Nota informativa
Potenciar la banca de desarrollo multilateral, regional, subregional y nacional, así como mejorar la cooperación y coordinación entre estas instituciones, es clave para responder a los desafíos de financiamiento de la región en el marco de la crisis derivada por la pandemia del COVID-19, señaló hoy Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante una reunión híbrida (presencial y virtual) organizada por el Gobierno de Costa Rica tras la realización del trigésimo sexto período de sesiones del Comité Plenario de la comisión en la sede de las Naciones Unidas.
Los bancos de desarrollo regionales y subregionales, como la CAF-banco de desarrollo de América Latina y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y los bancos nacionales de desarrollo proporcionaron la respuesta más contundente a la pandemia, destacó Bárcena al presentar un documento de trabajo preparado por la CEPAL sobre la respuesta de la banca de desarrollo ante el COVID-19 y su papel en una recuperación sostenible.
“Para una recuperación sostenible, el rol de la banca será fundamental”, insistió la alta funcionaria de las Naciones Unidas.
El evento fue encabezado por Rodolfo Solano, Canciller de Costa Rica, país que ejerce la presidencia pro tempore de la CEPAL. En sus palabras de apertura, el Ministro señaló “que los países de la región tenemos la demanda de obtener un financiamiento que rompa los modelos conocidos”. El objetivo, dijo, es llegar a la Quinta Reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, que se celebrará en marzo de 2022, “con una propuesta concreta, pragmática y ejecutable en el menor tiempo posible, porque nuestros ciudadanos y ciudadanos, nuestras poblaciones vulnerables, no pueden esperar”.
En el encuentro intervinieron Humberto Rodríguez Guzmán, Jefe de Gestión de Activos y Pasivos del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE); Eric Parrado, Economista Jefe y Gerente General del Departamento de Investigación del BID; y Adriana Arreaza, Directora de Estudios Macroeconómicos de la CAF-banco de desarrollo de América Latina.
También expusieron el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell (vía mensaje grabado); el Embajador Juan Manuel Gómez Robledo, Representante Permanente adjunto de México ante las Naciones Unidas (a nombre de la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC); Rodolfo Sabonge, Secretario General de la Asociación de Estados del Caribe (AEC); Armstrong Alexis, Secretario General Adjunto de la Comunidad del Caribe (CARICOM), y Luis Antonio Lam Padilla, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la Misión Permanente de Guatemala ante las Naciones Unidas, a nombre del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
Antes de la pandemia, América Latina y el Caribe ya se encontraba en una trayectoria de estancamiento, contextualizó Bárcena. En 2020, la región experimentó la peor contracción de la que se tienen registros (-6,8%) y la inversión sufrió una caída pronunciada (-10% en términos reales).
En este marco, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL reiteró que la región tiene una capacidad limitada para movilizar recursos internos y externos para enfrentar sus desafíos en materia de inversión.
América Latina y el Caribe es actualmente la región más endeudada del mundo en desarrollo: en promedio, la deuda bruta del gobierno general es del 77,7% del PIB regional, y el servicio de la deuda representa el 59% de sus exportaciones de bienes y servicios.
Los bancos nacionales de desarrollo también han brindado un apoyo contracíclico sustancial a las economías de la región, resaltó Bárcena. Además del crédito, los sistemas de garantía se han convertido en el instrumento más dinámico para apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) durante la pandemia. Las garantías representan el 32% del apoyo financiero prestado por los bancos nacionales de desarrollo, indicó.
Para lograr una recuperación sostenible, los países de América Latina y el Caribe deben expandir considerablemente su capacidad de movilizar y canalizar recursos para proyectos públicos y privados en sectores productivos estratégicos, indicó Bárcena.
La capacidad de préstamo de los bancos de desarrollo puede incrementarse a través de una mayor capitalización, lo que debe ir acompañado de un cambio en la composición de la inversión, dijo la Secretaria Ejecutiva.
“Creemos que la banca regional y subregional puede ser fundamental para reorientar las inversiones, por ejemplo, hacia el cambio climático. Para aumentar el financiamiento con criterios ambientales es necesario desarrollar instrumentos de financiamiento innovadores, como la emisión de bonos sostenibles”, puntualizó.
“Estamos en un momento de reflexión sobre cómo logramos una mayor integración regional y subregional”, planteó Bárcena, quien destacó, por ejemplo, iniciativas como el Plan de autosuficiencia sanitaria elaborado por la CEPAL a solicitud de la CELAC, y FACE (Fondo para Aliviar la Economía COVID-19) propuesto por Costa Rica, entre otras.
“La coordinación y la articulación entre los bancos de desarrollo a distintos niveles son fundamentales para la estrategia de financiamiento de la región”, concluyó Bárcena.