Comunicado de imprensa
Discurso de apertura de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en la ceremonia de inauguración del trigésimo octavo período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
26 al 28 de octubre de 2020
Reunión virtual
Querido António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas,
Excelentísimo señor Carlos Alvarado, presidente de la República de Costa Rica,
Excelentísimo señor Miguel Díaz-Canel, presidente de los Consejos de
Estado y de ministros de la República de Cuba,
Estimado Ángel Gurría, Secretario General de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos,
Agradezco el mensaje de Kristalina Georgieva, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional a esta sesión,
Querida Amina Mohammed Vicesecretaria General de las Naciones Unidas
Querido Rodolfo Solano Ministro de Relaciones Exteriores de Costa Rica
Señoras y señores cancilleres,
Estimadas y estimados ministros y delegados de los Estados miembros de la CEPAL, miembros del Cuerpo Diplomático,
Representantes de organismos internacionales y colegas del sistema de las Naciones Unidas y de la CEPAL, y representantes de las organizaciones de la sociedad civil,
Amigas y amigos
Hace 75 años, una mañana del 24 de octubre entraba en vigor la Carta de las Naciones Unidas, texto fundacional de esta organización que marcó su misión: “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra” para reafirmar “la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto…, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”.
Hoy cuando enfrentamos la crisis más severa de las últimas décadas con profundos efectos sanitarios, sociales, ambientales, económicos y políticos, que importante es hacer una pausa y releer el texto que nuestros fundadores nos legaron como guía en nuestro actuar y examinar cuanto hemos hecho y que debemos hacer colectivamente para superar esta crisis y por ello quiero destacar y agradecer la presencia en este trigésimo octavo periodo de sesiones del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.
Es en este marco que hoy celebramos el Trigésimo Octavo Periodo de Sesiones de la CEPAL, realizado por primera vez en su historia por vía telemática. Concurren los 46 estados miembros de la CEPAL y los 14 miembros asociados, las agencias fondos y programas del sistema de las Naciones Unidas en la región, los 25 coordinadores residentes, representantes de la sociedad en su más diversa expresión, así como instituciones académicas, organizaciones sindicales y representantes del sector privado.
Sr. presidente Alvarado, quisiera expresarle mi profundo agradecimiento a usted, al ministro Solano y al pueblo de Costa Rica por el compromiso con que han acogido este trigésimo octavo período de sesiones de la CEPAL. Costa Rica presidirá nuestras tareas por los próximos 2 años y ha señalado que fundamentará dicha presidencia en los principios de cooperación internacional, solidaridad, promoción de los derechos humanos, sin dejar a nadie atrás. Nos inspira su compromiso por resguardar el derecho internacional, el multilateralismo, la cooperación regional, visibilizar la problemática de los países de renta media y su convicción por promover una recuperación con la igualdad y la sostenibilidad ambiental en el centro.
En estos tiempos cruciales, Costa Rica ha entregado al mundo, en la Cumbre de Financiamiento para el Desarrollo Sostenible convocada por el SG, y los Primeros Ministros de Jamaica y Canadá, una propuesta denominada “Fondo para Aliviar la Economía COVID-19 (Fund to Alleviate COVID-19 Economics - FACE), un mecanismo financiero oportuno y necesario de solidaridad internacional para impulsar una recuperación sostenible ante la recesión económica causada por la pandemia.
Gracias, Sr. presidente por esta iniciativa de financiamiento que nos recuerda el principio de responsabilidades recíprocas entre el mundo desarrollado y los países en desarrollo planteado hace años por Raul Prebisch en el contexto del comercio internacional.
Quiero también expresar nuestra gratitud ante el apoyo, liderazgo y colaboración que el Gobierno cubano brindó durante estos más de dos años en los que ejerció la presidencia de la CEPAL. En este periodo, su país, presidente Miguel Díaz-Canel, puso la urgencia del multilateralismo, la cooperación internacional y la integración regional y el desarrollo Sostenible en el centro de las propuestas de nuestra región. El trabajo desplegado por todo el equipo del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera de Cuba liderado por el ministro Rodrigo Malmierca, las Viceministras Ileana Núñez y Deborah Rivas. Nuestra gratitud a Cuba por su ejemplar liderazgo de la Comisión.
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América Latina y el Caribe enfrenta su peor crisis en cien años, con enormes efectos y consecuencias sanitarias, económicas, ambientales, sociales y políticas.
El COVID-19 ha evidenciado y magnificado los problemas estructurales del modelo de desarrollo en América Latina y el Caribe: desigualdades entrecruzadas, crecimiento mediocre, baja productividad, insuficiente diversificación de exportaciones, poco espacio fiscal y deterioro ambiental creciente.
Como señalaba el Secretario General en su informe El impacto del Covid 19 en América Latina y el Caribe “Los costos de la desigualdad en la región se han vuelto insostenibles. La respuesta exige encontrar un nuevo equilibrio entre el Estado, el mercado y la sociedad, poner el énfasis en la transparencia, lograr un mayor grado de rendición de cuentas y niveles más altos de inclusión para consolidar la democracia, fortaleciendo el Estado de derecho y protegiendo y promoviendo los derechos humanos” y concluía “La recuperación posterior a la pandemia debería ser una oportunidad para transformar el modelo de desarrollo de América Latina y el Caribe y, al mismo tiempo, fortalecer la democracia, salvaguardar los derechos humanos y mantener la paz, en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
A continuación de sesión de inauguración se celebrará el diálogo de cancilleres y altas autoridades de América Latina y el Caribe sobre los efectos económicos y sociales del COVID-19 y la respuesta económica y social de los países para enfrentarla.
Hemos preparado un breve documento en el cual resumimos las estimaciones de la CEPAL que indica que la caída de la actividad económica será de 9,1% acompañada de una contracción del comercio regional de 14% e intrarregional de 11%. Se ha desplomado el turismo en más de 50% afectando principalmente a las economías de El Caribe altamente vulnerables por su insularidad, su alto endeudamiento y su fragilidad ante el impacto de los desastres naturales y con acceso limitado al financiamiento concesional debido a su clasificación como países de renta media. Esta crisis redundará en una década perdida en los niveles de ingreso por habitante.
Los niveles de desocupación alcanzarán a 44 millones de personas y una informalidad de más de 54%. En esta dura cifra, las mujeres, las jóvenes, los indígenas, los afrodescendientes y los migrantes están sobrerrepresentados. Prevemos un aumento significativo del número de personas en situación de pobreza en 45,4 millones alcanzando a un total de 231 millones (37,3% de la población) y un incremento de 28,5 millones en el número de personas en situación de pobreza extrema alcanzando a 96,2 millones (15,5% de la población). El índice de Gini se incrementaría en 4,1% en 17 países analizados. Estamos confiados que las medidas aplicadas por los gobiernos deberán ayudar a paliar este retroceso de casi 15 años.
Las mujeres se verán más afectadas al ser más vulnerables al desempleo al participar en sectores de la economía más golpeados o al encontrarse en sectores de alto riesgo. El 73% de los trabajadores del sector salud son mujeres, pero ganan 30% menos que los hombres en empleos similares. Además, las medidas de contención, cuarentenas, cierre de escuelas y el aumento de personas enfermas profundizan las presiones sobre las mujeres, respecto a los cuidados tanto remunerados como no remunerado. Se ha acentuado la violencia doméstica en la crisis actual, afectando en especial a las mujeres y niñas.
Frente a este escenario, la CEPAL ha realizado siete propuestas concretas y con cálculos de costos y beneficios para conectar la emergencia con la recuperación, tales como:
1) Extender el ingreso básico de emergencia por 12 meses a toda la población en pobreza (1 línea de pobreza/120 dólares al mes). 2) Ampliación de plazos y períodos de gracia en los créditos a MiPymes y proteger la relación laboral de los trabajadores. 3) Una canasta básica digital para garantizar la inclusión digital de 40 millones de hogares que no están conectados. 4) Políticas fiscales y monetarias expansivas que sostengan un periodo más largo de gasto con instrumentos no convencionales nacionales e internacionales. 5) Solidaridad internacional: alivio de deuda en el Caribe y pago de intereses en Centroamérica y crear fondos subregionales de resiliencia. 6) Planes de recuperación e inversión en torno a sectores dinamizadores con creación de empleo, sustentados en acción climática, sostenibilidad ambiental, soluciones basadas en la naturaleza e infraestructura básica en zonas rurales y urbanas y 7) Cierre de brechas para alcanzar regímenes universales de salud y protección social.
Todas ellas precisan del concurso colectivo de la sociedad a partir de pactos políticos y sociales en esta compleja hora donde la desigualdad que define a nuestra región. Sociedades desiguales concentran el poder económico y el poder político y esto se convierte en caldo de cultivo para el descontento y el malestar social.
Hemos publicado 8 boletines y estudios que están disponibles en nuestro Observatorio Covid19 en América Latina y el Caribe, en donde hemos sistematizado y costeado las medidas que los gobiernos de la región han tomado durante estos meses.
Hemos propuestos acciones concretas en seguridad alimentaria con la FAO, en materia laboral con la OIT, en salud y economía con la OPS, en educación con UNESCO, en protección a la infancia con UNICEF y en la economía del cuidado como bien público con ONU Mujeres y en inclusión digital con la OCDE.
Amigas y amigos,
La crisis del COVID-19 es una crisis sistémica. Los gobiernos han sido llamados a actuar con máxima urgencia para, junto con proteger la salud de la población, evitar el colapso total de la economía con sus graves consecuencias sociales y políticas. Se trata de una situación en la que la acción pública es clave para orientar una recuperación transformadora, combinando la intensidad de la respuesta de corto plazo con los objetivos de largo plazo.
En esta sesión Señor presidente, someteremos a la consideración de los Estados Miembros un conjunto de propuestas de política expresadas en el documento Construir un nuevo futuro. Una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad y que hemos preparado con la orientación de su equipo.
En él presentamos evidencia económica sobre la importancia de poner en marcha una combinación virtuosa de políticas sociales y ambientales que, de la mano de las políticas económicas, tecnológicas e industriales, se conviertan en la base para un nuevo proyecto de desarrollo. Con este documento estamos concretando la urgencia de crecer para igualar e igualar para crecer.
La CEPAL adoptó la igualdad como valor central hace más de una década y a partir de entonces hemos documentado que la igualdad ayuda a sostener los ingresos y la demanda agregada, a propiciar un crecimiento con más productividad al asociarse a un acceso amplio a educación, salud y oportunidades para todas las personas —particularmente las mujeres—, y a evitar la concentración del poder económico que captura y distorsiona la política. Proponemos sustituir la cultura del privilegio por una cultura de la igualdad que garantice derechos, construya ciudadanía y difunda capacidades y oportunidades.
En este nuevo documento, se plantea una tasa de crecimiento mínima necesaria para reducir la igualdad y erradicar la pobreza, elevando el empleo formal y reduciendo disparidades mediante programas sociales de amplia cobertura.
Se destaca además la relevancia de la difusión del progreso técnico para crear empleos de mayor productividad y para resolver simultáneamente la descarbonización de la matriz productiva mediante una política industrial que permita avanzar en el desequilibrio externo de la balanza comercial.
La combinación y articulación de políticas tecnológicas e industriales, fiscales, financieras, ambientales, sociales y regulatorias se denominan de “gran impulso para la sostenibilidad” y tienen como objetivo elevar sustancialmente la tasa de inversión y direccionarla hacia la productividad, el cuidado ambiental, el empleo y la inclusión social poniendo la revolución tecnológica al servicio de un nuevo estilo de desarrollo.
Se trata de establecer una nueva estructura de incentivos a favor de la inversión pública y privada, la generación de empleos de mayor productividad y el desarrollo de cadenas productivas con menor huella ambiental, que valore el patrimonio natural y sus ecosistemas tanto terrestres como marinos.
En línea con la Agenda 2030, se han seleccionado 7 sistemas sectoriales dinamizadores que pueden ser los vectores de arrastre de la economía en una dirección ambientalmente sostenible. Es una propuesta que busca ser una guía sobre la base de la cual cada país, conforme a sus características y prioridades, pueda, si así lo considera, analizar cuáles actividades pueden propiciar una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad. Los sistemas sectoriales son: la transición energética, la inclusión digital, la movilidad eléctrica, la manufactura de la salud, la economía circular, la bioeconomía y el turismo sostenible.
A manera de ejemplo, el aumento de 70% de energías renovables no convencionales podrían generar 7 millones de empleos y reducir más de 30% de las emisiones con una inversión anual de 1% del PIB en la próxima década.
De manera pragmática, incluimos también un análisis de las políticas fiscales, monetarias y financieras necesarias para avanzar en la construcción de un Estado de bienestar como base de una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad. Esto porque enfrentamos situaciones de endeudamiento y déficit fiscal creciente ante una crisis que va a durar más de lo que imaginamos.
La implementación de una nueva agenda de políticas requiere de nuevas coaliciones políticas internas e internacionales, y nuevas formas de cooperación internacional que sostengan el cambio en el estilo de desarrollo. Será necesario refundar el multilateralismo sobre nuevas bases, de tal manera que se amplíen los espacios de política en la periferia y se corrija el sesgo recesivo de la economía internacional. Al mismo tiempo, debe recuperarse el proyecto de integración de las naciones de América Latina y el Caribe. Celebramos los esfuerzos que realiza México para revitalizar la CELAC y en especial la iniciativa que sostiene junto a Argentina y actores del sector privado sobre Acceso a la Vacuna de Astra- Zéneca de Covid-19, entre otras iniciativas. Destaco también el trabajo de los mecanismos subregionales con los que hemos cooperado, tales como el SICA, el Mercosur, Caricom, la Comunidad Andina y la Alianza del Pacífico.
Requerimos liderazgos transformadores que no solo sepan escuchar, sino que tengan la capacidad de examinar sus propias limitaciones, corregir errores, modificar patrones de comportamiento y convocar a toda la sociedad. Es esencial que amplias coaliciones sociales y políticas confluyan en estos acuerdos sociales. En particular, las y los jóvenes deberán desempeñar un papel mucho más protagónico en esta sociedad contemporánea que enfrenta un verdadero cambio de época.
Se precisan nuevas formas de gobernanza mundial para proveer colectivamente de bienes públicos globales, como la salud universal (una vacuna contra el coronavirus para todos), la seguridad climática y la protección de la atmósfera, la estabilidad financiera y la paz y los derechos humanos.
Sr. Presidente llegamos aquí a rendir cuentas, ante ustedes, del trabajo realizado. Hemos contado con su apoyo para ello con un presupuesto regular aprobado por la Asamblea General y recursos extrapresupuestarios logrados con el apoyo de países y cooperantes entre los que destaco a Alemania, España, Francia, Corea, Noruega y la Comisión Europea. Presentaremos nuestro informe de actividades junto con los países que presiden los órganos subsidiarios de estadísticas, mujer, población, ciencia y tecnología, desarrollo social, planificación, el comité de cooperación Sur-Sur y el Comité de Cooperación de El Caribe.
Revisaremos los nuevos escenarios que plantea la cooperación Sur-Sur en el contexto de una necesaria redefinición de la cooperación internacional, así como los retos para los países de renta media y abordaremos los desafíos de los países del Caribe para reconstruir mejor. Se escuchará a la sociedad civil quienes presentarán el documento “Posicionamiento de la sociedad civil de América Latina y el Caribe ante la Agenda 2030 y su implementación en el marco del COVID-19”.
Tendremos, ante todo, la oportunidad de escuchar a nuestros países miembros. Sus reflexiones, orientaciones y propuestas constituyen nuestra guía para el trabajo de esta Comisión Económica.
Quiero terminar mis palabras reafirmando el compromiso profundo de la CEPAL con la reforma al sistema de las Naciones Unidas que impulsa el Secretario General y que lidera muy eficazmente Amina Mohamed Vicesecretaria General, quien nos honra con su presencia.
En unas semanas convocaremos junto con PNUD y DCO la primera reunión de la Plataforma de Colaboración Regional con todos los directores y directoras de las Agencias Fondos y Programas. Junto con los 25 coordinadores residentes y equipos de país apoyaremos decididamente a nuestros estados miembros. La CEPAL seguirá aportando su histórica visión integral de todas las dimensiones del desarrollo: la económica, social y ambiental, hoy más importante que nunca.
Costa Rica tiene por figura referencial en la historia de sus letras un nombre singular. Un costarricense, un tico cuya biografía estuvo llena de privaciones, su origen humilde y su vida trágicamente breve. A todas estas dificultades se sobrepuso la calidad de una obra portentosa. Su nombre, Jorge Debravo. Y es en sus palabras donde encuentro los colores propicios para cerrar hoy las mías, cito:
Soy hombre (y mujer), he nacido,
tengo piel y esperanza.
Yo exijo, por lo tanto,
que me dejen usarlas…
Soy hombre (y mujer), es decir,
animal con palabras.
Y exijo, por lo tanto,
que me dejen usarlas.
… exijo calor en mis raíces,
almuerzo en mis entrañas.
No pido eternidades
llenas de estrellas blancas.
Pido ternura, cena,
silencio, pan, casa...
Es ese nuestro compromiso, imaginar y construir para la América Latina y el Caribe, caminos propios, originales pero efectivos para fincar sociedades justas, igualitarias y dignas. Para que cada mujer y cada hombre de nuestra patria común encuentre ternura, pan, casa, y las condiciones para desarrollar proyectos de vida plenos.
Muchas gracias.