Nota informativa
(27 de mayo, 2015) Los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia América Latina y el Caribe se redujeron 16 % en 2014 hasta alcanzar los 158.803 millones de dólares, informó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Este resultado revierte la tendencia de crecimiento observada en la última década -solo con caídas en 2006 y 2009-, ya que se proyecta una nueva baja para este año.
En 2014 las entradas de IED se vieron afectadas por la desaceleración económica de la región y los menores precios de los productos básicos de exportación, indica el informe anual La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2015 presentado hoy en la sede del organismo de las Naciones Unidas en Santiago de Chile. Entre 2003 y 2013, estas corrientes pasaron de 46.937 millones de dólares a un récord de 189.951 millones de dólares en términos nominales.
En el mundo, la IED cayó 7 % en 2014 con respecto al año anterior, aunque las entradas a los países en desarrollo aumentaron 5 %, principalmente gracias al desempeño de Asia. La participación de América Latina y el Caribe en estos flujos mundiales alcanzó 13 %, indica el documento.
“Para la CEPAL, las políticas de los países de América Latina y el Caribe no deberían orientarse a recuperar los montos de inversión extranjera directa alcanzados en la última década, sino a atraer aquella IED que contribuya a la diversificación productiva”, planteó la Secretaria Ejecutiva del organismo regional, Alicia Bárcena. “Esto significa articular la IED con políticas industriales y estrategias nacionales de desarrollo basadas en la igualdad y la sostenibilidad ambiental”, enfatizó.
Brasil continúa siendo el mayor receptor de inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe. La CEPAL consigna en su informe dos cifras de IED para Brasil en 2014, debido a la actualización de la metodología en el país. Para efectos comparativos tanto a nivel nacional como regional, el organismo usó las cifras obtenidas con la metodología utilizada hasta el año pasado, que estima en 62.495 millones de dólares la IED recibida por el país en 2014 (lo que da un total regional de 158.803 millones de dólares). Si se toma en cuenta la nueva medición nacional, la cifra de IED en 2014 para Brasil aumenta a 96.851 millones de dólares, lo que elevaría el monto regional a 192.933 millones.
Como segundo receptor, después de Brasil, se ubica México, con entradas por 22.795 millones de dólares en 2014, 49% menos que en 2013. Esta caída se explica por una operación extraodinaria producida en 2013 (la compra de la cervecera Modelo por 13.249 millones de dólares) y la desinversión de AT&T en 2014 por 5.570 millones de dólares.
Los flujos hacia Chile alcanzaron los 22.002 millones de dólares, monto mayor al recibido en 2013 pero menor al récord de 2012, mientras que Colombia recibió 16.054 millones de dólares (manteniéndose estable) y Perú 7.607 millones de dólares (18% menos que en 2013). Por subregiones, la IED dirigida a Sudamérica y México disminuyó significativamente en 2014, en cambio los flujos hacia América Central y el Caribe tuvieron una caída mucho menor.
La rentabilidad media (renta de IED dividida por el acumulado de IED) de las empresas transnacionales en la región descendió a 5 % en 2014, mientras que las utilidades totales reportadas por estas empresas cayeron 16 %, totalizando 103.877 millones de dólares, un monto considerado igualmente alto. Al igual que el año pasado, el informe advierte que estas utilidades representan un flujo negativo importante que repercute en el déficit en cuenta corriente de la región.
Sobre los sectores de destino, el estudio de la CEPAL muestra una caída importante de los recursos naturales: de 23 % entre 2009 y 2013 a 17 % en 2014. El sector de manufacturas se mantuvo estable en 36 % del total, mientras que el sector servicios saltó a 47 %. Los proyectos anunciados en sectores de alta tecnología siguen siendo muy pocos, pero los de tecnología media-alta aumentaron. El sector automotriz ha recibido flujos récord de IED tanto en Brasil como en México en los últimos dos años.
Europa (principalmente los Países Bajos) y Estados Unidos siguen siendo los principales inversionistas en la región. Pese a la dificultad de identificar a los países de origen en las estadísticas oficiales, el informe señala que la inversión directa proveniente de Asia pasó de 5% a 6% en 2014. CEPAL estima que la IED desde China alcanzó los 10.000 millones de dólares anuales entre 2010 y 2013, y probablemente esta cifra haya aumentado en 2014 debido a que las empresas de ese país protagonizaron algunas de las mayores adquisiciones, principalmente la compra de la mina Las Bambas en Perú por 7.005 millones de dólares.
En 2014 las inversiones de las empresas transnacionales latinoamericanas, conocidas como translatinas, cayeron por segundo año consecutivo, sumando 29.162 millones de dólares, 12 % menos que en 2013, por las mismas razones que explican la disminución de la IED hacia la región. Las inversiones de las translatinas habían promediado 45.000 millones de dólares por año entre 2010 y 2012, aunque con un comportamiento muy volátil debido a que están concentradas en muy pocos países, sectores y empresas.
El año pasado, los principales inversores en el exterior fueron Chile (12.052 millones de dólares), México (7.610 millones) y Perú (4.452 millones de dólares).
En su última edición, el informe analiza en profundidad la IED recibida por el Caribe, donde estos flujos son mucho más significativos que en el resto de la región como proporción del producto interno bruto (PIB). El documento explica que los países caribeños entregan diversos incentivos a las empresas para atraer IED, entre ellas, exenciones de impuestos a la renta y de tasas aduaneras, por lo que se recomienda revisar la utilidad de estos beneficios en el marco de una política coordinada de promoción.
Finalmente, el estudio examina el impacto de la IED sobre el medio ambiente, el cual no ha sido medido ni regulado adecuadamente por los países de la región, según advierte el organismo. Las empresas transnacionales son un actor clave para la transición hacia un desarrollo sostenible, tanto por su peso en la economía de la región como por los sectores donde operan, dice.
Las empresas transnacionales poseen tecnologías que pueden ayudar a reducir el impacto ambiental, además de capacidad de innovación para una producción más limpia y baja en carbono. Para esto es necesario concretar modelos de negocio sostenibles tanto para las empresas como para los países, subraya el informe.
Según la CEPAL, es preciso favorecer el equilibrio entre las estrategias empresariales y los objetivos de desarrollo de los países receptores de inversión extranjera directa para aprovechar mejor las potencialidades de estos flujos. Esto obliga a generar políticas públicas que articulen objetivos macroeconómicos, productivos, sociales y ambientales para favorecer la diversificación y sofisticación de la estructura productiva y la inclusión social.