Descripción
En América Latina el empleo rural no agropecuario representa una proporción cada vez mayor del empleo rural. Se ha subrayado su potencial para dinamizar el desarrollo rural, pero también se lo ha analizado como foco de pobreza. En este artículo se considera el tamaño y la composición de este empleo en algunos países del Istmo Centroamericano y se examinan las condiciones en que las actividades no agropecuarias pueden contribuir al mejoramiento del empleo y de los ingresos rurales. Se plantea que el empleo rural no agropecuario es heterogéneo y que surgen diferentes tipos de empleo en respuesta a dinámicas varias. Si bien hay fuentes potenciales de empleo rural no agropecuario que no están vinculadas a la agricultura, en los países analizados son las características del sector agropecuario las que influyen de manera preponderante en la composición y las características de este empleo. La agricultura impacta tanto en la generación de empleo no agropecuario productivo como en el surgimiento de empleo de refugio, sobre todo mediante la demanda bienes y servicios no agropecuarios y la expulsión de fuerza de trabajo excedentaria. Por lo tanto, para que las actividades rurales no agropecuarias hagan una contribución importante al desarrollo rural, se precisa una visión que integre los elementos agropecuarios y no agropecuarios del desarrollo rural.