Nota informativa
En medio de las actuales tensiones globales, los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE) tienen la oportunidad de renovar su estrategia de cooperación birregional, con base en el multilateralismo, para avanzar hacia sociedades más modernas, productivas e inclusivas, en línea con los compromisos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y del Acuerdo de París sobre cambio climático, plantea la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en una nueva publicación.
El documento La Unión Europea y América Latina y el Caribe: Estrategias convergentes y sostenibles ante la coyuntura global fue preparado con motivo de la segunda Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores CELAC-UE que se celebró este lunes 16 y martes 17 de julio en Bruselas, Bélgica, bajo el lema “Construyendo puentes y fortaleciendo nuestra relación para enfrentar los desafíos globales". Mario Cimoli, Secretario Ejecutivo Adjunto a.i. de la CEPAL, asistió a la cita que contó con la participación 27 ministros y dos viceministros de Relaciones Exteriores de países de la CELAC.
La publicación describe la actual crisis de la globalización, presenta un panorama de la situación económica, social y ambiental de ambas regiones, examina la integración comercial y productiva existente y aborda el rol que pueden jugar las nuevas tecnologías y la digitalización, así como las micro, pequeñas, medianas empresas (MYPIMES), en un desarrollo productivo más inclusivo.
El texto también analiza los desafíos de las economías en transición e identifica espacios concretos de cooperación, tanto en el ámbito de las políticas macroeconómicas, de infraestructura y de ciencia, tecnología e innovación como en las estrategias de mitigación de los efectos del cambio climático, por nombrar algunos.
En 2017, después de dos años de contracción del PIB regional (de un -0,2% en 2015 y un -0,8% en 2016), la economía de América Latina y el Caribe habría alcanzado un modesto crecimiento positivo del 1,3%, según las estimaciones de la CEPAL. El PIB de la Unión Europea alcanzó, en tanto, un crecimiento del 2,4% en 2017, superior al 2,0% registrado en 2016, según se destaca en el documento.
La UE se mantiene como el tercer socio comercial de la región, detrás de Estados Unidos y China: en 2017 el comercio bilateral alcanzó los 231.000 millones de dólares, un 9% más que su valor en 2016. La Unión Europea es también el mayor inversionista en América Latina y el Caribe: entre 2010 y 2017, un 39% del valor total de los nuevos proyectos que se anunciaron en la región correspondió a firmas de la UE, relegando al segundo lugar a firmas de América del Norte (31% del total).
En este marco, las empresas europeas son clave para avanzar hacia una matriz energética sostenible: el 26% del monto total anunciado desde la Unión Europea apunta a emprendimientos en energías renovables, resalta la publicación elaborada por la CEPAL como parte de un esfuerzo conjunto con la UE y la Fundación Unión Europea-América Latina y el Caribe (EU-LAC).
La experiencia europea también es un referente para el desarrollo de las MIPYMES y de las instituciones para su fomento, subraya la CEPAL, que se encuentra actualmente implementando el proyecto “Mejores políticas para las micro, pequeñas y medianas empresas en América Latina (EUROMIPYME)”, financiado por la Unión Europea.
Hoy se abre “un espacio para repensar la cooperación entre los países miembros de la CELAC y la Unión Europea: una cooperación renovada y dinámica, con base en el multilateralismo, que vaya más allá de la integración comercial, que potencie la visión y los valores compartidos entre ambas regiones”, plantean en el prólogo del texto Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Stefano Manservisi, Director General de Cooperación Internacional y Desarrollo de la Comisión Europea, y Leonel Fernández, Presidente de la Fundación EU-LAC.
Se requiere, agregan, una estrategia de cooperación “que impulse la inversión y la conformación de una verdadera integración productiva, que propicie la transferencia tecnológica y la innovación, que favorezca la inclusión de las micro, pequeñas y medianas empresas y que, en definitiva, permita avanzar en la consecución de un cambio estructural progresivo con mayores niveles de productividad, con más y mejores puestos de trabajo, además de mayores salarios”.