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(24 de septiembre, 2013) "Nuestra generación tiene la oportunidad sin precedentes de erradicar la pobreza extrema y el hambre en la próxima década. No solo como una obligación moral y ética sino como la única base posible para un desarrollo verdadero y una prosperidad compartida", dijo en Nueva York Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La alta funcionaria participó en el evento What People Want: Global Conversation on the Post-2015 Agenda (Lo que quiere la gente: Un informe de la conversación global sobre el desarrollo post-2015), organizado el 23 de septiembre por el Grupo de Desarrollo de las Naciones Unidas (UNDG) en el marco del 68° período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se desarrolla en Nueva York.
La actividad fue encabezada por Helen Clark, Administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Presidenta del UNDG, Milo Đukanović, Primer Ministro de Montenegro, Fumio Kishida, Ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Amina Mohammed, Asesora Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la Planificación del Desarrollo después de 2015, Pascal Canfin, Ministro de Desarrollo de Francia, y Monique Coleman, actriz estadounidense y embajadora de la juventud de las Naciones Unidas.
En el evento se presentó el informe elaborado por el Grupo de Desarrollo de las Naciones Unidas sobre las consultas mundiales realizadas en torno a la agenda de desarrollo post 2015.
"El debate sobre la agenda de desarrollo post 2015 ofrece una oportunidad única para forjar una visión común para las próximas décadas, al menos hasta 2030", resaltó Bárcena, actual coordinadora de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas. Y este proceso no podría llevarse a cabo sin la activa participación de la sociedad civil, enfatizó.
"El único número aceptable de personas viviendo en pobreza extrema es cero", planteó la Secretaria Ejecutiva.
La máxima representante de la CEPAL recordó que América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo, lo que obliga a aplicar políticas progresistas que no solo atiendan las necesidades básicas de las personas en situación de pobreza sino que también sean capaces de hacer frente a la actual concentración de la riqueza en pocas manos.
"Debemos trabajar por la igualdad con un enfoque de derechos, de manera de cerrar las asimetrías y brechas estructurales -productivas, territoriales y étnicas- que persisten. Queremos una igualdad basada en el reconocimiento, en la dignidad de todos y todas", concluyó.
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