Descripción
Resumen
En este documento se explora el impacto que tiene la composición social del vecindario
sobre los comportamientos de riesgo de los miembros de la familia, sobre todo en los
niños y jóvenes, como mecanismos sociales de reproducción de las desigualdades, la pobreza
y la exclusión social. Básicamente, se trata de un trabajo que indaga sobre uno de los
atributos contextuales más importantes en la determinación de las chances
diferenciales que tienen las personas de adquirir las capacidades y activos necesarios para un buen
desempeño en la sociedad.
El estudio -que está referido a la población de Montevideo- se apoya principalmente
en una base de datos elaborada a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda
realizado en 1996, y apela complementariamente a la información de las Encuestas de
Hogares agregadas en dos tiempos diferentes: los trienios 1986-88 y 1995-97.
El trabajo explora un conjunto de hipótesis relativas a los efectos negativos de los
procesos de segregación residencial conducentes al empobrecimiento de la calidad de
los vínculos de las comunidades de base de nivel social bajo, así como los riesgos de
cristalización de culturas marginales que se encuentran implícitos en las políticas
de localización de asentamientos urbanos. La importancia de la estructura y composición
del vecindario como variable relevante para entender la exclusión social es puesta a
prueba en sucesivos test de hipótesis, para los cuales se adoptan como variables dependientes
tres indicadores de comportamientos de riesgo: el rezago y abandono del sistema educativo de
los niños y jóvenes en edades de escolarización; la presencia de varones de 15 a 24
años que no estudian, no trabajan y no buscan trabajo; y, la maternidad juvenil fuera del
matrimonio. Como resultado del análisis, el estudio muestra que controlando un
conjunto de variables que probadamente tienen importante impacto sobre los comportamientos de
riesgo, la estructura y composición del vecindario explica una elevada proporción de
la vulnerabilidad social de los miembros jóvenes de la familia. En aquellos barrios
pobres que por su composición carecen de interacciones cotidianas e informales con individuos y
hogares de niveles sociales más altos y en las cuales no están presentes
modelos de rol exitosos que sirven como ejemplo de estrategias legítimas de integración y movilidad
social, los comportamientos -a otras condiciones constantes- son notoriamente más deficitarios
que aquellos correspondientes a vecindarios más heterogéneos en su composición.
Adicionalmente, el trabajo prueba que el efecto vecindario es todavía más
importante en los miembros de aquellos hogares en los cuales no existen o son precarias otras formas
de activos, como por ejemplo, el clima educativo del hogar o la
integración familiar.
En suma, el estudio incursiona en un tipo de estructura de oportunidad escasamente
analizado en los estudios sobre la pobreza y la exclusión, permite ampliar el
conocimiento sobre los mecanismos y estrategias de combinación de activos y sugiere una serie de
consideraciones relevantes para la elaboración de políticas.