En los albores de este siglo, en la Cumbre del Milenio, los dirigentes mundiales reafirmaron su compromiso con la paz y la seguridad, los derechos humanos y la buena gobernanza. Acordaron una serie de metas sujetas a plazos establecidos, plasmadas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, para reducir la pobreza extrema, el hambre, las enfermedades prevenibles y otros problemas sociales y ambientales mundiales para 2015. Asimismo, reconocieron que para alcanzar esos objetivos era necesario que todos practicáramos el respeto mutuo y aceptáramos una responsabilidad compartida.
Este año celebramos el Día de la Solidaridad Humana con el firme propósito de trabajar de consuno para superar los obstáculos que aún quedan en la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y definir el camino que seguiremos después de 2015 con miras a lograr un futuro más sostenible para todos. A todos nos corresponde un papel en la solución de los problemas económicos, políticos, ambientales y sociales de la actualidad y todos debemos compartir los costos y los beneficios del desarrollo sostenible de acuerdo con las necesidades y las capacidades. Esa es la esencia de la justicia, la imparcialidad y la equidad y ese es el sentido de la solidaridad.
En este Día de la Solidaridad Humana, insto a las personas de todas las naciones, confesiones, culturas y tradiciones a que colaboren en esta causa común para cumplir la promesa hecha al comienzo del milenio y dejar un legado de paz, prosperidad y progreso sostenible para las generaciones futuras.
Ban Ki-moon
Secretario General
Naciones Unidas