Descripción
La actividad de cuidar es un trabajo indispensable para el sostenimiento de las sociedades, que hasta la actualidad sigue siendo realizada predominantemente por mujeres.En el ámbito intra-hogar, las mujeres cuidan a las personas enfermas, ancianas, sobre ocupadas en el mercado laboral -principalmente varones- y a la niñez, y lo hacen sin remuneración ni reconocimiento social. A su vez, estas responsabilidades obstaculizan su desempeño en el mercado del empleo y el ejercicio de otros derechos. También al interior de los hogares, las empleadas domésticas prestan sus servicios de cuidado para todos los miembros del hogar, y lo hacen bajo condiciones laborales y remuneraciones inferiores al resto del trabajo dependiente.En el espacio extra-hogar, la oferta de cuidado proviene del mercado, de la sociedad civil y del estado. En Bolivia y Ecuador el nivel de ingresos de los hogares es determinante del prestador o más bien prestadora, de manera que la remuneración aparece como el vínculo principal entre la esfera de la reproducción humana y la producción mercantil. En estos países, la mayoría del cuidado se resuelve en la oferta privada, con serias consecuencias no sólo para las mujeres como sus principales responsables, sino también para los receptores del cuidado, especialmente para la niñez. Este documento se abocará precisamente al cuidado infantil, la crianza, específicamente para los menores de seis años en Bolivia y Ecuador y eventualmente se harán referencias al cuidado de las personas mayores.La privatización del cuidado obedece a que la oferta educativa estatal para la niñez de edades tempranas es sumamente insuficiente en los países abordados. Además, prácticamente no existen otras políticas de cuidado, las escasas medidas están dirigidas a conciliar trabajo y familia y las destinatarias son las mujeres, operando el supuesto de que son quienes deben conciliar estos ámbitos. En el mismo sentido, la imagen de mujer cuidadora subyace en una serie de políticas sectoriales como las de trabajo y previsión social, tal como muestra el documento.Las deficiencias de cuidado se hacen más visibles en el contexto actual de masiva incorporación de las mujeres al mercado laboral y de cambios en las familias. Los receptores del cuidado, en este caso la niñez, pagan el precio de la deficiencia estatal y el ajuste familiar, en circunstancias en que las disparidades en la recepción del cuidado incuban profundizaciones de las desigualdades sociales.El estudio se basa sobre fuentes secundarias, tanto bibliográficas como estadísticas, y en entrevistas a informantes claves de instituciones encargadas de prestar o fiscalizar el cuidado infantil, pertenecientes a la oferta pública, tanto estatal como no estatal.