Descripción
En el nuevo escenario internacional, caracterizado por nuevas
tecnologías que hacen uso intensivo de información, por la
globalización de los mercados y por el aumento de la presión
competitiva y la incertidumbre que enfrentan los agentes, la
competitividad es un fenómeno sistémico. La capacidad
endógena de los agentes, el grado de desarrollo del ambiente
en que actúan y la pertenencia a una red productiva se han
convertido en elementos claves para desarrollar competencias
y crear ventajas competitivas. Se comienza a afirmar que las
ventajas competitivas de los países, regiones y agentes no se
derivan necesariamente de su dotación factorial, sino también
de factores intangibles que se construyen a partir del desarrollo
de competencias endógenas y de la articulación con otros
agentes. En el tránsito de las ventajas comparativas estáticas a
las dinámicas, la capacidad de aprender, concebida como un
proceso interactivo y socialmente embebido, desempeña un
papel clave. En este artículo se analiza cuáles son y de qué
dependen los mecanismos endógenos de creación de competencias
y de transformación de conocimientos genéricos en
específicos entre los agentes individuales, en las tramas productivas
y en los diferentes ambientes locales. Se muestra la
importancia que en los últimos años ha dado la teoría económica
a la relación entre la tecnología y el desarrollo de procesos
de aprendizaje, en especial a partir de los enfoques neoschumpeterianos
y evolucionistas. Se efectúa una aproximación
a la forma como los agentes económicos aprenden, transforman
conocimiento genérico en específico y articulan los
saberes codificados y tácitos. Y por último se pone de relieve
que estos procesos no son consecuencia de un desarrollo natural
y lineal de los sistemas productivos, sino de un largo proceso
evolutivo de aprendizaje.