Descripción
En la década anterior a la crisis de 1995, mejoraron en México los
indicadores de desarrollo humano. Aplicando técnicas de descomposición,
el artículo mide el efecto de esas mejoras en las condiciones de los hogares para enfrentar la crisis. La caída del consumo entre 1994 y 1996 se explica con creces por la reducción de la rentabilidad de las diversas características de los hogares, en tanto que la variación de éstas sirvió para mitigar (si bien en mucho menor medida); los efectos negativos de la crisis. De haberse mantenido las características de 1992 de los hogares, la pobreza rural en 1996 habría superado en 48% la magnitud observada. Por otro lado, la simulación muestra que si en ese período hubiese existido el
programa PROGRESA, al cabo de un año la brecha de pobreza rural y su
severidad habrían disminuido. Se concluye que los programas sociales
orientados al desarrollo de largo plazo también pueden servir como
medidas de protección durante una crisis macroeconómica.