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La CEPAL pronostica que la tasa de crecimiento económico de México para 2017 será de un 2,2%, inferior a la registrada en 2016 (2,9%), de acuerdo con el nuevo año base 2013. El mayor dinamismo del sector externo será contrarrestado por la reducción de la inversión, principalmente la pública, y por el efecto negativo de los desastres naturales.
Se espera que en 2017 la inflación se sitúe en un 6,4% (frente al 3,4% en 2016) y que la tasa de desempleo sea del 3,4% (inferior al 3,8% de 2016). Por su parte, el déficit fiscal del sector público llegará al 1,2% del PIB (frente al -2,6% en 2016), gracias a un leve superávit primario (un 1,3% del PIB), y el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos se ubicará en niveles cercanos al 2% del PIB al cierre del año (frente al 2,7% en 2016).
Se prevé que los huracanes y los sismos ocurridos en septiembre de 2017 generen un balance neto negativo sobre el crecimiento económico del país de 0,14 décimas de punto porcentual del PIB, debido al incremento en costos y externalidades negativas para varios sectores de la actividad económica, particularmente servicios, como contrapeso al aporte positivo que tendrán los primeros esfuerzos de reconstrucción.
Para 2018, la CEPAL estima un crecimiento económico del 2,4%, debido a la perspectiva de una mejora en el comercio mundial, al aumento de los ingresos públicos petroleros y a las actividades de reconstrucción derivadas de los desastres naturales de 2017. Existen riesgos ligados al cambio en las condiciones financieras internacionales por nuevos incrementos de las tasas de interés externas, por los efectos negativos que la reforma fiscal en los Estados Unidos pudiera tener sobre el flujo de inversión a México y por el desenlace de las negociaciones del TLCAN.
Se espera que en 2018 la inflación rondará el 3,5% (dentro del rango meta del Banco Central) y que la tasa de desempleo también alcance un 3,5%. El déficit fiscal del sector público se ubicaría ligeramente por debajo del 2% del PIB (se espera un superávit primario del 0,9% del PIB) y el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos alcanzaría niveles cercanos al 2% del PIB al cierre de 2018.