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ResumenLa población de América Latina y el Caribe envejece rápidamente, en un contexto de precariedad económica y ausencia de servicios sociales sólidos que puedan asegurar calidad a lo largo de todo el ciclo de vida, y especialmente en la vejez. A este escenario, de por sí complejo, se suman el aumento de la esperanza de vida y el incremento de la población mayor de 75 años, fenómenos que, unidos al descenso de la fecundidad y la mayor participación de las mujeres en el mercado de trabajo, implicarán, por un lado, un aumento de la demanda de cuidados en la vejez, y por otro, una disminución de la capacidad de brindar estos apoyos, especialmente para el actor que tradicionalmente ha desempeñado esta función: la familia, y dentro de ella, sobre todo, la mujer. Si bien la consideración de la necesidad de cuidados como un riesgo social es reciente en la región, la magnitud de esta problemática y la necesidad que los Estados asuman el envejecimiento y sus consecuencias como un tema prioritario de sus políticas públicas es evidente.El documento aborda esta temática desde la perspectiva de dos actores: la familia y el Estado —que no son los únicos que intervienen en la oferta de cuidados, ni son excluyentes entre sí—. El primer capítulo realiza un acercamiento a la relación entre familia y envejecimiento, las tendencias demográficas que la caracterizan y los desafíos que de ella se derivan para las políticas públicas, específicamente con respecto al cuidado en la edad avanzada, y poniendo especial atención a la problemática de género ligada a este fenómeno social. El segundo capítulo describe y analiza un programa estatal de cuidados para las personas de edad, que se desarrolla en la Argentina desde 1996 —el Programa Nacional de Cuidados Domiciliarios, que depende de la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores - Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social—, presentando los resultados de una investigación cualitativa centrada en el impacto del programa en la vida de las personas atendidas, de sus familiares y de los propios cuidadores domiciliarios, y en los factores que facilitan u obstaculizan su adecuada implementación. Se espera que estos resultados sean útiles para dar visibilidad a este tema y coadyuvar en el diseño e implementación de otros programas de cuidados dirigidos a las personas de edad en la región.