Descripción
Resumen (Primeros párrafos) En el bienio 2000-2001 los mandatarios de los siete países de América Central, (1) incluyendo Belice, que en 2001 se adhirió al Sistema de Integración Centroamericano (SICA), llevaron a cabo ocho reuniones ordinarias y extraordinarias dentro y fuera de la región. Prácticamente en todas, la integración regional ocupó una posición central, además de que se discutieron asuntos como desarrollo sostenible, apoyo al medio ambiente, entorno internacional, prevención de daños causados por desastres naturales, infraestructura, migración, energía, pobreza, democracia, armonización de políticas y problemas fronterizos. Asimismo, se consolidó el proyecto de ampliación de la unión aduanera, iniciado en 1996 por El Salvador y Guatemala, al sumarse, a partir del 2000, Honduras y Nicaragua. La conformación del grupo Centroamérica-4 (CA-4) en torno a este propósito hizo evidente la intención de una mayoría de países de la región por seguir avanzando en el esfuerzo de creación de un territorio aduanero común. Decisiones tomadas en marzo de 2002 implican que, eventualmente, no sólo habrá libre movilidad para todas las mercancías que circulan en la región, independientemente de su origen, lo que permitirá eliminar las aduanas entre dichos estados, sino que también se contará con aranceles externos concertados. Esta unión constituye un salto cualitativo importante en el proceso de integración económica regional y un avance más hacia un verdadero mercado común, aspiración regional sólo parcialmente cumplida que data de los años cincuenta (2) y que cobra renovado dinamismo en el contexto externo que enfrenta hoy la región. Además, durante el período sucedieron tres hechos que directa o indirectamente inciden en el proceso de integración regional, así como en los vínculos comerciales y en la recepción de inversión extranjera directa (IED) proveniente de otros países. Primero, la normalidad creciente de las acciones democráticas en la región, traducidas en los comicios presidenciales celebrados a fines de 2001 e inicios de 2002 en Nicaragua, Honduras y Costa Rica, que llevaron al poder a tres gobernantes con vocación integracionista. Segundo, la extensión de la concesión, hasta el 1 de enero de 2010, acordada en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), para que se continúen aplicando subsidios a las exportación de maquila. Esto brinda un mayor plazo para la adecuación regional al proceso de apertura y liberalización, y en el corto plazo da certeza a los países en materia de exportaciones desde sus zonas francas, sobre todo de productos textiles. Con ello, se extienden automáticamente las prerrogativas de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC), a pesar de que posteriormente hubo señales de que la aplicación estricta de las normas de origen podría limitar el acceso de algunos de estos productos al mercado de los Estados Unidos. Y el tercero se refiere a los impulsos externos que actuarían a favor de una nueva integración regional: la oferta de la administración de los Estados Unidos para negociar, en el corto plazo (unos tres años), un tratado de libre comercio (TLC) con dicha región, la insistencia europea en la integración regional como premisa para la relación entre las partes, y el avance hacia la concreción de proyectos en el marco del Plan Puebla-Panamá (PPP). (1) Estos países conforman geográficamente el Istmo Centroamericano. (2) En 1951 se fundó la Organización de Estados Centroamericanos y en 1960 se crearon el Mercado Común Centroamericano (Tratado de Managua) y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).