Descripción
Resumen A comienzos de la década de los 90's, el sector petrolero argentino sufrió una profunda transformación, en el marco del proceso de reforma económica que experimentó a nivel global la economía argentina. La desregulación y privatización de la industria petrolera pusieron fin a un período prolongado de gestión estatal en la industria energética, directamente a través de las empresas públicas, e indirectamente a través de controles en las decisiones de precios, producción, comercio exterior, etc.En 1992 fue privatizada Gas del Estado (dividida en 2 empresas de transporte y 8 distribuidoras regionales de gas natural), y un año después YPF, hasta entonces monopolio en la exploración y producción de hidrocarburos. Acompañando a la privatización de las empresas públicas, en la industria petrolera las decisiones de precios, producción, exploración y comercio exterior quedaron desreguladas. En el caso del gas natural, el esquema implementado asume libre competencia en la producción, pero regula las tarifas de los segmentos de transporte y distribución. Los resultados de la reforma fueron positivos. Los indicadores de reservas, producción, costos, refinación y comercio exterior muestran una sensible mejora, tanto en petróleo como en gas natural. Las inversiones han sido realizadas tanto por compañías domésticas como por empresas internacionales, incluyendo a algunas de las majors de la industria petrolera mundial. En el caso del gas natural, la abundancia relativa de reservas de la Argentina en relación a los países vecinos (principalmente Chile y Brasil) ha motivado el surgimiento de varios proyectos de exportación, que están requiriendo fuertes inversiones en infraestructura. Más allá de los resultados obtenidos, hacia el futuro existen importantes desafíos. En el upstream, será necesario encontrar nuevos incentivos que permitan profundizar las inversiones en exploración, necesarias para mantener un razonable horizonte de reservas. La puesta en práctica de la nueva Ley de Hidrocarburos es una buena oportunidad en este sentido, ya que otorgará mayor flexibilidad en los esquemas tributarios de las concesiones privadas. En el downstream, la desregulación implementada no se traduce aún en niveles plenos de competencia, con el consiguiente perjuicio para los consumidores. Es de esperar que la consolidación de nuevos competidores, la regularización de las importaciones y el propio aprendizaje de los consumidores conduzcan a una mayor competencia en la comercialización de combustibles.