Descripción
Educación reproductiva y paternidad responsable en el Istmo Centroamericano es un proyecto que ha sido financiado por el Fondo de las Naciones Unidas para las Contribuciones Internacionales (UNFIP, en inglés); que ejecutó la Sede Subregional en México de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL);, entre julio de 1999 y septiembre de 2002.
¿Por qué la CEPAL, que es una comisión económica regional de la Naciones Unidas, ha promovido la toma de conciencia de la necesidad de cambio de un patrón netamente cultural tan generalizado? La respuesta, aunque no inmediata, sí es sencilla: porque las actitudes machistas prevalecientes, profundamente arraigadas en los países del Istmo Centroamericano, como es la debilidad o en muchos casos la franca ausencia de una paternidad responsable, tienen efectos trascendentes en el grado de bienestar económico y social de las familias. Año tras año, en su Panorama social de América Latina, la CEPAL ha mostrado cómo los elevados índices de pobreza de la mayoría de los países de la región dependen, entre muchos otros factores, del sexo de la jefatura del hogar, del tipo de inserción laboral -íntimamente vinculada con su escolaridad- y de la relación entre el número de contribuyentes activos del ingreso familiar y el número de miembros dependientes, mayoritariamente niños. Así, las madres solas a cargo del cuidado de sus hijos, por el hecho de obtener una paga inferior por su trabajo, presentan mayor grado de vulnerabilidad y carencias que en hogares donde el varón es una fuente importante de ingresos.
Más allá de estas primeras constataciones netamente monetarias y aparentemente mecánicas, surgen muchas otras aristas de la verdadera dimensión económica y social del problema, al reforzar estos patrones culturales ancestrales otros factores que, a su vez, perpetúan el círculo vicioso de la pobreza. En efecto, no sólo se parte de la base de que un gran número de hombres no se sientan responsables de su capacidad reproductiva e incluso lleguen a imponerla, sino que, por encima de la concepción de hijos no deseados, tienden a negar los deberes económicos y afectivos hacia la mujer y hacia el desarrollo integral de los hijos: su alimentación, su educación, su cuidado y orientación, su equilibrio psicoafectivo. Así, se suscitan con ello índices más altos de desnutrición y de enfermedades infantiles, tasas menores de matrícula y mayores de deserción escolar, inserción laboral prematura y deficiente, tasas alarmantes de embarazo adolescente y también mayor exposición a crecientes amenazas sociales en la región (niños de la calle, vandalismo de las pandillas, prostitución, drogadicción, violencia e incluso criminalidad);.
La incidencia de la pobreza material es grave en tres de los países del Istmo Centroamericano -Guatemala, Honduras y Nicaragua-, que presentan los índices más elevados del hemisferio occidental, después de Haití: alrededor del 70% de sus hogares en condiciones de pobreza y casi el 50% en situación de indigencia, o pobreza extrema. Estos porcentajes en las áreas rurales se elevan al 80% y 60%, respectivamente. Entre un 30% y un 37% de los hogares tiene jefatura femenina. En el otro extremo, Costa Rica y Panamá (El Salvador se encuentra en una situación intermedia); tampoco se libran de este mismo fenómeno de patrones de masculinidad tradicionales, dado que, con sus especificidades propias, persisten en ellos rasgos marcados de paternidad irresponsable, sobre todo en los estratos de menor escolaridad, que afectan a un sector importante de las mujeres y los niños.
Es obvio que estos graves problemas son de interés central para la CEPAL, aun cuando comparta muchas de sus vertientes con otras agencias del Sistema de las Naciones Unidas. Por ello, dentro de este proyecto que el UNFIP le confió como resultado de un concurso dentro del Sistema entre propuestas de proyectos en temas relativos a la pobreza, encontró la colaboración decidida del Fondo de las Naciones Unidas para Asuntos de Población (FNUAP);, con el cual compartió preocupaciones centrales de este vasto campo, así como también del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF); y la Organización Panamericana de la Salud (OPS);.
Las vinculaciones de la paternidad responsable con distintas esferas de la vida económica y social resultaron ser mucho más variadas y estrechas que lo que inicialmente se había supuesto, así como la energía social existente en los países del Istmo, por lo que el proyecto rebasó ampliamente las metas establecidas y las expectativas. En un principio, se planteó como pasos necesarios la elaboración de un diagnóstico nacional en cada uno de los seis países cubiertos, con el fin de proponer políticas públicas para fortalecer los objetivos del proyecto. A partir de ellos se preparó igualmente un estudio regional que sirvió de base, tras su discusión en seminarios expresamente organizados con los agentes sociales más relevantes, para la elaboración de la Iniciativa Regional para la Paternidad Responsable en el Istmo Centroamericano.
El propósito de este volumen es, pues, el de reunir toda esta documentación para facilitar su lectura, su consulta y su memoria. Es evidente que, tratándose de autores y de países distintos, los estudios nacionales difieren ente sí por su contenido y enfoque. Con todo, expresan un común denominador de valores -o falta o deformación de valores- compartidos en sociedades con tradiciones históricas y culturales tan cercanas. Asimismo, en todos los casos se reclaman acciones urgentes y decididas tanto de parte de políticas públicas como de la sociedad civil y sobre todo de los propios beneficiados, que son los padres.
En particular, cabe destacar que en el momento de empezarse a desarrollar el proyecto, en Costa Rica el tema cobraba interés en términos del reconocimiento oficial de los hijos y de su registro, lo cual no tardaría en cristalizarse en la Ley de Paternidad Responsable adoptada en ese país, respaldada por las pruebas de ADN provistas por la Universidad de Costa Rica y administradas por la Caja Costarricense del Seguro Social. No se ha querido vincular el tema con una actitud negativa o persecutoria hacia los padres irresponsables sino inducir formas en que el propio varón comprenda el privilegio que representa el tener un hijo o una hija deseados y encaminarlos en su vida hasta la edad adulta.
Desafortunadamente, las faltas de muchos hombres hacia sus esposas o compañeras e hijos se manifiestan en las peores formas de violencia intrafamiliar, a veces incluso el abuso sexual, o, más comúnmente, en el retiro del sustento alimenticio hacia ellos. Las legislaciones de los países frecuentemente no están suficientemente adaptadas ni las autoridades judiciales lo suficientemente sensibilizadas. También en este campo el Proyecto pudo contribuir mediante cursos de capacitación.
Además de las múltiples connotaciones legales de la paternidad no responsable, existe toda una vertiente laboral que en algunos países ha sido objeto de discusión, por lo que hace a los derechos y obligaciones de los padres, varones, que las madres tienen manifiestamente, en particular licencias, y que generalmente no se comparten. Existe toda una veta por explorar en este sentido prácticamente en todos ellos.
Tal vez la médula del problema y la mayor parte del potencial de cambio radica en la educación. Educación de los niños y de las niñas, acerca de sus roles y sus proyectos de vida, sus derechos y sus responsabilidades, aunque también para ello, reconocidamente, la educación de sus maestros y de sus padres, la toma de conciencia de la importancia de un cambio de valores, sobre todo en sociedades que se modernizan aceleradamente. El tema de la paternidad responsable está íntimamente vinculado con el enfoque de género, en realidad es parte de él, y por lo mismo, debe integrarse en los currículos de los estudiantes de todos los niveles. Para el Proyecto resultó sumamente satisfactorio haber podido organizar un Encuentro de Universidades Centroamericanas, donde se debatió precisamente este tema, el robustecimiento de los departamentos de estudios de género y el intercambio de experiencias entre ellos para dejar incluido, por primera vez, este tema.
Más que la difusión masiva de los principios y objetivos que orientaron al proyecto, como inicialmente se había previsto, se creyó más eficaz desarrollar acciones de capacitación y sensibilización en sectores clave de la sociedad, además de procurar el fortalecimiento de las instituciones relativas. Con este propósito se impartieron estos cursos, a la vez que se elaboró el Manual de capacitación para la incorporación institucional de la Iniciativa para la paternidad, que se orienta a capacitar a los capacitadores. Además de haberse distribuido profusamente, se le incluye aquí por la utilidad que este manual entraña.
Uno de los pedidos concretos recogido en los seminarios y talleres organizados por el Proyecto fue la legítima aspiración de una funcionaria que trabajaba directamente en el tema acerca de la necesidad de contar con indicadores idóneos de paternidad responsable, para poder así medir la eficacia de las políticas públicas que se instrumenten. Por ello, se emprendió un primer acercamiento a esta arista, la estadística, insuficientemente desarrollada. Desde luego, éste no es sino un primer paso en el desarrollo de indicadores que se integren con los de género, igualmente en pleno proceso de fortalecimiento en todos los países.
Finalmente, otra de las acciones que pudo promover el Proyecto fue su contribución financiera a la realización de cuatro investigaciones simultáneas que coordina la Oficina Regional en Managua del FNUAP, acerca de los factores socioculturales asociados con el comportamiento de los hombres frente a la paternidad en Centroamérica, que será realizado en Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Los volúmenes resultantes serán, en cierto sentido, "obras póstumas" del Proyecto, gracias a que, una vez concluido éste, el Fondo de Población retomará los hilos de su desarrollo en el Istmo Centroamericano para promover acciones futuras.
En todo caso, este Proyecto que ejecuta la CEPAL parte de la base que las soluciones deberán emanar de todos y cada uno de los agentes sociales en los seis países del Istmo. Así se procedió en cada caso y así se espera que se continúe procediendo. En última instancia, es la sociedad misma la que debe incorporar en su imaginario colectivo valores equitativos y compartidos en un acto tan trascendente y de tan largo plazo como es la procreación. En este sentido, el Proyecto ha contribuido modestamente al menos en poner el tema en la mesa de discusión, valorarlo, reconocerlo, debatirlo, tratando de sensibilizar al mayor número posible de sectores de la sociedad. Es como muestra del más genuino agradecimiento a todos los participantes de este Proyecto -consultores, funcionarios, académicos, jueces, maestros, padres de familia y muchos otros etcéteras- que devuelve a sus manos estas páginas con la esperanza de que cada uno desde su particular posición y en su campo de acción contribuya a proseguir con esta tarea.