Presentado por la CEPAL en un evento paralelo de la 3ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano coorganizado con CAF, analiza tendencias de la economía marina y sus sectores en la región, identificando oportunidades.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó una nueva edición del Panorama del océano, los mares y los recursos marinos y su contribución al desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe. Con un enfoque integral, el documento actualiza y amplía el diagnóstico regional sobre la economía oceánica y los ecosistemas marinos en el marco de los impactos del cambio climático, así como los mecanismos de gobernanza, ofreciendo evidencia y recomendaciones para orientar políticas públicas que aceleren la transición hacia una economía azul más inclusiva, resiliente y sostenible en la región.

El Panorama del océano fue dado a conocer oficialmente durante el evento paralelo de alto nivel coorganizado por la CEPAL y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), celebrado el 12 de junio en Niza, Francia, en el marco de la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC 3). La sesión reunió a ministros, representantes de organismos multilaterales, sector privado y sociedad civil para reflexionar sobre estrategias regionales que fortalezcan la gestión sostenible del océano. Durante el evento se presentó también la estrategia de economía azul 2026–2030 de CAF, que contempla inversiones en conservación marina y desarrollo costero sostenible.

En la apertura, el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, envió un mensaje institucional grabado en el cual destaca que América Latina y el Caribe es, más que una franja de tierra, una región oceánica, ya que la mayoría de sus países tienen más territorio marino que terrestre. Indicó que su geografía y patrimonio marino representan una ventaja estratégica para posicionar a la región como un actor clave en la agenda oceánica global y para avanzar hacia una economía azul basada en el conocimiento, la inclusión y la sostenibilidad. Accede a las palabras del Secretario Ejecutivo aquí.

El documento, elaborado con el apoyo de la cooperación francesa, proporciona una panorámica del estado de situación de los sectores de la economía marina para fortalecer las capacidades nacionales y regionales frente a desafíos como la sobrepesca, la contaminación, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la inequidad en el acceso a los beneficios del océano y de los recursos marino-costeros. 

Algunas de sus conclusiones apuntan a: 

• Abordar la contaminación marina en la región como un problema complejo, dado que gran parte de los contaminantes se originan en sitios terrestres y otros provienen de zonas marinas lejanas, traídos por las corrientes, por lo que la cooperación internacional es imprescindible para atenderlo de forma integral. 
• Mejorar la gestión sostenible de las pesquerías para evitar el empobrecimiento de las comunidades costeras, considerando que la sobreexplotación y el exceso de capacidad han reducido la biomasa de especies y deteriorado la productividad del trabajo en la pesca de captura
• Adherir al Acuerdo sobre subvenciones a la pesca, con el fin de impulsar su entrada en vigor y proteger los recursos marinos regionales, en vista del alto volumen de subsidios pesqueros y de la intensa actividad de flotas distantes en las zonas adyacentes a los países de América Latina y el Caribe.
• Aumentar la inversión y los niveles de protección en bosques submarinos, corales de aguas frías y praderas marinas; así como aplicar otras medidas efectivas de conservación para mejorar la protección de manglares, marismas y corales tropicales.
• Abordar los efectos del cambio climático en los mares y costas de América Latina y el Caribe desde una perspectiva que combine la acción global con responsabilidades comunes pero diferenciadas, reconociendo que, si bien la región no es una de las principales emisoras de gases de efecto invernadero, enfrenta impactos severos que exigen respuestas globales ambiciosas y, al mismo tiempo, la adopción de medidas locales más estrictas en las zonas más vulnerables para contrarrestar y amortiguar sus efectos sobre las comunidades costeras.