del Foro Económico Mundial-WEF el 19 de enero de 2023)
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Se estima que el crecimiento medio de los países de América Latina y el Caribe será del 1,3% en 2023, reflejando una trampa estructural de bajo crecimiento, elevada desigualdad, instituciones débiles y mala gobernanza, combinada con unas condiciones internacionales adversas.
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Los gobiernos de la región enfrentan dificultades para promover la creación de empleo, mantener el gasto y las transferencias sociales e invertir en educación. La región se enfrenta al riesgo de episodios de agitación social.
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Las prioridades políticas deben centrarse en reactivar los mercados de trabajo, limitar las subidas del coste de la vida, mejorar la recaudación de impuestos y proteger a los grupos vulnerables, e invertir en políticas sociales bien diseñadas y en sanidad universal
2023 va a ser un año muy difícil para todos los países de América Latina y el Caribe: marcará el final de una década en la que la tasa de crecimiento anual de la región ha promediado sólo el 0,9%, un rendimiento incluso peor que durante la "década perdida" de los años ochenta. No se trata sólo de un mal ciclo económico; es una trampa estructural de bajo crecimiento, alta desigualdad, instituciones débiles y mala gobernanza.
Una década de bajo crecimiento significa que los países de la región han acumulado un cúmulo de retos aún mayor que el que tenían antes de que empezara la década. No sólo han sufrido los pobres y vulnerables, sino también las clases medias, y están enfadadas. Exigen y esperan que los gobiernos recién elegidos cumplan sus promesas electorales, y que lo hagan rápidamente. La gente quiere ver los resultados reflejados en su vida cotidiana. La impaciencia es grande y la confianza en las instituciones, escasa.
Perspectivas para las economías de América Latina y el Caribe en 2023
En la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas) estimamos que la tasa media de crecimiento económico de América Latina y el Caribe en 2023 será del 1,3%. Por subregiones, esto se desglosa en solo un 1% en América del Sur, un 3% en América Central y un 3,3% en el Caribe, mientras que se espera que México registre una tasa de solo el 1,1%.
Estas tasas mediocres de crecimiento contribuirán poco a la creación de empleo, ni tampoco permitirán a los gobiernos crear el espacio fiscal que necesitan para mantener los gastos sociales y las transferencias, invertir en educación y crear un buen entorno para absorber los crecientes flujos migratorios. En consecuencia, la región se enfrenta al riesgo de experimentar episodios de malestar social junto a una creciente marea migratoria.
El PIB per cápita ha disminuido en América Latina en la última década, tras haber aumentado considerablemente en los años 2000 Image: CEPAL
Los gobiernos están bajo enorme presión para obtener resultados tangibles y se enfrentan a difíciles compromisos en términos de demandas y objetivos contrapuestos. Los estilos y procedimientos de gobernanza son importantes: los espacios políticos para el diálogo social y para escuchar y comprometerse con los diferentes grupos serán una parte esencial de la gobernanza democrática en estas duras condiciones de crisis. La calidad y la eficacia institucionales también importan: es imposible obtener resultados a menos que las instituciones pertinentes tengan un mínimo de capacidades técnicas, operativas y políticas, y sean transparentes y responsables.
A la luz de esta situación, las prioridades políticas clave para América Latina y el Caribe deberían ser:
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Promover la mayor reactivación económica posible para crear empleo y dinamizar los mercados laborales.
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Proseguir los esfuerzos para reducir la inflación y limitar las subidas del coste de la vida.
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Proseguir la reforma fiscal para mejorar la recaudación de impuestos y los ingresos fiscales, así como para proteger a los grupos más vulnerables de la región con políticas sociales y de empleo especialmente adaptadas.
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Crear las bases de servicios de salud universal, además de políticas de protección social bien diseñadas.
Lo que ocurre en el entorno internacional marca la diferencia para el crecimiento y el espacio fiscal. Lamentablemente, este año -a diferencia del período posterior a la crisis financiera- los tres principales motores del crecimiento mundial y principales socios comerciales de los países de la región se han estancado. En 2023 se espera que Estados Unidos crezca sólo un 0,7%, la Eurozona sólo un 0,3% y China un 4,4%. Así pues, América Latina y el Caribe no pueden esperar un viento de cola de la economía mundial.
Tras repuntar en 2021, las tasas de crecimiento se ralentizan en América Latina y el Caribe Image: ECLAC/Twitter
8 fuentes de oportunidades que hay que aprovechar
En este contexto, ¿hay motivos para el optimismo sobre las fuentes de crecimiento, la creación de empleo, la ampliación de los espacios fiscales y la reconstrucción? Afortunadamente, la respuesta es afirmativa, ya que existen fuentes de oportunidades que la región debería aprovechar.
En primer lugar, la reestructuración de los procesos de producción mundiales crea oportunidades para que la región aproveche la reconfiguración de la cadena de suministro mundial y la correspondiente dinámica de agrupación de la producción.
En segundo lugar, América Latina y el Caribe tienen un gran potencial energético, tanto en energías tradicionales como los hidrocarburos, como en fuentes de energía renovables, limpias y modernas, como la solar, la eólica y el hidrógeno verde. Las entradas de IED (inversión extranjera directa) y las oportunidades en el sector energético siguen siendo muy importantes.
En tercer lugar, también hay oportunidades en los nuevos modos de producción asociados a las nuevas tecnologías relacionadas con la economía circular, la electromovilidad, la transformación digital y la explosión de oportunidades en las exportaciones de servicios modernos, como el comercio electrónico, las fintech, los servicios de back-office y los servicios compartidos.
“Los estilos y procedimientos de gobernanza son importantes: los espacios políticos para el diálogo social y para escuchar y comprometerse con los diferentes grupos serán una parte esencial de la gobernanza democrática en estas duras condiciones de crisis.”— José M. Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL
En cuarto lugar, 2023 promete ser un año de fuerte recuperación del turismo, un sector vital para gran parte del Caribe, Centroamérica, México y otros países.
En quinto lugar, al igual que 2022 fue el año de la crisis de los tipos de interés, 2023 puede ser el año de la estabilización de los tipos o incluso el año en que los tipos den un giro, un cambio que puede reducir el coste del servicio de la deuda y puede aliviar las restricciones de acceso a nuevos recursos financieros.
En sexto lugar, las mejoras en la arquitectura financiera internacional para crear mecanismos multilaterales de renegociación de la deuda también serán muy beneficiosas, no sólo para la región de América Latina y el Caribe, sino para todas las economías emergentes y en desarrollo.
En séptimo lugar, 2023 también puede ser un buen año para la integración regional, aunque esto depende del compromiso político y del pragmatismo de las autoridades políticas de la región. Recordemos que la propia región es el principal destino de sus exportaciones de manufacturas. La actual geopolítica de la globalización hace aún más evidente la importancia -y la urgencia- de modernizar y profundizar los marcos de integración regional.
En octavo lugar, en materia de derechos sociales y desarrollo social, América Latina y el Caribe puede tener un gran año por delante a partir de los importantes avances logrados en materia de igualdad de género, por ejemplo, y del énfasis puesto en esta área por los líderes regionales durante la reciente XV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, entre otros compromisos suscritos en distintos foros regionales. La región tiene una ambiciosa agenda para impulsar sistemas integrales de cuidados, avanzar hacia una sociedad del cuidado y aumentar la tasa de participación de las mujeres en la fuerza laboral, hoy un 24% inferior a la masculina. Además, la región tiene una oportunidad única para fomentar sistemas universales de protección social y reforzar los sectores de la educación y la sanidad.
Una agenda pragmática para el crecimiento
Es esencial que los países de la región aprovechen al máximo estas y otras oportunidades para recuperar un espíritu positivo basado en agendas pragmáticas de crecimiento, empleo y mejores condiciones sociales.
Además, esto será crucial para evitar más fracturas y polarización en los contratos sociales o incluso la regresión democrática, que es posiblemente el mayor riesgo para los países de América Latina y el Caribe en estos tiempos difíciles y turbulentos.