Descripción
La literatura económica y financiera especializada ha puesto un creciente énfasis en la importancia de las microfinanzas como factor de desarrollo y reducción de la pobreza. Uno de los estudios más recientes y completos acerca de las microfinanzas, efectuado por el Banco Mundial[1], recopila abundante material empírico que favorece la tesis de que la falta de acceso a las finanzas es un mecanismo crítico para perpetuar la desigualdad del ingreso, y mantener un bajo crecimiento. La evidencia también señala que las pequeñas empresas se benefician mayormente del acceso a las finanzas, lo cual tiene consecuencias para la composición y competencia en el sector empresarial. Siendo el tema del acceso al crédito fundamental, llama la atención la escasez de estudios orientados a dimensionar el fenómeno en América latina. Se sabe que en los últimos 20 años, el crecimiento de las microfinanzas en América Latina ha sido explosivo, pasando de un pequeño experimento de desarrollo a un negocio de millones de dólares, permitiendo bancarizar a millones de personas y miles de empresas. Sin embargo, existen muy pocos estudios que apunten a medir el acceso propiamente tal, es decir, a relacionar el número de clientes con el total de empresas o población. Una de las pocas excepciones que arroja información en este sentido es el trabajo de Navajas y Tejerina. Asimismo, al revisar la literatura especializada en microfinanzas, se observa una ausencia casi total de estudios comparativos entre los países de la región. En efecto, los distintos autores tienden a enfatizar una descripción de experiencias de entidades de microfinanzas exitosas, más que de países.La mayor limitación de este enfoque es que aquellos países que cuentan con las experiencias de instituciones más exitosas, no son necesariamente aquellos países con mejor cobertura dentro de los clientes de microfinanzas. A mayor abundamiento, es casi un lugar común señalar que en América Latina no existe un modelo de desarrollo de las microfinanzas, sino múltiples modelos. Esta afirmación se suele ilustrar con las llamadas experiencias de "upgrading" y "downscaling". El "upgrading" se refiere a la transformación de organizaciones de microfinanzas no gubernamentales (ONG); en entidades formales supervisadas por las autoridades bancarias (Berger, Otero y Schor,2006);. A su vez, el "downscaling" es el proceso a través del cual las instituciones financieras formales, tradicionalmente fuera del ámbito de las microfinanzas, se involucran en este sector (Marulanda,2006);. A pesar de lo anterior, existen excepciones. El trabajo de Berger (2006);, plantea que a pesar de que no se pueden hacer generalizaciones que den cuenta de todas las opciones, existen rasgos distintivos del "modelo" de finanzas de Latinoamérica, que permiten diferenciar a las microfinanzas de la región de otras latitudes. Estas distinciones tienen que ver esencialmente con el modelo de negocios seguido por las entidades de microfinanzas de la región. Por ejemplo, el hecho de que el foco de las entidades de microfinanzas en América Latina, no es la pobreza, como ocurre en Asia, o que en América Latina estas entidades tienen una marcada orientación comercial. Pero las distinciones anteriores, aunque altamente interesantes como valor histórico y sociológico, aportan menos elementos a la hora de responder a la pregunta de cuáles son los factores que favorecen el desarrollo de las microfinanzas a nivel de países. En ese sentido, la mayor carencia de la literatura disponible es que no permite identificar "benchmark" o referentes, que puedan servir de base para el desarrollo de políticas públicas. En otras palabras, si un hacedor de políticas públicas en un determinado país, estuviera interesado en conocer cuáles son los países más exitosos en cuanto al desarrollo del mercado de las microfinanzas, y cuáles son los factores que explican dicho desarrollo (de mercado, regulatorios, condiciones socio económicas, etc);, encontrará muy poco a lo cual recurrir. Una de las pocas excepciones que apuntan efectuar comparaciones entre países de la región es el estudio del Economist Intelligence Unit de cada año, llamado "Microscopio sobre el Entorno de Negocios para las Microfinanzas en América Latina y el Caribe". Este estudio apunta a evaluar la calidad del entorno de negocios y efectúa un ranking de países, en base a tres criterios: marco regulatorio, clima de inversión y desarrollo institucional. El estudio identifica elementos de alto interés en cada país, especialmente los obstáculos al desarrollo de las microfinanzas. La parte que falta para tener un cuadro integral de las microfinanzas en cada país, es la medición del acceso y cobertura. En base a las constataciones anteriores, este estudio apunta a abordar cuatro preguntas: ¿;Es posible hablar de modelos, en el sentido de países que pueden ser tipificados como "benchmark" de microfinanzas en general, y cuáles serían los criterios? ¿;Es posible construir alguna medida o indicador sintético que recoja los aspectos más importantes respecto del desarrollo de las microfinanzas en un país, y que pueda servir de base para un análisis comparativo? ¿;Los países que más se identifican con dicho "benchmark", son necesariamente los países de mayor desarrollo relativo o con mercados financieros más profundos? ¿;Existen patrones o elementos comunes que surgen de la experiencia comparada y que puedan servir de base para promover el desarrollo de las microfinanzas en otros países de la región?Es del caso señalar que el objeto de este trabajo es el microcrédito con fines productivos, y no el microcrédito en general. Esta distinción puede arrojar diferencias sustanciales en las comparaciones entre países, por lo cual es importante explicitarla.Aparte de esta introducción y conclusiones, el trabajo tiene dos partes. En la segunda se discute un marco para definir países exitosos en microfinanzas y se aplica al caso de América Latina. En la tercera parte se discuten las condiciones que han favorecido el desarrollo de las microfinanzas.