América latina ha visto descender sus tasas de mortalidad en los últimos 50 años, fundamentalmente gracias a las mejoras en el campo de la salud. El mayor control de enfermedades infecciosas, parasitarias y respiratorias, los programas de vacunación y la educación de las madres tuvieron un efecto directo en la reducción de la mortalidad infantil, aunque con fuertes diferencias de un país a otro, así como entre grupos de altos ingresos y los más pobres, lo que revela profundas desigualdades. El CELADE ha prestado especial atención a este tema, lo que se expresa en el desarrollo de variadas actividades, entre las que se destaca el apoyo a los países para que elaboren sus estimaciones de mortalidad, participación en equipos de trabajo interinstitucionales sobre mortalidad en la niñez y mortalidad materna.