Comunicado de prensa
El panorama financiero cubano está marcado por un acceso inestable, no diversificado y poco sostenible a fuentes para financiar el desarrollo. Dada la existencia de una gama reducida y estrecha de fuentes de financiamiento (remesas familiares, inversión extranjera directa, créditos bilaterales, ayuda oficial al desarrollo), el país depende de los flujos corrientes, especialmente exportaciones, para financiar la producción, los servicios públicos, la infraestructura y el desarrollo. Se trata de un contexto especialmente adverso, a pesar de ser una nación de ingreso medio.
En los últimos años, el recrudecimiento del bloqueo norteamericano, los impactos de la crisis internacional asociada a la pandemia de COVID-19 y el conflicto en Europa del Este, así como la acumulación de desequilibrios internos han agudizado las restricciones de financiamiento al desarrollo y la necesidad de acceder a nuevas fuentes de financiamiento, públicas y privadas, nacionales e internacionales, tradicionales e innovadoras.
En este contexto, se desarrolló el programa conjunto “Apoyo a la conformación de un Marco Nacional Integrado de Financiamiento para los ODS en Cuba” (CIFFRA, por sus siglas en inglés), como parte de las más de 70 iniciativas del Fondo ODS de las Naciones Unidas.
Fue llevado a cabo por el Sistema de las Naciones Unidas en Cuba, a través de la Sede Subregional en México de la Comisión Económica para América Latina y del Caribe (CEPAL) y contó con la participación del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Oficina de la Coordinación Residente (OCR). Su objetivo es contribuir al desarrollo de un Marco Nacional Integrado de Financiamiento (INFF) como una herramienta para planificar, definir y evaluar políticas financieras sensibles al género, útiles para mejorar su eficacia y promover la movilización de recursos para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
CIFFRA es parte de la familia de los marcos nacionales integrados de financiamiento para el desarrollo de las Naciones Unidas (INFF, por sus siglas en inglés)[1]. Estas herramientas permiten a los países desarrollar estrategias para aumentar la inversión, gestionar los riesgos e incrementar la coherencia de las políticas de financiamiento, entre sí y con los planes nacionales de desarrollo.
Como parte de este concepto, CIFFRA se propuso evaluar y repensar las estrategias de política dirigidas a incrementar, diversificar y optimizar las fuentes de financiamiento al desarrollo en Cuba. De julio de 2020 a marzo de 2023 (33 meses) CIFFRA llevó a cabo un amplio programa de ejercicios de diagnóstico y recomendaciones sobre las políticas de financiamiento al desarrollo en el país. El proceso fue profundamente participativo y contó con un elevado compromiso de las autoridades cubanas y una estrecha coordinación entre las agencias de Naciones Unidas participantes (CEPAL como agencia líder, PNUD y la oficina del Coordinador Residente).
Un amplio proceso de investigación y debate con autoridades, académicos y expertos permitió elaborar 25 documentos estratégicos y 5 nuevas herramientas metodológicas, así como llevar a cabo 30 seminarios de capacitación y/o presentación de resultados.
A partir de estos insumos, CIFFRA realizó una propuesta de Marco Nacional Integrado de Financiamiento para Cuba, basado en 5 pilares estratégicos. La propuesta contiene más de 100 recomendaciones de política, con énfasis en el fomento a las exportaciones y la inversión extranjera directa, el financiamiento a la transformación productiva, la atracción y canalización de remesas, y los mecanismos de gobernanza de la estrategia de financiamiento al desarrollo. A su vez, se desarrollaron 4 herramientas para la modernización de las finanzas públicas.
Además de las valiosas recomendaciones técnicas y la creación de herramientas para el fortalecimiento de la gestión pública, CIFFRA aportó importantes contribuciones: i) permitió una aproximación más holística a los debates sobre el financiamiento al desarrollo en el país, ii) promovió el debate público-privado y con actores nacionales para la generación de consensos, iii) contribuyó a consolidar buenas prácticas para el trabajo conjunto entre las agencias del sistema de las Naciones Unidas, y iv) permitió abrir espacio a nuevos proyectos de colaboración sobre el financiamiento al desarrollo y temas afines.
[1] Ver: https://inff.org/