Nota informativa
América Latina y el Caribe debe subirse con urgencia al tren tecnológico y de la innovación, advirtió este lunes 8 de octubre José Ramón López-Portillo, Economista y Doctor en Ciencia Política y Pensamiento Económico de la Universidad de Oxford, quien presentó su libro “La gran transición: retos y oportunidades del cambio tecnológico exponencial” en la sede de la CEPAL en Santiago, Chile.
A juicio de López-Portillo, la única respuesta consistente ante la incertidumbre que generan las nuevas tecnologías sobre el futuro, especialmente la inteligencia artificial, es alcanzar la “máxima adaptabilidad posible” y la “máxima capacidad tecnológica para enfrentar estos cambios, absorberlos, aprovecharlos y evitar los que no queremos”.
El autor fue recibido por la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, quien planteó que el tema del libro está en el corazón de la reflexión de futuro que ha emprendido el organismo regional de las Naciones Unidas. En el evento también participó Julio Sau, Gerente del Fondo de Cultura Económica, Mario Cimoli, Secretario Ejecutivo Adjunto de la CEPAL, y el Embajador de México en Chile, Rubén Beltrán, entre otros asistentes.
La CEPAL, explicó Bárcena, propone un gran impulso ambiental, el cual parte de la base de que hay tecnologías de frontera que nos pueden ayudar a desacoplar el crecimiento de las emisiones de carbono y a transformar la economía en favor del bienestar de la población y de la sostenibilidad ambiental.
“El libro te hace pensar en el sentido de urgencia de al menos entender de qué estamos hablando cuando hablamos de cambio tecnológico. No hay solamente retos y desafíos, también hay oportunidades”, señaló la máxima representante de la CEPAL. “El reto más grande de nuestra región es la baja productividad, que nos está frenando desde todo punto de vista, así como el hecho de que no hemos sido capaces de movernos hacia la innovación”, enfatizó.
Según López-Portillo, hay cuatro dinámicas que van a definir nuestro futuro en las próximas décadas: el cambio climático y la degradación ambiental; el envejecimiento poblacional; la persistente presencia de la guerra (que puede ser nuclear o cibernética), y, finalmente, el cambio tecnológico acelerado o exponencial y sus consecuencias sobre la desigualdad. “De estas cuatro dinámicas, el único que está verdaderamente en nuestras manos es el cambio tecnológico”, indicó.
Durante su presentación, el economista aseguró que “la CEPAL es y puede ser una de las fuerzas motrices más importantes para nuestra región. Necesitamos convocar, despertar el interés y el entendimiento de nuestros líderes, tanto políticos como privados, sobre los retos que vienen. Uno de los problemas que yo he percibido es que hay una distancia enorme entre los líderes políticos y empresariales y lo que puede ofrecer la tecnología. No hay un puente entre estos dos. Y ese puente solo instituciones como la CEPAL” pueden tenderlo, aseguró.
Uno de los temas más importantes a definir en la actualidad, dijo, es “cómo se van a socializar los beneficios de la tecnología”. Hasta ahora los Estados han tomado los riesgos para crear las condiciones para la investigación y el desarrollo de tecnología, tanto básica como aplicada, explicó. Socializar los beneficios de la tecnología “requiere un nuevo papel del Estado, uno que se reivindique del colapso y el descrédito que sufrió bajo ciertas formas de neoliberalismo extremo”, apuntó.
Por otra parte, “los procesos tecnológicos pueden representar una solución extraordinaria para nuestra región, pero también pueden tener el peor impacto sobre la desigualdad”, señaló, y agregó que “el peligro futuro de la desigualdad radica en el mecanismo mismo del cambio tecnológico exponencial, que necesariamente concentra el poder económico en unos cuantos”.
La respuesta social a esta concentración “puede llevar, además, a que los Estados se protejan buscando tener mayor control”, alertó. “Como lo han dicho varios, este siglo quizás será el siglo en que se luche entre la democracia liberal y el autoritarismo digital”, concluyó.