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La estratificación social chilena hacia fines del siglo XX

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La estratificación social chilena hacia fines del siglo XX

Autor institucional: NU. CEPAL. División de Desarrollo Social Descripción física: 52 páginas. Editorial: CEPAL Fecha: agosto 2001 Signatura: LC/L.1584-P ISBN: 9213218893

Descripción

Resumen
La constatación de una distribución del ingreso concentrada y tendencialmente
regresiva ha sido recurrentemente señalada como el principal déficit del estilo
de desarrollo chileno. En este trabajo sostenemos que la pregunta más importante
a este respecto no es tanto cuán distante es la participación en los ingresos
de unos y otros individuos, sino cómo esa desigualdad se superpone a determinadas
posiciones o roles, afectando sistemáticamente las probabilidades de movilidad
social de los individuos que las ocupan. Más allá de las diferencias cuantitativas
en las capacidades de consumo presente, la interrogante que pretendemos abordar
es: ¿qué tipo de desigualdad ha tendido a configurarse en Chile y cuáles son
sus significaciones previsibles?
Abordamos esta pregunta desde el punto de vista de la estructura ocupacional
y de los diversos sub-conjuntos (clases sociales); que en ella se han ido diferenciando
a lo largo de las distintas etapas del desarrollo nacional. Nuestro propósito
es describir y tratar de interpretar el sentido general de las transformaciones
ocurridas en la estructura socio-ocupacional chilena en los últimos veinticinco
años.
Concluimos que la estructura de clases actual, surgida de las profundas transformaciones
ocurridas en el país, presenta notables diferencias con la estructura pre-existente.
Los cambios de mayor impacto son la fuerte caída en la significación de la clase
obrera productiva, la terciarización y la burocratización del trabajo asalariado
bajo organización privada. La lógica reivindicativa de movilización de los actores
sociales, que se tradujo en una fuerte presencia del sindicalismo en la vida
nacional, ha sido desplazada por un estilo mesocrático de vida orientado por
pautas de mercado.
Finalmente, destacamos la existencia de fuentes adscriptivas de desigualdad:
las distancias educativas entre clases continúan siendo muy pronunciadas y permanecen
como barreras difícilmente superables para la movilidad social. El nivel educativo
de los padres, aun más que el ingreso familiar, aparece como el principal determinante
de la educación de los hijos. La "superposición" de distribuciones concentradas
del ingreso y de las oportunidades educativas, apuntan hacia una persistencia
de las desigualdades interclasistas, dificultando el surgimiento de formas más
igualitarias de ciudadanía, capaces de cimentar nuevas relaciones de solidaridad
social.