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Palabras de José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL, en ocasión de la inauguración de la Primera Reunión de la Conferencia Regional de Cooperación Sur-Sur de América Latina y el Caribe
Sala Raúl Prebisch, CEPAL, 30 y 31 de mayo de 2023
Inauguración, 30 de mayo de 2023, 9.00 a 09.45 horas.
Estimada Adriana Bolaños, Directora de Cooperación Internacional Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica, en su calidad de Presidencia del Comité de Cooperación Sur-Sur de la CEPAL, que hoy finalmente se transformará en Conferencia Regional
Estimadas y estimados representantes de los Estados miembros de la CEPAL,
Representantes de las agencias de cooperación,
Miembros del Cuerpo Diplomático,
Colegas de los fondos, agencias y programas del sistema de las Naciones Unidas y de la CEPAL
Amigas y amigos,
Es un gran honor para mí estar hoy aquí con ustedes, en esta Primera Reunión de la Conferencia Regional sobre Cooperación Sur-Sur de América Latina y el Caribe.
Estamos preocupados, América Latina y el mundo pasan por un momento muy desafiante.
Hace unas semanas, en esta misma, sala presentamos el informe “América Latina y el Caribe en la mitad del camino hacia 2030: avances y propuestas de aceleración” ante el Foro de los Países sobre el Desarrollo Sostenible.
En ese informe sobre el progreso y los desafíos regionales subrayamos que nos hallamos exactamente a la mitad del período de la Agenda 2030, pero no a la mitad del camino, pues solo una cuarta parte de las metas se ha cumplido o se prevé que se cumplirá en 2030. El 48% de las metas avanzan en la dirección correcta pero no a la velocidad requerida para su cumplimiento, y el 27% muestra retrocesos. Por tanto, el 75% de las metas se encuentra en riesgo de no cumplirse, a menos que se ejecuten acciones decididas para recuperar la senda correcta.
Se requiere, por lo tanto, con urgencia que los países de la región refuercen su compromiso con los ODS, a través de acciones audaces, innovadoras, inspiradoras, transformadoras para evitar volver a enfrentar una tercera década perdida, que siga a la segunda década perdida del 2014 al 2023, en la que el crecimiento promedio de la región será de solo 0,8%, menos de la mitad del 2% promedio que se creció en la década perdida de los 80s.
Y este crecimiento mediocre ya era una realidad antes de que la región se viera sometida a una serie de crisis en cascada desde 2020. Cuando aún no terminábamos de recuperarnos de la pandemia de COVID-19, debimos enfrentar el resurgimiento de la inflación, las tensiones económicas y geopolíticas, el conflicto bélico en Ucrania y la elevación de las tasas de interés, además de la persistencia de las migraciones, entre otras. Todo esto, en un contexto en el que se agudiza la emergencia ambiental y se acelera la revolución tecnológica.
Nuestra región enfrenta hoy un deterioro en sus condiciones de inversión y producción y en las condiciones económicas y sociales de su población. El carácter desfavorable del contexto macrofinanciero mundial, ha suscitado preocupación por la sostenibilidad de la deuda pública en los mercados emergentes y las economías en desarrollo, entre ellos los de América Latina y el Caribe.
La adversidad de las condiciones externas que han llevado a una elevada carga en el servicio de la deuda y el costo del financiamiento impone serias restricciones al crecimiento económico[1].
Los niveles de endeudamiento público que ya venían aumentando en la región en la década previa a la pandemia, se incrementaron bruscamente después de esta. La deuda bruta del gobierno general pasó de un promedio de 32,4% del PIB en 2011, al 49,7% en 2019 y a 60,3% del PIB en 2020.
Las medidas que debieron tomar los países para fortalecer los sistemas de salud pública, apoyar a las familias y proteger a las empresas, condujo a déficits fiscales nunca vistos. Esas tendencias no son exclusivas de América Latina y el Caribe, y se repiten en todos los mercados emergentes y economías en desarrollo, lo que representa una preocupación sistémica[2].
Urge, por lo tanto, que el mundo público y privado de la región, realinee sus políticas y acciones con el fin de acercarse al cumplimiento de la Agenda 2030.
Para el Secretario General de las Naciones Unidas la Cumbre de los ODS de septiembre debe ser un momento de unidad para proporcionar un impulso renovado y una acción acelerada para alcanzar los ODS. En tal sentido ha señalado “que algo está mal con las normas y las estructuras de gobernanza que producen resultados desfavorables” y ha convocado a tomar una serie de medidas de estímulo de los ODS, enfocadas en aumentar el financiamiento a largo plazo para todos los países necesitados, en al menos 500 mil millones de dólares al año[3].”
Asimismo, ha indicado que se trabaja en propuestas a largo plazo para corregir las injusticias y desigualdades fundamentales en la arquitectura financiera global. El Fondo Conjunto ODS se encuentra muy por debajo del objetivo del Pacto de Financiación de 290 millones de dólares por año. El Secretario General, ha sido claro en señalar que, a menos que los Estados miembros den un paso adelante, estamos privando efectivamente al sistema de desarrollo de las Naciones Unidas del apoyo que necesita prestar a los Estados miembros y ha remarcado que “los nuevos enfoques creativos no han funcionado” y que “la única opción sostenible, previsible y realista” es “un nuevo modelo de financiación, con una mayor proporción de cuotas con cargo al presupuesto ordinario.”
Los países de ingresos medios también se han visto afectados por las crisis en cascada, y los esfuerzos por contener las crisis han tenido efectos económicos y sociales. Es incuestionable que las brechas estructurales persisten, tanto en los países ricos como en los pobres, dentro y fuera de la región, y que estas brechas tienen mayor incidencia en las comunidades más vulnerables.
En este contexto, la cooperación para el desarrollo es un mecanismo fundamental para fomentar la solidaridad internacional y regional y, a la vez, es una solución para enfrentar las crisis globales y regionales.
En este punto quiero destacar la importancia de tener en cuenta las vulnerabilidades propias de los países y subregiones en América Latina y el Caribe, de forma de promover una respetuosa y adecuada cooperación y solidaridad regional para un desarrollo sostenible y resiliente. A modo de ejemplo, subrayo las necesidades específicas, por ejemplo, de los pequeños Estados insulares en desarrollo en el Caribe y su vulnerabilidad frente a los efectos del cambio climático.
Amigas y amigos
Haciéndose cargo de la realidad global y regional, esta primera reunión de la Conferencia nos invita a dialogar sobre los desafíos de la cooperación internacional para el desarrollo en el nuevo contexto mundial; la valoración y evaluación de la cooperación Sur-Sur y triangular; la cooperación multiactor como oportunidad para nuevas alianzas; la cooperación internacional en la gestión integral de riesgos y desastres y; la cooperación hacia la Tercera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC y la Unión Europea.
América Latina y el Caribe debe fortalecer sus acuerdos regionales, políticos y económicos, profundizar sus lazos de cooperación intrarregional y promover con mayor vigor una voz común frente al mundo para enfrentar las asimetrías mundiales y promover alianzas para el desarrollo entre múltiples actores y sectores, así como en sus múltiples niveles (Norte-Sur, Sur-Sur, triangular, regional, entre otros).
Asimismo, para afrontar los desafíos específicos de los países, es el momento de reconsiderar los criterios de medición y clasificación del desarrollo. Se deben medir dimensiones como las capacidades, el intercambio de conocimientos, la transferencia tecnológica, las brechas fiscales y de desigualdad, las vulnerabilidades y reconocer las distintas etapas de desarrollo en que se encuentran los países, poniendo especial atención en su capacidad o dificultad para movilizar recursos financieros, entre otros factores.
La región requiere de un trabajo innovador, conjunto y coordinado entre actores como las oficinas y agencias de cooperación internacional y los gobiernos regionales, provinciales y locales, los actores no gubernamentales, las empresas y los bancos de desarrollo, respecto de temas regionales transversales como la pobreza, la educación, la investigación y el desarrollo (I+D), el desarrollo tecnológico, la digitalización, el medio ambiente, el género y la migración, entre otros.
Debemos reflexionar sobre el rol de la cooperación internacional en la gestión del riesgo integral de desastres, de manera de favorecer un conocimiento, una prevención y una mejor reducción de riesgos, así como una mejor mitigación del impacto destructivo y perturbador de los desastres.
Finalmente es muy relevante que la Conferencia brinde un espacio para la discusión regional hacia la Tercera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno CELAC- Unión Europea. Esta Conferencia puede y debe servir como espacio de diálogo y búsqueda de posiciones comunes en la región, frente a los nuevos desafíos que afrontan ambas regiones y sobre la forma en que estos deberían moldear la nueva asociación birregional.
La tarea es muy desafiante y para realizarla es preciso llegar a acuerdos de trabajo que estrechen los lazos de cooperación y promuevan una voz concertada de América latina y el Caribe.
Los gobiernos reunidos en la sexta reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible enfatizaron en sus conclusiones y recomendaciones la importancia de la cooperación internacional para el desarrollo.
Reconociendo que la cooperación Sur-Sur y triangular debe llevarse a cabo sobre la base de los principios de solidaridad, horizontalidad y respeto a la soberanía, entre otros, la CEPAL, con la Agenda 2030 como hoja de ruta, sugiere que la cooperación dentro de las áreas de trabajo definidas por los países, conduzca a iniciativas transformadoras que tengan visión de futuro, se basen en datos, tengan capacidad sinérgica, de transformación de la realidad y que convoquen y entusiasmen a la participación multiactor.
Cuenten con las capacidades técnicas de la CEPAL y con este este espacio de diálogo multilateral para llevar adelante estas tareas urgentes.
Muchas gracias
[1] Cepal 2023, Deuda pública y restricciones para el desarrollo en América Latina y el Caribe.
[2] Cepal 2023, Deuda pública y restricciones para el desarrollo en América Latina y el Caribe.
[3] ECOSOC 2023 (Nueva York, 23 de mayo de 2023)