Nota informativa
Intervención de Antonio Prado, Secretario Ejecutivo Adjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en ocasión de la inauguración del Primer Coloquio Sudamericano sobre Ciudades Metropolitanas (MSUR)
Santiago, 27 de abril de 2015
CEPAL
Nádia Campeão, Vicealcaldesa de São Paulo,
Carolina Tohá, Alcaldesa de Santiago,
Florisvaldo Fier (Dr. Rosinha), Alto Representante General del MERCOSUR,
Eduardo Bitrán, Vicepresidente Ejecutivo de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) de Chile,
Antonio Donato, Presidente de la Câmara de Vereadores de São Paulo,
Representantes del cuerpo diplomático,
Estimados invitados e invitadas,
Colegas de la CEPAL y del sistema de las Naciones Unidas,
Amigas y amigos:
Quisiera extenderles en primer lugar nuestra más cordial bienvenida a esta casa de las Naciones Unidas en nuestra región y celebrar la materialización de este Primer Coloquio Sudamericano sobre Ciudades Metropolitanas (MSUR), esfuerzo común organizado por la Municipalidad de São Paulo y nuestra Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Saludamos también la incorporación activa de México en esta iniciativa.
Nos encontramos para hablar de las ciudades. No de pavimentos y ladrillos, no de los espacios, los territorios; venimos a hablar de los hombres y las mujeres, de la ciudadanía que padece y goza estos artefactos monumentales donde nos agolpamos para construir nuestras vidas. Decía Ítalo Calvino: "Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lugares de trueque, como explican todos los libros de historia de la economía, pero estos trueques no lo son solo de mercancías, son también trueques de palabras, de deseos, de recuerdos."
Nuestra inquietud compartida por los problemas que afectan a nuestras metrópolis reconoce como esencial dato de partida que América Latina es la región en desarrollo más urbanizada del mundo, donde un 80% de su población reside en ciudades.
Vemos cómo las ciudades de América del Sur y México están experimentando un proceso de urbanización maduro en comparación con otras regiones del mundo. Al mismo tiempo, las metrópolis regionales continúan creciendo; sin embargo, con un ritmo más lento que en las décadas pasadas, por lo que se puede hablar de un proceso de consolidación urbana.
En general, en América Latina los indicadores de desarrollo se han visto favorecidos por el proceso de urbanización, evidenciándose una correlación positiva entre indicadores como el producto interno bruto (PIB), el índice de desarrollo humano (IDH) y el incremento del proceso de urbanización. Las economías urbanas se benefician de una productividad más alta dada la proximidad de los factores de producción, la especialización y el tamaño de sus mercados. Las metrópolis movilizan los recursos humanos y tecnológicos de manera más eficaz, lo que se traduce en incrementos de productividad, competitividad e innovación.
En particular, se advierte un peso importante de las metrópolis en la economía regional. Un 40% del PIB regional se produce en nuestras 40 ciudades principales.
En 2008 el área metropolitana de México, el Distrito Federal, aportó el 15,2% del PIB de México y São Paulo el 16,2% del PIB del Brasil. Por su parte, según datos del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), las metrópolis de Santiago y Lima, en el año 2009, aportaron al PIB de Chile y del Perú casi la mitad del total nacional, representando el 42% y el 52,1% respectivamente.
Hay, sin embargo, múltiples dimensiones contrastantes que abordar. A pesar de sus beneficios económicos y de los avances registrados en la reducción de las tasas de pobreza en las metrópolis regionales, las grandes ciudades persisten como espacios de desigualdad, donde se aprecian indicios de un acceso inequitativo a servicios públicos de calidad y altos grados de segregación residencial socioeconómica. Como señala el Banco de Desarrollo de América Latina – CAF, vale destacar que son justamente las ciudades más grandes las que experimentan los niveles de desigualdad más altos.
Bajo el impulso de los patrones actuales de producción y consumo, las ciudades también generan externalidades negativas muy sustantivas en términos medioambientales.
La alta concentración de la población en las áreas metropolitanas multiplica las presiones sobre los ecosistemas locales, aumentando los riesgos ambientales para las zonas urbanas y sus entornos. Los efectos del cambio climático igualmente presentan riesgos para muchas metrópolis regionales altamente vulnerables, alertándonos sobre la urgente necesidad de adoptar medidas de mitigación y adaptación.
Los largos tiempos de traslado y el aumento de las tasas de motorización contribuyen a la quema de combustibles fósiles para el transporte y generan altos niveles de contaminación atmosférica. Los cálculos más recientes indican que este es el origen del 38% de las emisiones urbanas totales, en contraste con el 17% de las emisiones urbanas que provienen de las industrias.
Dado el alto índice de desigualdad y segregación, la injusticia ambiental continúa siendo un desafío fundamental en las metrópolis. En palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon: “la batalla por la sostenibilidad se ganará en las ciudades”.
Esta afirmación reviste particular relevancia en nuestra América Latina, considerando la importancia de las áreas urbanas y especialmente metropolitanas de la región en términos económicos y poblacionales.
Este contexto destaca la necesidad de mantener diálogos estratégicos entre las metrópolis de América del Sur y México, y la lectura conjunta y el intercambio de experiencias sobre los desafíos y soluciones para lograr un futuro urbano sostenible. Igualmente, esta perspectiva reconoce que las metrópolis tienen un rol principal en promover el desarrollo urbano sostenible.
El objetivo de esta iniciativa, MSur, que empieza con la reunión del Eje Ecosistemas Urbanos y Sostenibilidad, apunta a construir consensos sobre los principales desafíos a los que están expuestas las metrópolis y a perfilar desde la experiencia compartida estrategias para enfrentarlos con una mirada multidimensional.
El horizonte de este proceso considera la realización de tres coloquios adicionales, el más próximo a realizarse en junio, en São Paulo (Brasil), donde incorporaremos los temas de desarrollo urbano y desigualdades socioespaciales. El tema de la economía urbana será abordado en agosto en Quito, dado su valor simbólico como sede de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). Además, realizaremos el Coloquio sobre Gobierno y Gobernanza, Ciudadanía, Educación y Cultura, en septiembre, en Montevideo, sede del MERCOSUR.
Las perspectivas y recomendaciones acordadas durante este proceso serán presentadas en diversos foros de discusión relevantes para el futuro urbano sostenible, como el debate que fijará los objetivos de desarrollo sostenible; el MERCOSUR; el Foro Consultivo de Municipios, Estados Federados, Provincias y Departamentos del MERCOSUR (FCCR); la UNASUR y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Sostenible (Hábitat III), que se realizará en Quito en octubre de 2016.
Hábitat III constituye, para las metrópolis regionales, una oportunidad donde presentar sus valiosas contribuciones al esfuerzo de sentar las bases de una nueva agenda urbana para la región, que permita avanzar hacia una concepción de la ciudad como macrobien público que integre y aumente los niveles de igualdad.
En esta tarea la CEPAL asume una responsabilidad concreta, que se deriva de la resolución 24/14 del Consejo de Administración de ONU-Hábitat. Allí, en la sección que recoge las “Aportaciones y apoyo al proceso preparatorio de la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III)”, se solicitó a las comisiones regionales, entre ellas la CEPAL, preparar informes regionales que servirán como insumos importantes desde la perspectiva regional para la articulación de la nueva agenda urbana.
A nuestro juicio, este informe regional ha de ser el resultado de una interacción dinámica y constructiva con los actores, aquellos que representan en los territorios a la soberanía popular, la sociedad civil, los expertos y el ámbito académico.
Es un esfuerzo donde aspiramos a incorporar nuestros aportes en las cuatro áreas sustantivas del trabajo de la CEPAL en el tema de la urbanización.
En primer lugar, la mirada sobre la economía urbana y la promoción de una política urbana que es capaz de combinar los asuntos relacionados con la productividad del medio urbano y está destinada a ofrecer mejores posibilidades para la inclusión social y la mitigación de la pobreza en el ámbito urbano. Este enfoque sostiene que un gran desafío de la región es encontrar sinergias entre la igualdad y el dinamismo económico, como la CEPAL ha planteado en su trilogía de la igualdad.
En segundo lugar, queremos compartir nuestro quehacer en materia de urbanización y equidad social, reconociendo que los altos niveles de desigualdad y segregación propias de las ciudades de América Latina y el Caribe merman la productividad, la formación de capital humano y el desarrollo urbano en general. Nuestra convicción es que el problema no radica en la ciudad, sino en los mecanismos de distribución de los recursos y en las desigualdades sociales y económicas que de ahí se derivan. El parámetro fundamental del desarrollo urbano debe ser el interés colectivo de la comunidad y eso también implica fortalecer los mecanismos redistributivos y de cohesión social y territorial.
Una tercera mirada de la CEPAL se ha enfocado en el tema de la urbanización y el medio ambiente, entendiendo que la sostenibilidad ambiental es un tema fundamental y no de segundo orden para la agenda de desarrollo. En este marco, se busca promover patrones de consumo urbano sostenibles y un enfoque territorial entre las ciudades y sus entornos rurales y ecosistémicos, aprovechando también las oportunidades generadas por las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones para el desarrollo de “ciudades inteligentes”.
El cuarto pilar de nuestra mirada se detiene en la relación entre urbanización y gobernanza, reconociendo que las estructuras organizativas y las relaciones institucionales y sociales constituyen la base del proceso de urbanización. Por este motivo, es necesario reexaminar la pertinencia de los marcos jurídicos, institucionales y de gobernanza existentes respecto de la realidad imperante hoy en los asentamientos humanos.
La preparación del informe regional es un proceso participativo, sobre la base de consultas con diversos actores regionales. En este marco, los coloquios de MSur convocados por la Alcaldía de São Paulo y el trabajo conjunto de la CEPAL con las metrópolis que estos permitan sirven como insumos valiosos para el proceso preparatorio hacia Hábitat III.
Entre las otras reuniones preparatorias de Hábitat III vale destacar tres que a nuestro juicio son de enorme relevancia. Con la sociedad civil, en el marco del II Foro Latinoamericano y del Caribe de Vivienda Adecuada, a realizarse en Monterrey (México) en mayo, organizado por Habitat for Humanity. Con los académicos, en el VIII Encuentro Nacional de la Asociación Colombiana de Estudios Regionales y Urbanos (ASCER), convocado para septiembre en Medellín (Colombia). Y la Reunión de Ministros y Autoridades Máximas del Sector de la Vivienda y el Urbanismo de América Latina y el Caribe, a celebrarse en agosto en Montego Bay (Jamaica).
Dado el desafío fundamental de encontrar soluciones de transporte sostenibles en las metrópolis de América del Sur y México, creo importante destacar la iniciativa del Secretario General de las Naciones Unidas y la formación del Grupo Consultivo de Alto Nivel sobre el Transporte Sostenible.
Carolina Tohá, Alcaldesa de Santiago e integrante destacada de este Grupo, ha propuesto, en colaboración con la CEPAL, celebrar próximamente una reunión regional sobre transporte, con el título “Movilidad: hacia dónde vamos”. Esta reunión aspira a convocar a los tomadores de decisiones y a las empresas públicas y privadas de transporte para discutir sobre los modelos vigentes y posibles de movilidad en las ciudades de América Latina y el Caribe e imaginar medidas para promover el acceso equitativo a un transporte público de calidad.
El enfoque principal de la iniciativa es el impacto que el transporte tiene en la vida diaria y el bienestar de los ciudadanos y el diálogo con diversas dimensiones sociales, como la perspectiva de género, para lograr soluciones de transporte sostenibles y equitativas. Este es un tema sobre el que la CEPAL ha venido trabajando en el marco de nuestro análisis sobre patrones de consumo y sostenibilidad.
Amigas y amigos, tengo la certeza de que abrimos hoy jornadas fecundas. Nos aprestamos a encarar un desafío protagónico en nuestra región y nuestro tiempo. Empeñémonos en esta tarea con entusiasmo, desatemos aquella “ardiente paciencia” que, como afirmaba Pablo Neruda, nos permita “conquistar la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres y mujeres”.
Muchas gracias.