La educación es el principal mecanismo que permite avanzar en múltiples dimensiones de la inclusión social: mayor igualdad de oportunidades, habilidades para la movilidad social futura, formación de ciudadanos activos y respetuosos de los derechos, familiaridad con códigos culturales diversos y acceso al mercado laboral con mayores opciones.
El abordaje que ha realizado CEPAL del tema en los últimos años se ha concentrado en analizar el rol de la educación en la inclusión social, a partir del monitoreo de brechas, avances y desafíos, otorgando especial atención al nivel escolar (primaria y secundaria).
Uno de los principales desafíos para la región es continuar avanzando en la culminación de la enseñanza secundaria, considerada como el piso mínimo para garantizar un futuro fuera de la condición de pobreza. En años recientes, la División de Desarrollo social ha llevado a cabo estudios sobre brechas y desigualdad educativa y sobre el tema de segmentación escolar en la región, reconociendo que es uno de los factores claves de desigualdad social.
En la región destaca el hecho de que las mujeres son, en general, quienes más se han beneficiado del proceso de masificación del acceso al sistema educativo, no solo porque partieron de tasas más bajas, sino porque superaron a los varones en varios de los indicadores (incluso a nivel de educación superior). No obstante, sus mayores logros educativos no se reflejan, ni son reconocidos, en su juventud y adultez, en los resultados académicos y en la inserción laboral, pues están en desventaja respecto de sus pares varones (en ingresos, cargos de liderazgo y calidad del empleo). Esta paradoja es consecuencia de una serie de factores de segregación y discriminación presentes tradicionalmente en los mercados laborales de la región y en sus procesos educativos. Esto ha sido abordado en algunas investigaciones recientes de la División.
Por otra parte, la incorporación de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en las escuelas ha sido percibida como una oportunidad para reducir las desigualdades de acceso a las tecnologías, pero también de los aprendizajes y formación de nuevas habilidades requeridas en la sociedad de la información. Cerrar la brecha digital hoy es fundamental para avanzar hacia el logro de sociedades con más igualdad. La División de Desarrollo social también ha desarrollado un conjunto de actividades y publicaciones en relación a este tema.
Otro desafío relevante que se ha abordado débilmente en la región tiene relación con la educación temprana. Desde una perspectiva intergeneracional, la inversión en los primeros años es clave para la reducción de la desigualdad. La CEPAL ha planteado que la ampliación de la cobertura de enseñanza preescolar debe ser una prioridad en la agenda de políticas regionales en pro de la igualdad.
Por último, otra área de profundización del trabajo de la División es la educación técnica. Esta es de vital importancia en la región no solo porque permite transiciones exitosas desde la educación a la esfera del trabajo, sino porque en muchos países comprende a una importante proporción de los estudiantes de la enseñanza secundaria y superior. Es un área que ha sido muy abandonada en las políticas educativas regionales de las últimas décadas, y es importante abordarla por la propia segregación socioeconómica de la población que accede a la educación técnica y sus oportunidades de inclusión social.