Descripción
Resumen
El envejecimiento poblacional será, sin duda, el proceso demográfico de mayor
relevancia para las sociedades en la próxima centuria, particularmente en el caso de Uruguay, país
que presenta la estructura demográfica más envejecida de la región.
Hasta ahora, los enfoques prevalecientes sobre el tema han centrado su atención en la
dimensión cuantitativa tanto actual como futura del proceso, lo cual constituye sólo
un aspecto parcial del mismo. La presente investigación, en cambio, está enmarcada en un nuevo
concepto universal sobre la vejez que apunta a lograr calidad de los años agregados a la vida.
Por ello, el énfasis recae en la identificación de diversos factores de riesgo para la salud que
pueden condicionar el logro de esa meta y que se vinculan con comportamientos y actitudes que
los individuos desarrollan en su vida cotidiana y que, por depender de su voluntad, pueden
ser modificados. Estos factores son analizados a partir de la información relevada en la
Encuesta sobre estilos de vida y salud de la población adulta (ENEVISA);, aplicada en el marco
de la investigación, a la población de 55 años y más de edad residente en hogares
particulares urbanos, bajo la forma de un módulo complementario de la Encuesta Continua de Hogares
del año 1999.
El estudio permite identificar cuatro formas de envejecer para la población uruguaya,
determinadas mediante el relacionamiento de los diferentes estados de salud con tres
niveles de factores de riesgo. La definición de estado de salud utilizada trasciende asimismo
la percepción o no de enfermedades crónicas y discapacidades, al considerar en forma
explícita la capacidad funcional del individuo para desarrollar las actividades del diario vivir,
así como la valoración que él mismo hace de su estado físico.
Uno de los hallazgos más importantes, y poco común en las poblaciones envejecidas,
es el alto grado de independencia funcional que caracteriza a la población de los
distintos tramos de edad considerados, aspecto que puede ser aprovechado en el diseño de
políticas. Como elemento menos favorable se destaca el alto porcentaje de la población
encuestada, sobre todo entre los 55 y 64 años, que no percibiendo enfermedad crónica lleva un
estilo de vida nada o relativamente nada positivo, que puede condicionar su salud futura.
El documento aborda también otras áreas específicas de la salud, tales como los
perfiles de morbilidad percibida, el consumo de medicamentos, la salud preventiva y el
gasto en salud.
Dado que los valores, actitudes y conocimientos que subyacen en los factores de riesgo
se vinculan con el nivel socioeconómico de pertenencia de los individuos, su
conocimiento es básico para la determinación de acciones futuras. Por ello, el análisis no se limita
al tratamiento tradicional sino que se extiende a temas como la cohabitación de distintas
generaciones, las relaciones y razones de dicha convivencia, y las redes de apoyo.
Por último, el examen de temas emergentes como los relacionados con la seguridad
ciudadana, la previsión de ahorro para la vejez, el cuidado de los mayores, la
adaptación a la tecnología y las actividades reales y potencialmente ideales constituyen un amplio
campo adicional de análisis, revelador de la diversidad de situaciones de vida que se
observa en la población uruguaya.