Descripción
Antecedentes
El principal objetivo de este documento es exponer los hallazgos
sobre la actitud de los hombres guatemaltecos respecto de su comportamiento
sexual, reproductivo y la paternidad. La investigación de estos temas no ha
tenido la difusión adecuada ni ha creado una conciencia social hacia el
problema en Guatemala, donde la pluriculturalidad, la diversidad étnica y las
actitudes 'machistas', exigen un análisis profundo (Population Council,
1997: 32; Ward, Bertrand y Puac, 1990: 57);.
Este documento forma parte del proyecto 'Educación
reproductiva y paternidad responsable en el Istmo Centroamericano', que
ejecuta la Sede Subregional en México de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL);. El incremento de la violencia social manifestada en
el ámbito intrafamiliar, los niños en situación de calle, la prostitución
infantil, las condiciones de pobreza y pobreza extrema que afectan a millones de
guatemaltecas y guatemaltecos, y la marcada indiferencia del hombre hacia el
tema, motivan y justifican la realización del estudio.
Es preocupante la difusión que tienen en el país los
prejuicios raciales, económicos y de género. En general, el hombre sigue
confiriendo a la mujer el único papel de procreadora y educadora de los hijos,
pero le niega la oportunidad de desarrollo en otros aspectos de su vida
(estudios, trabajo, decisiones personales);. Pese a que diversos sectores
trabajan en pro de la equidad entre mujeres y hombres, aún representan
pequeños espacios que no se han expandido al resto de la sociedad.
El mayor índice de desarrollo humano en Guatemala se registra
en la ciudad capital, en tanto que los datos más preocupantes en estos aspectos
se presentan en los empobrecidos departamentos de Chimaltenango, San Marcos,
Huehuetenango, Sololá, Totonicapán, Quiché y Alta Verapaz, muchos de los
cuales continúan rigiéndose por el llamado 'derecho consuetudinario' y no
por las leyes constitucionales del país.
Las leyes civiles y penales no incluyen, en general, la
responsabilidad masculina como elemento decisivo en la salud reproductiva. Así,
el decreto que sanciona el nuevo código de salud garantiza la protección del
Estado hacia la persona y la familia, y considera que el goce de la salud es un
derecho humano fundamental, pero no incorpora el criterio de género en la
planificación familiar.
La tasa de analfabetismo en Guatemala es de 84.21% en el área
rural y de 15.97% en zonas urbanas (INE-CELADE, 1950-2050);. Estos indicadores se
acentúan entre indígenas y ladinos. Súmese a lo anterior, la repetición de
actitudes transmitidas generacionalmente y los problemas económicos de la
nación. El resultado es que la desinformación fomenta los prejuicios hacia la
mujer, que se reflejan en la violencia masculina en todas sus dimensiones como
expresión diaria y en una paternidad que se restringe a engendrar hijos, o a
proveer económicamente, y descarga en la mujer la responsabilidad de la
educación de las hijas y los hijos procreados.
La elevada tasa de fecundidad materna (estimada en cinco hijos
por cada mujer en edad fértil);, así como la alta incidencia de solteras y
solteros en el país (39.1%);, provocan que muchas madres solteras aún convivan
con sus padres, en el mejor de los casos, o que subsistan en empleos mal
remunerados. Las mujeres padecen explotación y violencia moral, psicológica,
laboral y/o sexual y un mayor grado de pobreza (58.7% del quintil de ingreso
hogar con jefatura femenina, frente a 94.1% del quintil de ingreso con jefatura
masculina);. A pesar de que en Guatemala existen leyes sobre protección,
responsabilidad de manutención de hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio,
etc., éstas no son respetadas y mucho menos cumplidas por los hombres, además
de que muchas mujeres no presentan denuncias (220 denuncias presentadas en
1998);, ya que la misma sociedad discrimina a una mujer por el hecho de ser madre
soltera e incluso la responsabiliza de su situación (AVSC, 1997: 6; García
Laguardia, 1996: 178);.
La Encuesta Nacional de Ingresos de Gastos Familiares (ENIGFAM);,
1998-1999 determina que el más alto porcentaje de jefes de hogar corresponde a
los hombres (75.7% urbano y 82.3% rural);, y sólo el 24.3% (urbano); y 17.7%
(rural); a mujeres. Esta situación se ha asociado a la violencia intrafamiliar,
sobre todo en contra de la mujer, la cual no es un problema cuyo inicio sea
reciente sino de larga data. La consiguiente desintegración familiar arroja un
alto índice de niñas y niños sin padre, en abandono total, sin acceso a la
educación elemental, razón por la cual muchos de ellos se involucran en robos,
uso y abuso de sustancias, prostitución infantil, etc.
El 29 de diciembre de 1996 se firmó un acuerdo de paz que puso
fin a una lucha armada de 30 años en Guatemala, pero varios compromisos aún no
se han cumplido en su totalidad, y otros no se respetan. La violencia civil ha
continuado, lo que se refleja en los 30 479 delitos reportados en 1996, 34 142
en 1997 y 36 283 en 1998. La reinserción de muchos hombres, mujeres, niñas y
niños a la 'nueva' sociedad guatemalteca incluye la repatriación de muchos
indígenas a lugares en donde anteriormente fueron cometidas masacres y
ejecuciones.
En todas las situaciones mencionadas, la actuación
irresponsable del hombre hacia las mujeres, niñas y niños ha provocado más
pobreza, violencia, inseguridad, inaccesibilidad a servicios básicos, etc. A su
vez, esos futuros adultos van a reproducir un comportamiento irresponsable en el
terreno sexual, reproductivo y paterno.
Es necesario y oportuno sensibilizar, educar y responsabilizar
al hombre respecto de sus actos, en el entendido de que su papel no se restringe
a promover la manutención económica, ni corresponde a utilizar sexualmente a
la mujer cuando él así lo desee. En ese sentido, es urgente incorporarlos como
una parte de la sociedad responsable.
Basándose en la multiculturalidad de Guatemala, se sugieren
propuestas concretas en torno al tema central del trabajo, la promoción de la
educación reproductiva y la paternidad responsable con una perspectiva de
género, que incluye al hombre y a la mujer en condiciones de igualdad, desde
una visión biopsicosociolegal y cultural como única opción para solucionar el
problema.