Descripción
El impacto de la primera gran crisis financiera internacional del siglo XXI no ha sido tan importante en América Latina como en otras regiones del mundo, caso de EEUU o la Eurozona. A favor de América Latina ha jugado la situación relativamente saneada de sus finanzas públicas, alcanzada tras un exitoso proceso de desendeudamiento durante la última década del siglo XX y los primeros años del nuevo milenio, obviamente, con matices para cada país. La crisis financiera internacional quebró un paradigma de política económica basado en la desregulación financiera, la prevalencia de la política monetaria sobre la política fiscal y la retirada del Sector Público de actividades estratégicas. Los programas de estímulo fiscal —y sobre todo los que se basan en incrementos de la inversión pública— han vuelto a primera línea de la acción política, si bien aún persisten muchas prevenciones sobre su efectividad y su impacto sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas. En ese contexto general, el papel de los gobiernos subnacionales, tradicionalmente excluidos de la función de estabilización, también ha sido revitalizado en los países que han impulsado procesos de descentralización. En el trabajo se analizan estos parámetros, revisando teoría y evidencia empírica disponibles. Los cálculos realizados para una muestra seleccionada de nueve países de América Latina muestran un cierto espacio fiscal disponible, también en el ámbito de los gobiernos subnacionales. Estas condiciones objetivas facilitan la implementación de políticas de inversión que puedan generar crecimiento económico, empleo e inclusión social, sin comprometer la consolidación fiscal. Para ello, resulta preciso contar con eficaces reglas fiscales, principalmente basadas en equilibrio estructural y una precisa definición de la regla de oro de financiación de inversiones. En definitiva, una nueva "geometría" para el triángulo que forman la descentralización, la inversión pública y la consolidación fiscal.