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Conversatorio con el poeta Thiago de Mello

24 de septiembre de 2014|Discurso

Intervención de Antonio Prado, Secretario Ejecutivo Adjunto de la CEPAL.

Intervención

Antonio Prado, Secretario Ejecutivo Adjunto de la CEPAL

Conversatorio con el poeta Thiago de Mello.

 

24 de septiembre de 2014

Sala Celso Furtado

CEPAL

Amigas y amigos,

Colegas de la CEPAL,

Poeta Thiago de Mello,

 

En nombre de nuestra Secretaria Ejecutiva, Alicia Bárcena – quien se encuentra en estos momentos en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, y que me ha pedido que le transmita su más cálido saludo –  el mío propio y el de la CEPAL – que es su casa – quiero darle la más cordial bienvenida.

En esta venida suya a Chile, su segunda patria, tierra en la que usted ha dejado profundas huellas, familia y grandes amigos, hemos querido rendirle un sencillo y sentido homenaje.

Esta ocasión es doblemente especial para nosotros. En primer lugar, porque nos honra con su presencia una de las voces más preclaras de las letras brasileñas, Thiago de Mello, el autor de los Estatutos del Hombre, cuya poesía resuena en todos los confines de Brasil, América Latina y el mundo y que es fuente permanente de inspiración para quienes desean y luchan por un mundo mejor.

Igualmente especial para esta Comisión es el hecho de recibir la visita de un embajador de las letras en un espacio normalmente destinado a debates técnicos – y a ratos áridos – sobre los grandes desafíos que enfrenta nuestra región.

La voz de los poetas se hace necesaria para insuflarle ritmo, emoción, esperanza a nuestras reflexiones y nuestros actos. Especialmente, la de poetas como Thiago de Mello, con los ojos en las estrellas, pero los pies bien plantados en la tierra.

A lo largo de su extensa y prolífica vida, que se inicia en 1926 en la pequeña ciudad de Barreirinha, ubicada en el corazón de la selva amazónica, Thiago de Mello ha desplegado su prodigiosa energía creativa, produciendo una extensa obra literaria que ha sido traducida a varios idiomas  y musicalizada. Su sensibilidad y conciencia crítica respecto de la condición humana ha nutrido su poesía, poniéndola al servicio de las grandes causas sociales. Ha sido el portavoz de las esperanzas de hombres y mujeres de este continente.

Además de escritor y luchador social, Thiago de Mello ha sido un incansable difusor de las artes. En los años sesenta y luego también en los noventa desarrolla una actividad de agregado cultural caracterizada por establecer una relación de encuentro entre los pueblos latinoamericanos más que de promoción unilateral de los países.

Detrás de esa labor subyace la vieja y siempre vigente idea de la necesaria integración cultural latinoamericana, que, de Bolívar a Neruda, pasando por connotados artistas e intelectuales latinoamericanos como Nemesio Antúnez, Leopoldo Castedo, el mismo Thiago de Mello, perdura como una necesaria utopía.

En palabras del historiador Leopoldo Castedo, “el desiderátum de la integración cultural latinoamericana puede afirmarse en dos premisas: la certidumbre de una real identidad y la urgencia de conocernos mejor”. Es decir, es un anhelo y una tarea, una realidad y un sueño que nos convoca a todos desde nuestras respectivas disciplinas, nuestros quehaceres cotidianos.

Desde sus orígenes, la CEPAL ha bregado por una auténtica integración latinoamericana que brinde un mayor realce a las riquezas materiales e intangibles de este continente y un mayor bienestar a sus habitantes. Con la realidad de un mundo globalizado esa idea ha ganado cada vez más fuerza, ya que, aunque nadie puede desconocer las realidades peculiares de nuestros países, no es menos cierto que solo podremos hacer valer nuestras ideas y nuestros propósitos si hablamos con una sola voz en los grandes foros internacionales.

Pero para hablar con una sola voz, como dice Leopoldo Castedo, tenemos la urgencia de conocernos mejor, sino la integración será un concepto vacío. Y quién mejor que los artistas y los poetas para recordarnos esa identidad común como seres humanos y como latinoamericanos y para incitarnos a estrechar nuestros lazos.

En sus estadías en Chile, dejó una impronta muy grande en el mundo político, plástico, literario y musical.  Colaboró y mantuvo una gran amistad con personajes como Pablo Neruda, Nemesio Antúnez, Roser Bru, Mario Toral, Eduardo Vilches, Gabriel Valdés y tantos otros.

La gran Violeta Parra lo inmortalizó en una de sus arpilleras tocando la guitarra.

También fue amigo de grandes pensadores cepalinos como Fernando Henrique Cardoso o Celso Furtado cuya memoria y legado honramos en esta sala.

La relación de Thiago de Mello con Pablo Neruda merece una mención aparte. Durante años fueron compañeros de esperanza y grandes amigos. Se tradujeron mutuamente – lo hacían literalmente sentados el uno frente al otro – y en una de sus partidas de Chile Neruda le dedica los siguientes versos:

Thiago, a Santiago, como un vago mago,

has encantado en canto y poesía.

Sin San, has hecho de Santiago, Thiago,

un volantín de tu pajarería.

Al Este y al Oeste de Santiago

Diste el norte y el sur de tu alegría.

Muchos dones nos diste, un solo estrago:

llevaste el corazón de Ana María.

Te perdonamos porque con tu bella

de rosa en rosa y de estrella en estrella,

te llamará el Brasil a su desfile.

Te irás, hermano, con la que elegiste,

Tendrás razón pero estaremos tristes,

Qué hará Santiago sin Thiago de Chile. 

 

Hoy, Thiago de Mello sigue participando activamente en la escena artística y cultural, pero al final de sus andanzas por Brasil y por el mundo lo espera siempre su selva amazónica por donde gusta realizar largas caminatas solitarias recitándole en voz alta a los pájaros, a los macacos y al viento versos de Manuel Bandeira o de Joaquin Cardozo.

Querido poeta Thiago de Mello, quisiera reiterarle en nombre de la CEPAL nuestro agradecimiento por haber accedido gentilmente a nuestra invitación. Ella nos brinda la oportunidad inmejorable de  expresarle nuestro reconocimiento y admiración, y de escuchar de viva voz su palabra que nos convoca a renovar esperanzas y abrazar utopías.

Bienvenido y muchas gracias.