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La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, se reunió este lunes 23 de septiembre con los Primeros Ministros de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, de Santa Lucía, Allen Chastanet, y de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, para revisar los avances de la iniciativa de canje de deuda por adaptación al cambio climático, incluyendo la creación de un fondo de resiliencia propuesto por la Comisión para los pequeños Estados insulares del Caribe.
Durante la reunión, que tuvo lugar en el marco de la Cumbre sobre la Acción Climática y del 74 período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que se celebra en Nueva York, las autoridades caribeñas agradecieron a la CEPAL por su propuesta, y reconocieron la urgente necesidad de una rápida implementación. La iniciativa busca responder a las necesidades de desarrollo más urgentes que enfrenta el Caribe: el alto nivel de deuda y la vulnerabilidad al cambio climático y los desastres naturales.
“La propuesta va más allá de la reestructuración tradicional de la deuda, ya que vincula alivio de la deuda con inversión en proyectos de desarrollo sostenible y economía verde. En otras palabras, ofrece una estrategia para proporcionar espacio fiscal y alivio a las economías sobrecargadas por la deuda pública y los costos del servicio de la deuda, a la vez que orienta mayores recursos hacia la inversión en proyectos de adaptación climática e industrias verdes para construir resiliencia”, resaltó Alicia Bárcena.
Una disminución de la relación deuda/PIB de al menos 12,2 puntos porcentuales en Antigua y Barbuda, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas permitiría generar al menos un punto de crecimiento del PIB en cada país, según las estimaciones de la CEPAL. Un aumento de 1 punto del PIB llevaría la tasa de crecimiento promedio ponderada de estos tres países a niveles anteriores a la crisis financiera mundial, de acuerdo con la Comisión.
Mientras las negociaciones de la deuda tienen lugar, Bárcena planteó a las autoridades que de manera paralela se avance en el establecimiento de un Fondo de Resiliencia del Caribe (CRF, por sus siglas en inglés).
“Este Fondo podría, por un lado, atraer recursos (créditos concesionales y donaciones) de países y agencias que deseen apoyar la creación de resiliencia climática en la región y, por el otro, capitalizarse con recursos derivados de la implementación exitosa de la iniciativa de canje de deuda por adaptación climática”, indicó.
“El Fondo de Resiliencia del Caribe -agregó Bárcena- debería estar alojado en instituciones de la subregión, como por ejemplo el Banco de Desarrollo del Caribe y/o el Fondo de Desarrollo del Caribe, para ayudar a canalizar fondos para proyectos de construcción relacionados con el clima y la resiliencia”.
Varios países del Caribe se encuentran entre los más endeudados del mundo. En 2018, la deuda promedio del Caribe fue del 70,5% del PIB. De acuerdo con el diagnóstico de la CEPAL, sin una intervención significativa, los países del Caribe no podrán salir de la actual crisis de deuda.
Por otra parte, desde 1990 se han registrado más de 385 desastres relacionados con el clima en la subregión. Desde 2000, el Caribe ha sufrido al menos ocho desastres con un costo anual de entre 33% y 200% del PIB en los países afectados. Las pérdidas anuales por los eventos climáticos cada vez más catastróficos en el Caribe se estiman en 3.000 millones de dólares.
La vulnerabilidad al cambio climático está directamente relacionada con la creciente carga de la deuda en el Caribe, enfatizó Bárcena, quien asistió más tarde a la apertura de la Cumbre sobre la Acción Climática en la sede de la ONU, que contó con palabras inaugurales del Secretario General del foro global, António Guterres, la participación de Jefes de Estado de la región, incluyendo a Barbados, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Jamaica y Santa Lucía, y la importante intervención de la joven activista sueca Greta Thunberg.