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Profundizar la integración regional es un imperativo para enfrentar las turbulencias internacionales

25 de junio de 2018|Noticias

Nueva publicación de la CEPAL señala que convergencia entre la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR es “necesaria y urgente”.

En una coyuntura tan turbulenta como la actual, en donde crecen los cuestionamientos a la globalización y las tensiones migratorias y comerciales, profundizar la integración regional no es una opción sino un imperativo. De allí que la convergencia entre la Alianza del Pacífico y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) es necesaria y urgente, recalca la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el documento La convergencia entre la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR. Enfrentando juntos un escenario mundial desafiante.

Según el informe, que fue presentado el martes 5 de junio de 2018 en Brasilia durante el seminario “MERCOSUL-Aliança do Pacífico: Reforçando os Vetores da Integração”, resulta crucial tender puentes entre los principales mecanismos de integración económica de la región. Por ejemplo, la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR concentran en conjunto alrededor del 80% de la población y el PIB de la región, cerca del 85% de su comercio y casi el 90% de sus flujos de inversión extranjera directa (IED).

En el prólogo de la publicación, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, señala que “la CEPAL ha apoyado el proceso de ‘convergencia en la diversidad’ entre la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR desde que fue propuesto inicialmente por el Gobierno de Chile en 2014. En efecto, dado el fuerte peso económico y demográfico de ambas agrupaciones, la convergencia entre ellas se convertiría en un poderoso catalizador de la integración de la región en su conjunto. Se trata de una propuesta innovadora, basada en un enfoque de avances graduales que permitan generar las condiciones para plantearse objetivos más ambiciosos”.

América Latina y el Caribe, junto con África, presenta los menores índices de comercio intrarregional del mundo: apenas el 16% del valor de sus exportaciones se dirige a la propia región, muy por debajo del 50% que registran Asia oriental y América del Norte, y del 64% de la Unión Europea. Además, los encadenamientos productivos entre países de la región son, en general, escasos y débiles.

El estudio indica que el gran potencial que ofrece el mercado de América Latina y el Caribe, con sus más de 640 millones de habitantes, sigue sin aprovecharse plenamente. Ello se debe en parte a la fragmentación del espacio económico regional, que se manifiesta en la coexistencia de varios mecanismos de integración económica, cada uno de los cuales ha generado sus propias reglas en temas que van desde las normas sanitarias y de protección al consumidor hasta las compras públicas y el tratamiento de la inversión extranjera.

Estas discrepancias regulatorias imponen altos costos a las empresas (especialmente a las pequeñas y medianas, o pymes) que desean exportar al mercado regional o invertir en él, y dificultan el desarrollo de cadenas regionales de valor, agrega el informe.

En 2017, el valor del intercambio entre la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR registró una importante recuperación (17%) y llegó a 36.500 millones de dólares, luego de haber marcado cuatro años consecutivos de caídas, con una contracción acumulada del 38% respecto de su valor en 2012 (cuando alcanzó su nivel máximo de casi 51.000 millones de dólares).

En el informe, la CEPAL propone cinco áreas de trabajo conjunto entre ambos bloques, en el contexto de una nueva fase del proceso de convergencia. Estas son: mayor cooperación regulatoria y reducción de obstáculos técnicos al comercio; facilitación de las inversiones; reconocimiento mutuo de los programas nacionales de Operador Económico Autorizado; avanzar hacia un mercado digital regional; y la cooperación en el desarrollo de estadísticas sobre comercio de servicios.