Evento paralelo virtual: Desafíos para los sistemas de pensiones en el marco de sistemas universales de protección social en América Latina

En el marco de las actividades del proyecto “Reactivación transformadora: Superando las consecuencias de la pandemia de COVID-19 en Latinoamérica y el Caribe”, ejecutado por la CEPAL en conjunto con la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) y financiado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) de Alemania, y del proyecto de la Cuenta de las Naciones Unidas para el Desarrollo “Strengthening Social Protection for Pandemic Responses: Identifying the Vulnerable, Aiding Recovery and Building Resilience", el evento busca potenciar el intercambio de experiencias sobre los aprendizajes y desafíos que la pandemia ha evidenciado en los sistemas de pensiones, en el marco del avance hacia Estados de bienestar fortalecidos y sistemas universales, integrales y sostenibles de protección social. En particular, se abordarán elementos sobre los diseños de estos sistemas y sus implicancias para la sostenibilidad de sus resultados y los aspectos prioritarios a ser considerados en procesos de reforma para avanzar en sistemas de pensiones guiados bajo los principios de solidaridad social e igualdad de género.

Los sistemas de pensiones constituyen un elemento constitutivo de los sistemas universales de protección social y de las arquitecturas de bienestar de los países, siendo determinantes en la seguridad de ingresos de millones de personas de edad avanzada. Como la CEPAL ha indicado, es fundamental consolidar sistemas de pensiones sostenibles desde una triple óptica, de cobertura, suficiencia y financiera, y que consideren centralmente en su diseño los principios de la seguridad social, incluyendo la solidaridad social y la igualdad de género.

La pandemia de COVID-19 ha tenido hondas repercusiones en los niveles de bienestar de la población. Como resultado de sus impactos sociales y económicos, según datos de CEPAL, la pobreza habría afectado al 33% de la población de América Latina, y la pobreza extrema, al 13,1% en 2020, y en 2021, esta incidencia habría llegado al 32,1% y 13,8%, respectivamente. En promedio, la tasa de desocupación habría llegado en 2021 a 11,8% para las mujeres y 8,1% entre los hombres y la participación laboral femenina experimentó un retroceso de casi dos décadas. Estos indicadores se encuentran aún distantes de los niveles pre-pandemia, mientras se aprecia una tendencia a la recuperación del empleo en condiciones precarias. Estos impactos han repercutido también en la cobertura de la protección social en su conjunto, la que ya enfrentaba condiciones de estancamiento o incluso, empeoramiento previo al inicio de la pandemia. Pese a las importantes medidas de protección social y del empleo movilizadas por los países, se ha estimado una caída en 2,1 puntos porcentuales en la cobertura de cotizantes como proporción de la población económicamente activa en 2020 con respecto a 2019 (CEPAL, 2022), con un retroceso de una década en este indicador y una caída también importante en la proporción de personas que están afiliadas o cotizan a los sistemas de salud, mientras la cobertura de otros seguros sociales como el seguro de desempleo sigue siendo todavía baja en la región. Además, se estima que algunas de las medidas implementadas, incluyendo los sucesivos retiros parciales de los fondos de capitalización individual en algunos países, tendrán negativas consecuencias presentes y futuras en la suficiencia de las prestaciones de las personas al momento de acogerse a retiro.

Una recuperación transformadora con igualdad demanda el urgente fortalecimiento de los sistemas de seguridad social, incluyendo los sistemas de pensiones, en tanto mecanismo preventivo clave en un escenario incierto, ante una crisis prologada y diversos riesgos sociales en desarrollo.

Avanzar hacia este objetivo implica una serie de desafíos en países con déficits históricos en sus Estados de bienestar y sistemas de protección social subfinanciados, fragmentados, desiguales y con brechas significativas de cobertura y suficiencia en sus prestaciones. En un escenario regional de un acelerado envejecimiento, abordar la sostenibilidad de los sistemas de pensiones y sus posibilidades de reforma para garantizar una vejez en condiciones de dignidad y protección social se torna prioritario. Ello implica analizar las limitaciones que algunos diseños, especialmente los centrados de manera prioritaria en la capacidad contributiva individual, pueden tener para garantizar pensiones con un nivel adecuado de suficiencia en ausencia de criterios de solidaridad e igualdad de género, y con ello alcanzar los objetivos y principios de la seguridad social y de los sistemas de pensiones. En un escenario donde es prioritario consolidar sociedades del cuidado y del bienestar, esta temática se torna medular.