Sesión: Cerrando la Brecha de Implementación y Financiamiento de la Seguridad Hídrica en América Latina y El Caribe - Semana Regional del Agua 2025

8 Oct 2025 | Briefing note

Durante la Semana Regional del Agua 2025, la CEPAL y sus aliados estratégicos convocaron la sesión especial “Cerrando la brecha de implementación y financiamiento para la seguridad hídrica en América Latina y el Caribe”, un espacio de diálogo orientado a transformar la manera en que planificamos, estructuramos y financiamos las inversiones en agua y saneamiento.

Reunión
  1.  Introducción y propósito general

La sesión —celebrada el 8 de octubre en formato híbrido— reunió a más de 25 representantes de gobiernos, bancos de desarrollo, empresas de servicios, organizaciones filantrópicas y sociedad civil.

El punto de partida fue claro: la región enfrenta una doble brecha. Por un lado, una brecha de financiamiento que limita la inversión en infraestructura hídrica; y por otro, una brecha de implementación, que impide ejecutar eficazmente los recursos ya aprobados. Según estimaciones del BID y el Banco Mundial, más del 28 % de los presupuestos para el sector no llegan a ejecutarse. La sesión buscó, por tanto, identificar mecanismos para fortalecer las capacidades institucionales y movilizar inversiones sostenibles que traduzcan los planes en acción concreta.

A lo largo de cuatro horas, el diálogo permitió no solo visibilizar las innovaciones financieras emergentes en la región, sino también delinear una hoja de ruta compartida hacia una nueva arquitectura de financiamiento hídrico: más sistémica, inclusiva y basada en desempeño.

  1.  Bloque introductorio: integración, inversión e inclusion y puntos de apalancamiento

El bloque de apertura de la sesión marcó el tono estratégico de toda la jornada: avanzar de los planes a la acción, cerrando las brechas que separan la planificación, el financiamiento y la implementación.

El Sr. Alva Browne, Secretario Permanente del Ministerio de Infraestructura y Desarrollo Físico, Servicios Públicos, Aviación Civil y Transporte de Granada, abrió el diálogo recordando que la seguridad hídrica “no es un tema abstracto, sino una realidad que define la resiliencia de nuestros pueblos”. Su intervención mostró con fuerza la urgencia de pasar de la planificación a la ejecución, en un contexto de extremos hidroclimáticos que alternan sequías e inundaciones en un mismo año. Browne subrayó que cerrar la brecha de implementación requiere avanzar sobre tres pilares: integración, inversión e inclusión.

  • Integración, porque el agua debe ser gestionada como parte de un sistema nacional que conecta territorio, energía, agricultura y comunidades. En el Caribe, explicó, la creación de la Water Resources Management Unit y la nueva Water Resource Management and Regulation Act en Granada demuestran cómo integrar cuencas, uso del suelo y resiliencia climática bajo un mismo marco legal e institucional.
  • Inversión, entendida no solo como atracción de fondos, sino como inversión inteligente y con propósito, donde cada dólar destinado al agua genere retornos tangibles en productividad, resiliencia y equidad. En sus palabras, “cada inversión debe conducir a impacto”.
  • Inclusión, porque la seguridad hídrica debe construirse con y para las personas, integrando la voz de comunidades rurales, mujeres, jóvenes y grupos históricamente marginados. “La resiliencia se construye desde la gente, no solo desde los proyectos”, afirmó.

El bloque continuó con la presentación técnica de la Oficial de Asuntos Económicos de la CEPAL, Dra. Silvia Saravia Matus, acompañada por la Dra. Mónica Altamirano de Jong, experta internacional en financiamiento de la seguridad hídrica. Ambas introdujeron el Marco de Financiamiento para la Seguridad Hídrica (MFSH), una herramienta metodológica que busca conectar la planificación sectorial con la estructuración financiera y la gestión efectiva de las inversiones.

Silvia Saravia Matus planteó una idea central: la brecha que impide alcanzar la seguridad hídrica no es solo financiera, sino institucional y de ejecución. En América Latina y el Caribe, los planes de agua y saneamiento suelen identificar prioridades, pero pocas veces se traducen en carteras de inversión viables, con costos, plazos, responsables y fuentes de repago claramente definidos. En este contexto, el MFSH ofrece un puente entre la planificación y la inversión, permitiendo transformar las metas estratégicas en portafolios financiables y sostenibles.

La ponencia presentó una visión estructurada en cinco pilares —estratégico, económico, financiero, comercial y de gestión— que permiten desarrollar el caso de negocio completo de cada inversión en seguridad hídrica. A través de estos pilares, los proyectos se vuelven no solo técnicamente sólidos, sino financieramente “invertibles” y en algunos casos incluso “bancables”.

Mónica Altamirano amplió la reflexión mostrando cómo el entorno financiero global está redefiniendo las reglas del juego. Hoy, explicó, “la sostenibilidad ya no es una opción ética, sino un requisito financiero”. Las nuevas taxonomías verdes, regulaciones ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) y la presión de inversionistas institucionales exigen a los gobiernos y operadores demostrar desempeño y trazabilidad del impacto. Esto implica que la arquitectura del financiamiento hídrico debe rediseñarse para adaptarse a las oportunidades que crean estos estándares en términos de un creciente mercado de inversiones de impacto y aprovechar instrumentos como los bonos temáticos, los fondos climáticos y el blended finance

El marco propuesto por CEPAL identifica tres puntos de apalancamiento clave para lograr este cambio sistémico:

  1. Fortalecer la capacidad de preparar inversiones con lógica financiera, articulando programas bancables con estrategias de financiamiento claras y arreglos de implementación sólidos.
  2. Consolidar una gobernanza robusta, que reduzca riesgos regulatorios y de ejecución, y cree los incentivos necesarios para atraer inversión y promover acción colectiva a nivel de cuenca.
  3. Diseñar arreglos de implementación eficaces, mediante contratos por desempeño, mecanismos de repago sostenibles y adquisiciones inteligentes que aseguren resultados verificables.

Ambas ponentes enfatizaron la importancia de desarrollar capacidades institucionales —denominadas capacidades TOPP (Técnicas, Operativas, Políticas y Prospectivas)— como condición estructural para cerrar la brecha de implementación. Estas capacidades, señalaron, son el “componente silencioso pero decisivo” detrás de cualquier inversión exitosa.

El mensaje conjunto del bloque introductorio fue contundente: la región no necesita más diagnósticos, sino mecanismos concretos que conviertan la planificación en ejecución y el financiamiento en impacto. Ello requiere integrar políticas, fortalecer instituciones y repensar tanto la forma en que se identifican y planifican las inversiones —desde un enfoque basado en misiones y en el nexo entre sectores— como la manera en que medimos el éxito: no solo en kilómetros de tuberías o plantas construidas, sino en resiliencia generada, calidad de vida mejorada y sostenibilidad financiera a largo plazo.

  1.  Mesa redonda 1. Inversión de impacto y mecanismos de financiamiento basados en resultados

La primera mesa redonda evidenció la creciente madurez de la región en materia de innovación financiera. Heiner Skaliks, de Convergence Blended Finance, explicó que el blended finance “no es un instrumento, sino una forma de pensar la estructuración de proyectos”, utilizando capital catalítico para reducir riesgos y atraer inversión privada.

Ejemplos concretos confirmaron esta visión. Renato Moura, de Water.org, presentó el programa de Bonos Azules en Perú, implementado junto con COFIDE, que moviliza más de USD 290 millones para financiar proyectos locales de agua y saneamiento, con énfasis en zonas rurales y mujeres emprendedoras. Antonella Laino, de Aguas Andinas, compartió la experiencia de la empresa chilena en emisiones de bonos sostenibles en mercados locales e internacionales, como parte del ambicioso Plan BioCiudad, con inversiones superiores a USD 1.000 millones.

María Teresa Medina, de WaterEquity, destacó la capacidad de los fondos de impacto para canalizar capital privado hacia el acceso a agua y saneamiento. Desde 2016, WaterEquity ha movilizado más de USD 460 millones a nivel global y proyecta expandir su cartera latinoamericana con un Fondo de Resiliencia Hídrica y Climática (WCR Fund) orientado a infraestructura adaptativa.

Por su parte, Carolina Latorre, de WASTE, subrayó que “la sostenibilidad financiera no depende solo de más capital, sino de diseñar sistemas donde cada actor tenga un incentivo para rendir y crecer”. Su intervención enfatizó la importancia de incluir a las pymes y prestadores locales en el ecosistema financiero, apoyándolos con garantías, tramos subordinados y contratos por resultados.

Finalmente, Daniel Vera, del NDC Partnership, destacó el liderazgo de Chile con sus NDC 3.0, que integran mitigación y adaptación bajo una estrategia de financiamiento climático coordinada por el Ministerio de Hacienda —un ejemplo replicable para otros países de la región.

  1. Mesa redonda 2. Alianzas innovadoras para la acción colectiva

El segundo panel exploró cómo las alianzas público-privadas-filantropía-comunidades pueden acelerar la curva de aprendizaje y canalizar inversiones hacia la seguridad hídrica.

Carlos Garriga, de la Fundación We Are Water, compartió experiencias en más de 100 proyectos globales que vinculan empresas, comunidades y campañas de comunicación y sensibilización para fomentar conciencia y responsabilidad compartida.

Todd Reeve, de la Bonneville Environmental Foundation, observó un cambio estructural en la última década: las empresas ya no actúan solo dentro de sus operaciones, sino que invierten “fuera de la cerca”, apoyando la restauración de cuencas y la resiliencia comunitaria. Sin embargo, advirtió que persisten desconexiones entre las metas corporativas y las necesidades locales, por lo que propuso crear puentes de colaboración entre ambos mundos.

Claudio Teloni, de Fundapaz (Argentina), presentó ejemplos de captación y almacenamiento de agua en comunidades indígenas del norte argentino, subrayando que “la seguridad hídrica solo se alcanza cuando la innovación técnica se combina con conocimiento local y voluntad política”.

Desde Perú, Kerly La Rosa de Aquafondo explicó cómo los Fondos de Agua se consolidan como modelos eficaces para cerrar la brecha de implementación, movilizando recursos y confianza entre comunidades, gobiernos y empresas. Destacó además el Sello Empresa Hídricamente Responsable, una herramienta que incentiva la acción privada sostenible en las cuencas.

Por su parte, Violeta Vigo, de Newmont ALAC, enfatizó el papel del sector empresarial en la creación de valor compartido y cierre de brechas en el ODS6 y la necesidad de marcos regulatorios que den previsibilidad y transparencia a las inversiones.

El hilo conductor fue claro: la necesidad de alinear incentivos para que los flujos financieros respondan a las necesidades territoriales y generen valor social y ambiental.

  1. Mesa redonda 3. Repensando la planificación y originación de inversiones

El tercer bloque abordó la transformación estructural necesaria para multiplicar por cuatro las inversiones en agua y saneamiento hacia 2030.

Franz Rojas, de CAF, propuso combinar mecanismos como bonos y créditos basados en desempeño, líneas de preinversión no reembolsables y préstamos sin respaldo soberano, subrayando que la innovación financiera debe ir acompañada de solidez regulatoriacapacidades locales.

Stephen Hart, del Banco Europeo de Inversiones, coincidió en la urgencia de innovar para extender la vida útil de los activos, reducir costos y fortalecer la sostenibilidad del sector. Señaló que el agua debe ocupar un lugar prioritario en la agenda política, al igual que la energía o el transporte.

Desde los gobiernos, Carlos Estévez (Chile) compartió los avances del Plan Nacional de Infraestructura 2025–2050, que articula seguridad hídrica, energética y habitabilidad rural con enfoque de cuenca y participación local. Alberto Núñez (Perú) destacó la modalidad  de cooperación de “Gobierno a Gobierno” como vía para acelerar el desarrollo de una cartera de proyectos y la implementación de las obras, a través de asistencia técnica bien enfocada a impacto.

Fabiola Tábora también presentó la nueva Estrategia 2026–2030 del Global Water Partnership (GWP), centrada en un nuevo paradigma de seguridad hídrica basado en tres objetivos estratégicos: financiamiento e inversiones, gobernanza, y conocimiento, datos y transformación digital. La estrategia busca movilizar al menos 15 mil millones de dólares en inversiones en agua hacia 2030, mediante cinco intervenciones estratégicas orientadas a generar compromisos de alto nivel y a desbloquear mecanismos financieros innovadores. 

Ángela Penagos, Directora de CEPAL en la oficina nacional de Colombia, destacó que este país atraviesa una transformación estructural en la forma en que identifica y planifica las inversiones en seguridad hídrica, pasando de proyectos fragmentados y centrados en infraestructura hacia enfoques integrales, territoriales y resilientes al clima. Con base en los hallazgos del Estudio Nacional del Agua 2022 y del nuevo Plan Nacional de Riego, subrayó el creciente reconocimiento del potencial del agua subterránea, la priorización de subzonas críticas y la necesidad de incorporar principios de gobernanza, participación y justicia hídrica en la formulación de proyectos. En materia financiera, señaló un cambio hacia la diversificación de fuentes y esquemas de financiamiento mixto, combinando presupuestos públicos, banca de desarrollo, capital privado e instrumentos innovadores como los bonos azules (por ejemplo, el bono de USD 50 millones emitido en 2023 por BBVA e IFC). No obstante, advirtió que el marco normativo del agua en Colombia sigue desactualizado y que la capacidad de ejecución se ve limitada por la fragmentación institucional. Su mensaje a los directores de agua fue claro: cerrar la brecha de implementación requiere una mayor coordinación interinstitucional, una focalización más precisa de las inversiones en territorios vulnerables y una ampliación del uso de esquemas de financiamiento alternativos y modelos asociativos que vinculen productividad rural, adaptación climática y gobernanza sostenible del recurso hídrico.

Marcia Toledo, de los Campeones de Alto Nivel para la Acción Climática de la ONU, subrayó la importancia de trabajar en conjunto actores públicos, privados, filantropía y comunidades locales en la estructuración de portafolios colaborativos de financiamiento, que diversifican fuentes y reducen riesgos de transición.

  1. Principales resultados y próximos pasos de la CEPAL

La sesión concluyó con un llamado a transformar las ideas en acción coordinada. Desde la CEPAL y sus aliados estratégicos se presentó una oferta regional de apoyo a los países para fortalecer capacidades y acelerar inversiones sostenibles en agua.

Esta hoja de ruta incluye, bajo pedido explícito de los países de la región:

  • Un ciclo de capacitación, para fortalecer las capacidades técnicas, operativas y financieras de los equipos nacionales y locales en base al marco de financiamiento de seguridad hídrica presentado por la CEPAL.
  • Una línea exploratoria con socios estratégicos —CAF, BID, Banco Mundial, GWP, Convergence y NDC Partnership— para el diseño de carteras de inversión y mecanismos financieros innovadores.
  • Un laboratorio regional de innovación financiera, que impulse el desarrollo y escalamiento de instrumentos como bonos azules, financiamiento basado en resultados y canjes de deuda climática.
  • Rutas locales de acceso a financiamiento climático, mediante la creación de vehículos institucionales que conecten necesidades territoriales con fondos internacionales.
  • Una guía práctica de financiamiento para gobiernos nacionales, que ayude a alinear tarifas, impuestos, transferencias y mecanismos de financiamiento hacia inversiones sostenibles y de alto impacto.

Estas acciones se articulan con el lanzamiento del Panel de Alto Nivel sobre Inversiones en Agua y Resiliencia Climática para América Latina y el Caribe (LAC-HLP), iniciativa conjunta de la CEPAL, CAF y GWP, que busca movilizar al menos USD 20 000 millones hacia 2030 y cerrar una brecha de inversión regional estimada en USD 37 000 millones anuales.

Desde la CEPAL reafirmamos nuestro compromiso de seguir articulando conocimiento, alianzas y financiamiento para construir una región más resiliente y sostenible en materia hídrica —en camino hacia la COP30 en Brasil y la Conferencia del Agua de la ONU en 2026.

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